domingo, septiembre 29, 2024

Malecón del Paseo

  • Veracruz, polarizado
  • Hostilidad desde el poder
  • Monólogo suple el diálogo

Luis Velázquez

EMBARCADERO: Nunca como hoy la elite política de Veracruz ha estado tan polarizada.

De hecho y derecho, se escribiría que desde el gobierno estatal la hostilidad ha tomado carta de adopción ante, digamos, una sociedad cada vez contestataria.

A partir de que las mujeres y hombres fueron secuestrados y desaparecidos, y en unos casos, asesinados hasta con el tiro de gracia no obstante el pago del rescate, la tierra jarocha empezó a fragmentarse y dividirse.

Luego, la impunidad se instaló y la hostilidad se intensificó en la medida que se agravaba el grito callejero.

Incluso, hubo un tiempo cuando el enemigo público número uno de Fidel Herrera y Javier Duarte, encabezó la marcha popular en Xalapa en una manifestación sin precedente, porque la violencia estaba llegando a los pudientes y la gente prestigiada, respetada y respetable, que ni la debía ni temía.

Entonces, ni hablar, lamentable, la hostilidad se tradujo en una leyenda bíblica cara y específica: “Estas conmigo o estás en contra mía”.

La prensa, por ejemplo, fue tomando partido de igual manera cuando Richard Nixon como presidente de Estados Unidos les pedía se definieran ante el caso Watergate, que por cierto terminara con su renuncia, ya reelecto.

Es más, algunos reporteros descubrieron que si en la calle existían varios carteles de malosos, en el palacio de gobierno de Xalapa estaba formado el cartel de reporteros para servir a modo al Jefe Máximo del Priismo.

Los quintacolumnistas aparecieron, primero, para validar en la línea ágata las acciones oficiales, y segundo, para rafaguear a los críticos, quienes solían cumplir con su obligación social y moral de contar la historia sórdida, turbulenta y revolcada de cada día al pie de la letra.

Tal cual, la escalada fue cuajando y un día todos miramos con asombro la división de clases entre los mismos compañeros del oficio, colegas de la vida, parientes de personas desaparecidas marchando en la ciudad.

ROMPEOLAS: Desde el poder político se agravó la respuesta social.

Por ejemplo, la ley Ampudia, que criminalizaba el derecho constitucional a protestar en las ciudades y carreteras bajo la advertencia de 20 años de cárcel que los diputados locales redujeron a cinco años.

La ley Bermúdez que pretendía supeditar a cualquier grupo marchista a solicitar el permiso con 6 horas de anticipación para que el secretario de Seguridad Pública firmara por escrito el oficio, siempre y cuando lo considera conveniente, y que por fortuna fue desechada.

En cambio, la ley Bermúdez, reproducida en el reglamento de Tránsito de prohibir las marchas asegún por el bienestar social.

Así, en vez de que el gobierno de Veracruz respondiera con el diálogo reviró con el monólogo, y en vez de convocar a un acuerdo, un arreglo, un intercambio de barajitas respondió con el tolete y la macana.

Que los maestros de la CNTE, por ejemplo, provocaron el enojo de la elite duartista por las marchas con más de 50 mil personas en Xalapa y 30 mil en el puerto jarocho, entonces, una madrugada fueron desalojados de un plantón frente a palacio a base de toletazos y macanazos, perros amaestrados, gases lacrimógenos y rafagueo de agua.

Que los indígenas de Soledad Atzompa caminaban a Xalapa fueron embargados por cien policías para obstruir la marcha, y aun cuando algunos secretarios bajaron a Fortín para el presunto diálogo acordaron una minuta incumplida siempre que obligó a una nueva caminata.

Que los familiares de los desaparecidos marchaban en Xalapa y el puerto jarocho entonces inventaban una reunión light, basada en el engaño, para solucionar los pendientes, nunca cumplidos.

Que los reporteros incómodos contaban las historias truculentas de las calles, entonces, hasta los amenazaban con la cárcel como fuera el caso del fotógrafo Félix Márquez satanizado por el general de West Point.

Un día, había trabajadores de la información exiliados a partir del miedo, la incertidumbre y la zozobra y hubo quienes, de plano, se cobijaron a la ley de protección de la secretaría de Gobernación de Miguel Ángel Osorio Chong.

Tal cual, la sociedad se polarizó más.

Y lo lamentable, alentada la fractura social desde adentro del poder, incapaz de convencer con hechos y resultados a partir del diálogo.

ASTILLEROS: En los últimos cuatro años con diez meses de gobierno, nada pudo cambiar el estilo personal de gobernar y ejercer el poder en la elite duartista.

Ni los mil 200 desaparecidos, de los cuales 144 son menores de edad.

Ni tampoco los 20 abogados ejecutados en el transcurso de los años.

Ni menos los 20 activistas asesinados.

Ni menos los 18 reporteros criminalizados.

Ni las fosas clandestinas que ubicaron a Veracruz en el tercer lugar nacional.

Ni los secuestros que luego de Tamaulipas y el estado de México perfilaron al duartismo en el tercer lugar nacional.

La población electoral, el contribuyente, el ciudadano, fueron declarados culpables por incrédulos y agnósticos, porque ninguno ama a Veracruz con el amor que el duartismo le expresa y profesa.

Una sociedad fragmentada, hostilizada, castigada, azotada, golpeada, espoleada, fustigada, vapuleada, acosada, perseguida, acorralada, atosigada, sitiada, encordada, todo, por contestataria.

Su pecado mortal fue creer que ningún ser humano viene al mundo para la esclavitud ni tampoco para la sumisión ni la humillación, sino para luchar todos los días por la felicidad, que sólo consiste en un montón de ratitos dichosos que se van guardando con los años para ser feliz en el recuerdo.

Una guerra, pues, contra el contribuyente y el ciudadano, hija de mentes retorcidas a las que nunca, jamás, les ha interesado la calidad de vida de cada familia y en cada pueblo.

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