Por: Ignacio Carvajal
A las afueras de Pajaritos también se relata la historia de un joven de 20 años que hace dos meses se vino de Chiapas para buscar trabajo en Coatzacoalcos.
Durante varios días, la pasó literalmente viviendo de la limosna, de lo que pepenaba en las calles, pasando la noche en la vía pública y hoteles de quinta.
Se llama Víctor Hugo Cordero Cárdenas, de 20 años, de Flores Magón, Chiapas.
Su madre está inconsolable, hace apenas unos días le mandó unos centavos para la comida en la casa.
Habla español, pero poco, sin embargo, alcanza a explicar que su muchacho no aparece, ni en hospitales ni en la morgue. La última esperanza es hallarlo entre los restos y cadáveres que, dicen, hay regados aún al interior de la planta.
La familia que acompaña a la madre del joven desaparecido, por ratos le consuela y le recomiendan que deje de llorar, pues aún tiene otros hijos a los que puede apoyar. Ella, ataviada con sus ropas indígenas, se rehúsa a negar al hijo que parió.
También se suma a la lista de andamieros extraviados.
Sus familiares ya pasaron a ver varios cuerpos, pero ni uno ha correspondido al del chico de Chiapas.