lunes, abril 28, 2025

Barandal

  • Desolación en el campo
  • Fracaso agropecuario
  • Del esplendor a la ruina

Luis Velázquez

PASAMANOS: En aquel tiempo del sueño y la esperanza, Mario Tejeda Tejeda, director de Agricultura de Javier Duarte, acuñó la siguiente frase bíblica:

“Sólo las carreteras y los caminos quedarán sin sembrar”.

Anunciaba así, según él, el sexenio de la prosperidad en el campo.

Pero el fin de semana siguiente, el sábado al mediodía, un ejidatario de Tlalixcoyan le invitó unos tamales de elote en su casa. Y luego de un cafecito de olla con una micha le pidió que dieran una vueltecita en los Llanos de Sotavento.

“Mira, con Agustín Acosta Lagunes, aquí se vivió el esplendor. Se llegaron a sembrar unas 15 mil hectáreas con hortalizas, sandía, pepino, melón. Es más, se producía para exportar. El ranchero más famoso era Rafael Lira Morelos” le reprochó el ejidatario.

“Entonces, acuérdate Mario, acuérdate, había crédito bancario para todos. Pero un día llegó el siguiente sexenio y todo se desplomó.

“El río Blanco se contaminó. Los peces empezaron a morir. El agua del río Blanco estaba infectada con plagas y los cultivos se cayeron. Lo peor, los bancos suspendieron el crédito”.

Y los llanos de Sotavento se llenaron de desolación. Por ejemplo, Tlalixcoyan tiene 53 ejidos e Ignacio de la Llave 32. Y la mayoría, mudaron de la siembra de hortalizas a la caña de azúcar, únicamente porque les decían que era el cultivo más generoso que solo se reproduce y genera millones de pesos.

Pero, al mismo tiempo, oh pobres ilusos, ignoraban que si un productor cañero tiene lejos el batey del ingenio más cercano, en automático pierde por culpa del flete.

Es más, en el fidelato, el góber fogoso y gozoso, ahora cónsul de México en Barcelona, donde vivirá como un sultán, ofreció a los ejidatarios y productores que construiría una planta de etanol en Nopaltepec, su pueblo, y que todavía siguen esperando.

Así, todo mundo dejó el cultivo de la gramínea y entraron en otro capítulo estelar, como es la siembra de zacate.

Es decir, del auge con las hortalizas a la locura de la caña de azúcar a la siembra del zacate.

BALAUSTRADAS: El resultado, reprochó el ejidatario al flamante director de Agricultura de Javier Duarte, está de los mil demonios: hay créditos, pero para construir viviendas.

De las 3,500 hectáreas que con Acosta Lagunes fueron sembradas con arroz, por ejemplo, nada queda.

Y si cada ejidatario posee entre seis hectáreas, como en Ignacio de la Llave, y veinte como en Tlalixcoyan, la mayoría están enmontadas, es decir, llenas de monte donde sólo profileran las víboras y las nauyacas que han salido huyendo de Nopaltepec.

Uno que otro tiene una vaquita, dos vaquitas, para ordeñar en el consumo casero.

Incluso, utilizan la leche para hacer suero como alimento para los cerdos que engordan y venderlos con la esperanza de un ingresito más.

De cada diez ejidatarios e hijos de ejidatarios, mínimo, cinco andan de migrantes en Estados Unido y en los campos agrícolas de la frontera norte, allá por el Valle de San Quintín donde los tienen confinados en haciendas porfiristas.

“Es una lástima, que el lunes y el martes y el miércoles y los otros días a las once de la mañana veas a un montón de jóvenes en el parque del pueblo tomando cerveza, pues ya se sabe, siempre hay dinero para chupar” dijo el ejidatario a Mario Tejeda.

Incluso, a veces por los llanos de Sotavento caminan los empleados de Financiera Rural, que sustituyera al Banrural, ofreciendo créditos para repoblar los hatos, y los ganaderos y los ejidatarios los mandan “a la chingada”, porque les piden como requisitos hasta el acta de defunción.

ESCALERAS: Así, reprochó el ejidatario al ex funcionario duartista, que en los llanos de Sotavento las familias estén viviendo del programa “70 y más” de la SEDESOL federal que cada mes regala mil pesos para comer.

Y, lo peor, impacta, angustia, duele, mirar las colas y colas de gente que se forma en la hilera.

Más aún, cuando “hay viejitos que los llevan a rastras para cobrar los 33 pesos diarios que la SEDESOL dispone” como parte de tal programa social.

Y, por tanto, y aun cuando se trata de un subsidio federal para los pobres y los miserables de Veracruz, cada uno hacen milagros para reproducir los 33 pesos como los peces y los panes.

El ejidatario refociló su esperanza cuando en el recorrido miraron el bachillerato Tecnológico Agropecuario que en Ignacio de la Llave tramitara César Uscanga cuando fue subsecretario de Educación con el presidente Luis Echeverría Álvarez que de algún paliativo ha servido para que los jóvenes partan de aquí a la educación superior.

Pero, al mismo tiempo, soñando con migrar a un nuevo destino ante la desolación en que el campo está atrapado y sin salida.

“Con tanta miseria aquí sólo quedan ganas de salir huyendo, pues de quedarse se corre el riesgo de enloquecer y de volverse un alcohólico” exclamó el ejidatario.

Los tamales de elote con carne de cochino le empezaron a carburar mal a Mario Tejeda.

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