lunes, julio 7, 2025

Expediente

El señor JD y los suyos

Luis Velázquez 

El señor Javier Duarte (JD) se siente a la altura de Fidel Herrera Beltrán para imponer candidato a gobernador, cuando en el año 2010, habría de recordarse, el presidente de la república era un panista, y por tanto, cada mandatario priista se había vuelto un virrey en su tierra.

Ahora, sin embargo, hay un priista en Los Pinos, y por tanto, las últimas palabras con el nombre del nominado serán pronunciadas por Enrique Peña Nieto.

Resulta lógica que JD está construyendo la sucesión con quienes le son y/o siente que le son afines, entre ellos, los discípulos del góber fogoso, que el mundo político conoce de sobra, entre otras cositas, porque como dice el senador Héctor Yunes Landa, y también Pepe Yunes, tienen fama pública de ser ladrones y pillos, candidatos naturales a la cárcel.

Desde luego, también busca la impunidad consabida, y cuya resultante ha sido que los tres Yunes (Yunes Landa, Yunes Zorrilla y Yunes Linares) tengan conectividad atrás del mismo objetivo, y que es, justicia a secas, sin la gracia de que tanto hablaba Benito Juárez y que ha sido característica en el sexenio duartista.

El señor JD, por tanto, sabe y está consciente que los senadores priistas en ningún momento le inspiran confianza.

Pero también en ningún momento le agrada que los senadores mantengan su distancia crítica arremetiendo contra todo lo que huela a política duartista, cuyo objetivo fundamental está más allá del Plan Estatal de Desarrollo y que se ha concentrado en la disputa por la sucesión, lo que, bueno, resulta entendible, pues con un candidato a modo que ganara, JD se retiraría en paz el primero de diciembre del año 2016, sin la zozobra ni la incertidumbre de una denuncia penal en su contra, y/o en contra de los suyos.

El señor JD de igual manera sabe que a estas alturas significaría un milagro que alcanzara acuerdos y pactara con los senadores, a menos que el presidente del CEN del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, asestaran un manotazo y con diplomacia los convencieran de fumar la pipa de la paz con JD.

Por eso, el góber compró su caña de pescar y una cámara fotográfica para pescar adictos a la imposición de Alberto Silva en el PRI y al mismo tiempo tomar la fotografía para demostrar a la elite tricolor del altiplano que es un candidato de unidad.

CADA QUIEN SU LUCHITA

En los partidos políticos suele darse una reñida y atroz competencia partidista por los cargos públicos.

En el siglo pasado, tiempo aquel de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, por ejemplo, los pleitos solían arreglarse a balazos con la muerte de uno que otro protagonista, pues era la única forma de convencimiento.

Ahora existen muchas opciones, aun cuando nadie descarta el crimen como también el exilio y el destierro, y de paso, el ostracismo en el desempleo, archivados y arrumbados, cooptados por todos, pues según la cultura priista quien se mete con el presidente municipal, el gobernador y/o el presidente de la república en turno queda satanizado y todo mundo le cierra la puerta.

Tal cual, nadie considera que la campañita del señor Duarte en contra de los senadores priistas se trate de un asunto personal, sino por el contrario, y digamos, convocando el ejercicio democrático, la búsqueda natural del poder entre las cúpulas, grupos, grupitos, hordas y tribus.

Nunca, jamás, Pepe Yunes Zorrilla ni Héctor Yunes Landa formaron parte del fidelato ni tampoco del duartismo.

Incluso, quedó claro en el año 2010 cuando Fidel Herrrera se inclinó por Duarte para la sucesión y engañó al par de senadores con la candidatura.

Peor tantito, quedó más claro cuando Fidel Herrera gobernador, Pepe Yunes fue designado presidente del CDE del PRI y como llegara por otros caminos, el fogoso lo envió a la congeladora, a tal grado que en aquellos meses jamás se presentó en el búnker priista ni menos acompañó a Yunes Zorrilla a un evento.

Por eso, cada sacerdote en su capilla moviendo el tinglado en la disputa partidista con su experiencia, relaciones, contactos, recursos, amigos y solidarios, anexos y conexos.

Así, Duarte hace su luchita y Pepe y Héctor la suya, sin que ninguna parte pretenda descarrilar a la otra.

En todo caso, choque de trenes.

Por eso, la gran comelitona en la casa de Carlos Brito Gómez el sábado 17 en la mañana, y quien a los 84 años que tiene (se quita dos para aparecer más joven) abrió las puertas al primer círculo del poder sexenal, integrado, entre otros, por Érick Lagos, Adolfo Mota, Armando Adriano Fabre, Alfredo Ferrari y Flavino Ríos Alvarado, y el asesor foxista (“El señor presidente quiso decir”), exjesuita y exrevolucionario, Rubén Aguilar.

CADA QUIEN SUS TLATOANIS

El señor JD, dueño del día y de la noche en el cielo priista, se mueve con los suyos en Veracruz y cabildea con su asesor Enrique Jackson ante el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, su aval en Los Pinos.

En contraparte, Pepe Yunes tiene como andadera mayor a Luis Videgaray Caso y al secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade, ambos presidenciales.

Héctor Yunes se apoya en Manlio Fabio Beltrones, pero también en Alfredo del Mazo González, ex secretario de Energía con el presidente Miguel de la Madrid y jefe político del grupo Atlacomulco, del estado de México, pero más aún, tío del presidente Enrique Peña Nieto.

Con tales tlatoanis, las partes se mueven para quedarse con la candidatura a gobernador.

Se insiste: nada, se espera, es personal.

Se trata de una aguerrida y reñida lucha por el poder político, donde el millón de indígenas y los dos millones de campesinos y el 60 por ciento de la población en la pobreza y la pobreza extrema, y el millón y medio de paisanos que solo hacen una o dos comidas al día, y mal comidas, en ningún momento cuentan, pues no obstante que por el palacio han caminado 73 gobernadores, incluido Javier Duarte, en la tierra pródiga en recursos naturales como es Veracruz el más grave pendiente es la terrible y espantosa desigualdad social.

Y, por añadidura, los nuevos ricos que suelen aparecer en cada sexenio, llenos todos de impunidad, como bien lo confirma el ORFIS, Órgano de Simulación Fiscal, y la Comisión de Vigilancia del Congreso, buenos para la complicidad.

Publicidad




Otras noticias

Bitácora Política

Bitácora Política

Bitácora Política

Bitácora Política