•80 mil jarochos contra Javier Duarte
•”Monumental marcha por la UV
•El góber tuitero, burlón y socarrero
Por: Luis Velázquez
PASAMANOS: La última gran manifestación por la universidad pública que se recuerda (disculpas por el Alzheimer) es la del movimiento estudiantil del 68 con el doctor Javier Barrios Sierra, rector de la UNAM, ante el presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Fernando López Arias gobernaba Veracruz y la comunidad académica de la Universidad Veracruzana, UV, fue a la calle.
Entonces, en la víspera, López Arias llamó a los líderes estudiantiles al palacio y les advirtió que aplicaría la ley del garrote y la macana, de ser necesario.
Y el 2 de octubre la aplicó.
Muchos alumnos terminaron en las mazmorras de la dirección de Seguridad Pública, entre ellos, Roberto Bravo Garzón, quien luego sería rector de la UV, Rafael Arias Hernández, Juan José Rodríguez Pratts, el tabasqueño que estudiaba Leyes en la UV, y Marcela Prado Revueltas, entonces, y además, joven cronista en el Diario de Xalapa.
De allá a la fecha se han registrado marchas pacíficas de profesores, por ejemplo, aglutinados en la CNTE, más de 50 mil maestros en las calles y avenidas de Xalapa, que estremecieron a la elite duartista en el poder sexenal.
De López Arias a Javier Duarte, y según parece, ninguna otra marcha universitaria se ha dado.
Ni siquiera, vaya, cuando en el sexenio de Rafael Murillo Vidal, el subsecretario General de Gobierno, Manuel Carbonell de la Hoz, tenía en la nómina a líderes estudiantiles y a uno que otro alumno sobresaliente, y a quienes bien pudo manejar como “la gran cargada” para su candidatura priista a gobernador que con solo 8 palabras (“Yo como veracruzano no he votado por Carbonell”) se la tumbara Jesús Reyes Heroles, presidente del CEN del PRI.
Por eso, “la monumental marcha” que hoy organiza la UV de la doctora Sara Ladrón de Guevara expresa la sublevación de la comunidad académica (80 mil alumnos, profesores y burócratas) en contra de Javier Duarte, JD.
BALAUSTRADAS: Días de tensión y asombro como nunca antes se han vivido y padecido en Veracruz bajo la égida de la llamada generación próspera en el poder, próspera, claro, para ellos mismos, las elites.
Apenas la víspera, socarrero, burlón, hiriente, perdonavidas, mesiánico, petulante, creído, JD pidió a los reporteros de la fuente que por ningún concepto hicieran enojar a la rectora, pues de lo contrario, se iría con todo en contra de él.
Desde hace ratito ya se fue cuando el góber tuitero empezó con sus “tomaduras de pelo” sobre el pago de los 2 mil 70 millones de pesos de los subsidios estatal y federal que desvió, digamos, y con la mejor de las intenciones, a otros programas, a otras regiones, a otros bolsillos y/o al jineteo bursátil.
Ahora, más burlón que nunca, se inmola en la hoguera pública recordando que envió una iniciativa de ley para que a partir del próximo gobernador el subsidio a la UV sea, mínimo, del 3 por ciento cuando ahora es del 2.5 por ciento.
Pero en ningún momento habla de pagar el pendiente millonario a la máxima casa de estudios que la han orillado a suspender programas y proyectos y a una austeridad republicana más allá de lo normal, digamos, como si estuviera en tiempo de guerra y con la derrota encima.
JD habla del futuro y elude el presente.
Y, de paso, una vez más se pitorrea porque al momento el par de denuncias penales (una en la Agencia del Ministerio Público federal y otra en la Fiscalía) interpuesta por la rectora en ningún momento han caminado. Por el contrario, estarían archivadas.
Dueño de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y de las finanzas públicas y de los cuerpos policiacos y del partido en el poder y de una parte considerable de los medios, sigue haciendo escarnio de las personas y de las instituciones, como si apenas estuviera en el primer año del sexenio.
El tiempo, sin embargo, y por fortuna se ha ido y por delante solo le restan 8 meses con 21 días, descarrilado en el peor descrédito de la nación.
ESCALERAS: Por eso la marcha de la UV, la marcha pacífica, el grito callejero, las cartulinas y las lonas, resulta tonificante, para seguir luchando por una idea, un ideal, pero más aún, por la justicia, que también, y en el caso de la Universidad, significa el ejercicio pleno de la libertad y de la dignidad humana.
Por sus pistolas y su bipolaridad y su cólera y su rencor y odio creciente, JD ha hecho y deshecho con la UV, pero también con todos los actores sociales, económicos y académicos, etcétera, de Veracruz.
La carrera a la gubernatura le fue fácil. Le llegó cuando nunca lo esperaba. Y a distancia fue la peor decisión de Fidel Herrera en su vida, quizá, acaso, con toda la maldad del mundo para engrandecerse él mismo ante la población electoral, consciente y seguro como estaba de la identidad sicológica, siquiátrica y neurológica de JD.
De la luna de miel, digamos, con que JD inició el viaje sexenal dada su juventud, lo terminará en el descrédito, solo aplaudido por los bufones y los siervos que tanto lo halagan porque de igual manera “ordeñan la vaca”.
Nada más terrible para un político que la conciencia crítica, lúcida, serena y reflexiva de su pueblo, como en el caso la comunidad académica de la UV, que hoy se lanzará a la calle reclamando lo que en justicia le corresponde.
La vejez de un hombre, dice el libro de “La sabiduría” de la Biblia, en ningún momento significa llegar a viejo cumpliendo años, sino en la prudencia, el más alto galardón, y que un político adquiere pronto y expedito, porque lleva una vida intensa.
En el caso de JD, la biblia se equivocó. Ha gobernado Veracruz con los tambores de guerra por delante para imponer su ley.
Con la rectora de la UV “el tiro le salió por la culata”. Se le sublevó, honrando a todos.