domingo, noviembre 17, 2024

Expediente 2016

Honró a Veracruz rectora de UV

Luis Velázquez

La rectora de la Universidad Veracruzana, UV, se ha consolidado como la mujer, la académica y la política más importante y emblemática de Veracruz.

Ella simboliza a la mayoría de la población doliente, vejada y humillada por Javier Duarte y el gabinete legal del duartismo.

Nadie como ella representa con su voz todas las voces.

Además, mujer, académica y política íntegra, con su política educativa, ha mudado en una gran dirigente social, la lideresa moral y ética que la población necesita.

La voz que todos urgimos.

Su discurso el jueves 10 de marzo, el día de “la monumental marcha”, está lleno de significados.

El legítimo reclamo al góber tuitero para el pago de los 2 mil 70 millones de pesos a la UV se volvió una exigencia social.

La voz que ningún político se ha atrevido a pronunciar.

La Universidad soñada por José Vasconcelos, pero también por Javier Barrios Sierra.

La universidad pública al servicio de todos y cada uno de los habitantes del territorio jarocho.

El líder moral y social que Veracruz requiere en las horas sombrías, turbulentas y revolcadas que padecemos.

Una parte del discurso se concentra el sentir popular, el grito callejero de norte a sur y de este a oeste.

Javier Duarte y duartistas, “nos deben el derecho a soñar.

Nos deben la esperanza de un mejor futuro.

Nos deben la confianza en las instituciones.

Nos deben una juventud sin miedo.

Nos deben a los desaparecidos.

Nos deben la paz de los violentados y de sus familias.

Nos deben recursos que son obligaciones, porque no son de ustedes, pues fueron otorgados por el pueblo.

Nos deben los derechos de nuestros jubilados.

Nos deben las libertades y las capacidades críticas generadas por el conocimiento.

Nos deben mayor cobertura en la educación superior.

Nos deben mayor acceso a la educación de las clases desprotegidas.

Nos deben el respeto a la diversidad de etnias, de color, de género, de preferencia política o religiosa.

Nos deben la seguridad del cumplimiento de nuestras metas.

Nos deben la certeza de nuestros trabajos.

Nos deben los sueños de nuestros jóvenes”.

Luego de tal discurso incendiario, basado en los hechos reales, concretos y específicos que la población de Veracruz ha sufrido y padecido, a Javier Duarte solo queda renunciar por su propia voluntad a la gubernatura y desaparecer muchos, muchísimos años de la tierra jarocha.

Claro, si fuera un hombre digno…que se respeta a sí mismo y respeta a los suyos, pero más aún, si tuviera y conociera el significado de la dignidad.

GRANDEZA DE SARA LADRÓN DE GUEVARA

Gran discurso. Excepcional. Fuera de serie. Con toda la autoridad moral y ética y social y académica y política que rara y extraordinaria ocasión se concita en los políticos. Un discurso hijo de la reflexión. Y de la honestidad.

Su discurso recuerda, por ejemplo, a Carlos Alberto Madrazo, “El ciclón del sureste”, él mismito que muriera en un vuelo comercial de la Ciudad de México a la frontera norte, siempre se afirmó, como una respuesta del presidente Gustavo Díaz Ordaz a sus diferencias.

La deuda millonaria de JD a la UV relegada, incluso, en el discurso de la rectora a un segundo plano.

Por encima de la deuda aplastante, el derecho a soñar y el derecho a la esperanza y el derecho a la confianza social y el derecho a la paz que en su conjunto significa el peor atropello de JD a la población.

Nunca antes un jefe del Poder Ejecutivo, ni siquiera Patricio Chirinos Calero ni Agustín Silvestre Acosta Lagunes, alcanzaron tales dimensiones de satrapía.

Nunca antes un político en la más alta incandescencia de su vida pública como la rectora.

De la tragedia particular, la tragedia de la UV, a la tragedia social, la de todos los habitantes.

He ahí, entre otras, su grandeza, su altura de miras.

RESPETO Y ADMIRACIÓN A LA RECTORA

Hay dolor y sufrimiento en Veracruz porque JD y su gabinete legal y ampliado han zaherido a la población con muchos, demasiados agravios.

Los desaparecidos. Los secuestrados. Los asesinados. Las fosas clandestinas. El desorden administrativo. El caos financiero. La corrupción política. Los créditos millonarios. Las irregularidades detectadas por la Auditoría Superior de la Federación. El oscuro destino de los recursos estatales y federales. El enriquecimiento ilícito. Las ofensas.

Pero con todo, más terrible resulta el atropello a los derechos humanos.

Las pedradas a la dignidad humana.

El desánimo social.

Los vejámenes ante el pitorreo y la indolencia.

El valemadrismo.

Una elite priista a la que nunca, jamás, ha importado el destino social que oscila entre la pobreza y la miseria, el desempleo y el subempleo, los salarios de hambre y la migración, la inseguridad y la impunidad.

Todos ellos llegaron y/o parecen haber llegado para el saqueo de las arcas públicas.

Y lo peor, creyéndose paridos por los dioses, hijos de la soberbia.

Por eso, la grandeza social y moral de la rectora de la UV que encarnó en su discurso el sentir colectivo.

José Vasconcelos afirmaba que hay libros que se leen sentados y otros que se leen de pie.

La rectora siempre habrá de saludarse de pie y con un profundo, inalterable respeto y admiración.

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