sábado, diciembre 20, 2025

Escenarios

  • Los reporteros incómodos
  • Lucha por la transparencia
  • Secretarías más opacas

Luis Velázquez

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De los ocho mil reporteros que hay en Veracruz según el gobernador, y de los más de mil periódicos y revistas, y los más de 500 portales noticiosos, resulta paradójico que solo siete apuesten a cabildear información a través de la llamada transparencia y rendición de cuentas, por ejemplo, el Instituto de Acceso a la Información.

Se ignora si podría deberse a la inexistencia de una cultura periodística. Al desconocimiento del llamado periodismo de datos, tan de boga en Estados Unidos desde el siglo pasado. A un desencanto por la opacidad. A la práctica periodística del día a día. A la rutina. A que en sus medios solo importa los boletines.

Pero, bueno, los siete reporteros siguientes se levantan cada día a mirar el bosque en vez de detenerse en el árbol, y así, rastrear información hasta debajo de las piedras.

Ellos son, Fadia Moreno, Melissa Díaz, Norma Trujillo, Ignacio Carvajal, Noé Zavaleta, Jair García y Armando Ramos.

Quizá, claro, existan otros, y una disculpa si así fuera, que en ningún momento es la intención.

Pero en base a un seguimiento de los trabajos publicados en el periodismo impreso, ellos forman parte del Grupo de los 7, G7, que además de cumplir con la orden del día de los jefes de Información y Redacción y el director editorial, levantan la mira telescópica para nadar en las profundidades arenosas de la política, donde el funcionario público por lo regular tiende a ocultar la información, y más, mucho más, la riesgosa.

Así, sus lectores confiamos en otro tipo de periodismo como un testimonio inapelable de que hay vida, destellos, energía, ganas de vivir, trascendiendo más allá del tiempo efímero a quien cada uno ha correspondido vivir.

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De acuerdo con la experiencia de algunos de ellos, las secretarías del gabinete legal del duartismo más opacas, más resistentes a la transparencia, obsesionadas con ocultar información como si fuera secreto de Estado son Seguridad Pública de Arturo Bermúdez Zurita, Finanzas y Planeación de Antonio Gómez Pelegrín, Desarrollo Agropecuario de Ramón Ferrari Pardiño y la dirección de Comunicación Social de Octavio Pavón, que por cierto estrena oficinas en un edificio propiedad del titular de la SEDECO, Érik Porres Blesa, “El mátalas callando”, y quien según la fama pública incursiona en el mundo industrial con una fábrica de puros.

Desde luego, la mayoría de secretarías también viven la opacidad como un largo y extenso túnel sin una lucecita asomando en el horizonte, y tal cual han operado en los cinco años del duartismo, y como así la vida les ha funcionado de igual manera continúan.

Y más cuando el Instituto de Acceso a la Información es una dependencia más del duartismo, cuyo trabajo fundamental es blindar todo tipo de información incómoda ante los incrédulos y agnósticos ciudadanos y reporteros.

Por ejemplo, algunos de los siete reporteros han tramitada con un gran fracaso la siguiente información, digamos, ante la SSP de Arturo Bermúdez:

Una. Las razones del despido de los cuatro mil policías dados de baja en el transcurso del duartismo.

Dos. La lista descriptiva de los policías dados de baja en los últimos cinco años del llamado sexenio próspero por sus amistades peligrosas con los carteles.

Tres. La relación de los equipos y aparatos y armamento incautado en los retenes policiacos de norte a sur y de este a oeste.

Cuatro. La lista de las empresas particulares beneficiadas con la concesión de las maquinitas para las llamadas foto/multas.

Cinco. Y la lista de la ubicación en las ciudades más importantes de Veracruz de las camaritas para las foto/multas.

Así, la opacidad absoluta del secretario de Seguridad Pública, tan alborotado que anda con la candidatura priista a diputado local por el distrito de Xalapa; pero por la vía plurinominal, pues ante el hartazgo ciudadano en contra de la inseguridad y la impunidad (fuego cruzado, muertos, secuestrados, desaparecidos, extorsionados y fosas clandestinas), se trata de una derrota anunciada.

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Y, bueno, si ante las anteriores solicitudes de transparencia informativa, Arturo Bermúdez se ha resistido, más, mucho más bloqueará la solicitud para conocer las circunstancias del secuestro, desaparición y asesinato del agente de Tránsito y la escolta de él mismo y del gobernador.

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En contraparte, los reporteros indeseables sienten que las dependencias con voluntad democrático para transparentar sus acciones son, en primerísimo lugar, la Universidad Veracruzana de la doctora Sara Ladrón de Guevara, y en segundo, la Fiscalía General de Luis Ángel Bravo Contreras.

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El exceso de bloqueos burocráticos y de tantos candados inventados ha obligado a los siete reporteros incómodos a buscar salidas.

Una de ellas, por ejemplo, es la plataforma federal, de tal manera que lo negado aquí en Veracruz por el duartismo lo cabildean en el gobierno del altiplano en todos y cada uno de los casos donde el recurso federal se atraviesa.

Así, por ejemplo, cuando la secretaría de Salud de Veracruz negara la lista de los enfermos de cáncer fallecidos en el duartismo, en muchos casos, por negligencia, el desvío de recursos federales y/o el jineteo bursátil del erario, desatendiendo la infraestructura médica básica, la Secretaría de Salud federal aportó la información.

Es decir, asegura uno de los reporteros indeseables “damos la vuelta a la información”, y así, y además, entre todos se apoyan, orientan y reorientan.

Todos son jóvenes. De treinta años para abajo. Dueños de ideales, sueños, utopías, solidarios, algunos de los cuales, quizá todos, han perdido a sus amigos en el Veracruz sórdido de Arturo Bermúdez con la inseguridad y Bravo Contreras con la impunidad.

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