•Persigue Bermúdez a ONG
•Brutal acoso policiaco
•Coordinadora, en peligro
Por: Luis Velázquez
PASAMANOS: El secretario de Seguridad Pública y el Fiscal de Veracruz han descubierto una estrategia sicológica de primer nivel: causa mayor impacto social en la población tener policías stripperos que se encueren en el Día internacional de la mujer que tener policías aliados con los narcos.
Deja más, mucho más contratar a payasos como “El pipirín” para alegrar a la tropa que de pronto descubrir la alianza entre algún delegado de Seguridad Pública con los malandros.
Por eso, resulta inverosímil que con todo y los stripperos y los payasitos machistas, el general Arturo Bermúdez Zurita, protegido de Javier Duarte, esté acosando, intimidando, vejando y sembrando el horror y el terror en el corazón, las neuronas y el alma de la coordinadora de la ong “Colectivo Solecito de Veracruz” en la ciudad de Córdoba, hartos como estarán de su activismo social por la causa humanitaria más digna en el Veracruz sórdido y revuelto como son los desaparecidos.
El “Solecito” ha lanzado su advertencia a tiempo para, digamos, blindar a la señora Marcela Zurita Rosas y evitar que de pronto la sorprenda un ataque de caspa, que nadie desearía le pegara en estos días ni nunca.
En la versión del Colectivo, su coordinadora en Córdoba ha sufrido la siguiente guerra sucia:
Uno. “El acoso constante de la policía estatal”, la policía strippera del general de West Point, condecorado por la DEA, inmortalizado en un mural por un gendarme pintor.
Dos. “Patrullas de policías que van atrás ella en diferentes momentos” del día cuando se moviliza en la ciudad.
Tres. La toma “de fotos a su camioneta y sus placas”.
Cuatro. Patrullas estacionadas frente a su casa vigilándola, pero también, acosando, intimidando, sembrando el pánico y el caos.
Cinco. El hostigamiento a sus familiares.
Todo en conjunto, exponiendo la integridad de la señora Marcela Zurita Rosas y su familia.
Su único delito: clamar justicia por los desaparecidos de norte a sur y de este a oeste del territorio jarocho.
Un delito que por lo visto constituye de lesa humanidad en contra de las fuerzas policiacas del Veracruz duartista.
BALAUSTRADAS: Tal cual, advierte el Colectivo Solecito de Veracruz, coartan las garantías constitucionales de la señora Zurita.
El derecho a transitar con libertad en el territorio nacional.
El derecho a tener seguridad en su vida, “sin riesgos de policías atemorizantes”.
El derecho a su libertad.
El derecho a vivir en paz.
El derecho a soñar, como dice la rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara.
El derecho a reunirse con los demás y a exigir justicia ante la inseguridad y la violencia.
Por eso, la ONG responsabiliza “al gobierno del estado de cualquier acción en contra de la integridad de la compañera y de su familia”.
Y de paso, exigen al Fiscal General intervenga para “detener el hostigamiento” a una ciudadana más de Veracruz.
“La policía, dicen, está para salvaguardar las garantías individuales y ojalá y algún día (el duartismo) se entere de su función y abandonen está practica tan destructiva para la sociedad”.
La denuncia a tiempo y forma resulta indicativa, porque al llamado sexenio próspero le quedan 8 meses con 17 días y todavía siguen operando como si estuvieran en el primer año.
Peor tantito ahora cuando los expertos están seguros de que la violencia se ha recrudecido a partir de una realidad aplastante:
Los narcos habrían filtrado más, mucho más, a los mandos policiacos.
Ahí están, por ejemplo, la consignación de ocho policías acusados de desaparición forzada de los cinco jóvenes de Playa Vicente en Tierra Blanca.
Más los policías señalados de desaparición forzada del cantante de “La Voz México, Gibrán, por la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
ESCALERAS: De los funcionarios del gabinete legal y ampliado resulta notoria la protección que el góber tuitero mantiene ante el secretario de Seguridad Pública, como si de hecho y derecho fuera su favorito.
Bastaría referir que cinco años después Javier Duarte, JD, ha removido a todos los secretarios del gabinete, y en ocasiones, hasta cinco y seis veces, en tanto a Bermúdez lo sostiene a pesar de tanta inconformidad social y repudio popular en su contra.
Y más porque si hacia casi el final del viaje sexenal el duartismo ha salido ultra contra súper raspado por la inseguridad.
Claro, tampoco ha removido al secretario de Desarrollo Económico, pero, bueno, Érik Porres Blesa ni fu ni fa y a quien le vale, igual que a JD, el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre y la migración.
El talón de Aquiles está en los secuestrados, los desaparecidos, los asesinados y las fosas clandestinas, el río Blanco como cementerio flotante de los carteles, igual que los cañaverales y los pozos artesianos de agua dados de baja en la ruta Omealca-Tezonapa.
Ahora, resulta inverosímil que el aparato gubernamental se vaya encima con toda su fuerza policiaca de la coordinadora en Córdoba de la ONG “Solecito de Veracruz”, con el único objetivo de amedrentarla para desistir de su gran lucha social.
Nunca fue doblegada la señora Aracely Salcedo, madre de Fernanda Rubí, levantada en Orizaba en el mes de septiembre del año 2012.
Tampoco fue doblada la madre de Karime Alejandra, la niña de 5 años secuestrada, asesinada y sepultada en una fosa clandestina en Coatzacoalcos.
Menos fue doblegada la rectora de la Universidad Veracruzana, doctora Sara Ladrón de Guevara.
Tampoco será doblada la señora Marcela Zurita Rosas.
Los ideales, los principios y los valores, la libertad humana están por encima del acoso policiaco, al que Arturo Bermúdez recurre como un cobarde, agazapado a través de sus hordas en el uniforme y la patrulla policiaca.