Wilfrido Aniceto Vázquez, Mundo Nuevo, comerciante

Por: Ignacio Carvajal

«Una de las cosas que no voy a poder olvidar, el sonido de los coches, los trailer y los camiones tratando de salir del área».

«Después del estruendo, se oían los trancazos entre las unidades, cada uno quería ocupar un espacio en la carretera y no dejar centímetro para el otro».

«Yo vendo raspados, y al escuchar el golpeo y sentir la onda de calor, me  fui corriendo pues me encontraba a unos cuantos metros de donde fue el trancazo».

«Si se venía el fuego, no iba quedar nada de mí».

«Entonces, intenté cargar mi triciclo ya sin la mercancía, pues la onda de la explosión me la tiró, tomé el triciclo y casi lo arrastro para poder llegar a la braga y ponerme a salvo».

«Yo corría más que mi mujer, nos agarró juntos esto, y le decía que huyera, que hiciera un esfuerzo para ver de nuevo a nuestros hijos».

«Ella se puso a llorar, no podía contener las lágrimas».

«Finalmente cuando llegamos a la salida, no quedaba mucho de la mercancía, y nuestro triciclo estaba completamente dañado. Había montones de coches abandonados, camionetas chocadas y todo un caos».

«Tras, tras, y tras, golpe tras golpe, en el suelo aún quedan muchos restos de vidrios y de pedazos de coches chocados».