lunes, noviembre 11, 2024

Malecón del Paseo

•Exposición pictórica en plaza comercial

•La gente pasa y mira sin detenerse

•Fallido sueño de un país de lectores

Luis Velázquez

14 de septiembre de 2019

ESCALERAS: En un pasillo de una plaza comercial en Boca del Río hay una exposición del pintor de Xalapa Antonio Caloca… Unas veces, otras exposiciones han estado en la planta baja… Y en el caso, en el piso superior… La galería artística en el pasillo sigue la regla comercial número uno, cuando dice que un negocio ha de ponerse en un lugar por donde pase la gente, y segundo, en un lugar por donde pase la gente, y tercero, en un lugar donde pase la gente…

PASAMANOS: La exposición incluye siete pinturas… Se llaman Ballena mamá, Xalapa, Fragilidad (una preciosa bailarina de ballet), Amigo soñador, Ilusión, Frida y Diente león… Las pinturas están en venta y sus precios oscilan entre 2 mil 600 a 3 mil 500 pesos… Una tarde compramos un café y nos sentamos por ahí, enfrente de la exposición, para contabilizar el número de peatones cruzando por ahí y deteniéndose un momento estelar para mirar y admirar al joven pintor de Xalapa…

CORREDORES: De las primeras diez personas que pasaron ninguna se detuvo… De las siguientes diez, una mujer, de bajita estatura, MORENA clara, guapa, apenas, apenitas miró de reojo y siguió caminando… De las siguientes diez, tampoco ninguna hizo un alto… Para entonces, el café ya se había terminado y solo quedaban los asientos y entonces nos fuimos a buscar a ver si allí había el puesto de una gitana para leer la suerte con los asientos… De entrada, está bien que el arte, digamos, se acerque a la población para, en primera instancia, despertar el interés por la cultura y las expresiones bellas de la vida… Y luego, claro, acariciar la posibilidad de la venta de la obra…

BALCONES: En el grueso de las familias está pegando muy duro la recesión… Millón de veces comprar un kilo de tomate, un kilo de pan, un kilo de huevos que una pintura… Y más si se considera que un solo cuadro vale más que el salario mínimo… Y aun cuando la estrategia para vender en un pasillo de la plaza comercial se antoja buena (“Veracruz, claro, se antoja” diría la secretaria de Turismo), falta mucho, demasiado, educar a la población para disfrutar de manera contemplativa un cuadro y tenerlo en alguna pared de la casa…

PASILLOS: Es el mismo caso fallido, por ejemplo, de la cruzada cívica para lograr un país de lectores donde todos lean, de igual manera que los ciudadanos de Europa que leen a la hora de la fila para tomar el autobús y en la fila para comprar el boleto para entrar al cine y en la lista de espera del consultorio médico y en el autobús y en el tren… Pero para alcanzar tales estadios superiores, la campaña de lectura ha de comenzar en la escuela primaria, pues el ciudadano común desearía saber el número de libros de cultura universal que un profe de educación básica lee en el transcurso de un año… Bastaría referir que ni siquiera, vaya, los académicos de la

Universidad Veracruzana leen unos 3, 4, 5 libros anuales… Y si los leen es un milagro y la excepción…

VENTANAS: Otro hecho resulta estimulante… En la última década en la ciudad de Veracruz han cerrado unas quince librerías… Incluso, desde filiales de Siglo XXI y Gandhi, dos de las más prestigiadas y sólidas del país… Y en contraparte, cada vez se multiplican, con todo y violencia, el número de bares, cantinas, antros, night club y casas de cita… Seguimos llevando, como decía Alfonso Reyes, el de la Cartilla Moral, con 50 años de atraso al banquete de la cultura y la civilización…

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