sábado, noviembre 16, 2024

Escenarios

  • Se exilia fotógrafo
  • Miedo al miedo
  • Hasta luego, Félix Márquez

Luis Velázquez

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El fotógrafo Félix Márquez, corresponsal de Cuartoscuro y colaborador de Proceso, se ha exiliado de Veracruz.

Se ha refugiado en un país de América Latina.

La decisión la tomó en el velorio de su amigo y colega, Rubén Espinosa, asesinado en la colonia Narvarte, en la ciudad de México, al lado de la activista social, Nadia Vera, y tres mujeres más.

Partió por voluntad propia.

Temeroso de su vida, de igual manera como también caminaba cada día Rubén Espinosa.

Siente que así su vida estará garantizada. Nunca estuvo, sin embargo, la de Rubén.

Félix Márquez vivía en la incertidumbre y la zozobra desde que el secretario de Seguridad Pública, general Arturo Bermúdez Zurita, le amenazó con la cárcel por tomar las fotografías de unos guardias comunitarios en los Llanos de Sotavento y que según el funcionario era un fotomontaje.

Y más cuando luego del abrupto el general fue aclamado con honores por los Namikos, de la Comisión de Atención y Protección a Periodistas.

Y más después que, con ayuda de los Namikos, el general ofreció un súper desayuno a los medios en la Academia de Policía de El Lencero, donde regaló equipo tecnológico para los trabajadores de la información.

Y más cuando luego de 18 asesinatos de reporteros y fotógrafos todos están en la impunidad por más, mucho más que el gabinete policiaco y de justicia del llamado sexenio próspero de Veracruz alardee lo contrario.

Y más cuando siguen apareciendo fosas clandestinas, como la última, en una isleta de Alvarado, con nueve cadáveres, aún sin identificar.

En Veracruz, como el título de la novela de Edmundo Valadés, “la muerte tiene permiso”.

Y más cuando, según la Procuraduría General de la República, y la DEA, aquí están operando tres carteles: Los Zetas. Jalisco Nueva Generación y Del Golfo.

2

Félix Márquez sigue la tradición de sus antecesores.

Uno. Andrés Timoteo, corresponsal de La Jornada y columnista de Notiver, que se exilió en París, no obstante su entrañable amistad con la primera vocera del duartismo, María Georgina Domínguez, descubierta como la Juana de Arco del siglo XXI.

Dos. Miguel Ángel López, hijo de Milo Vela, y que a la muerte de su padre, su madre y su hermano, el 20 de junio, 2011, decidió exiliarse.

Tres. El monero Rafael Pineda, mejor conocido como Monero Rapé.

Y cuatro. Otros colegas más cuya identidad, por desgracia, y por ahora, se desconoce (una disculpa).

3

Desde el poder político dirán que nadie tenía amenazado de muerte a Félix Márquez, un chico menor de 25 años.

Cierto.

También dirán que la amenaza con la cárcel del titular de la SPP fue un abrupto.

Quizá.

Pero nada mejor que convocar al poeta español, León Felipe, cuando afirmaba que “el miedo al miedo es el peor de los miedos”.

Y, por tanto, cuando una persona siente y olfatea que la vida es adversa y los vientos que corren son desfavorables y nada inspira seguridad, entonces, el instinto se atraviesa y avisa que ene millón de veces preferible emprender la huida, el bajo perfil, desaparecer en el mundo, que esperar a que la muerte llegue de sorpresa.

Por eso mismo, Ricardo García Guzmán, contralor del gobierno de Veracruz, ex diputado local y ex presidente municipal de Pánuco (que ahora conocen como Pánico), ha dicho que en el norte de la tierra jarocha, mínimo, un 15 por ciento de la población pudiente ha migrado a otras entidades federativas, incluso, al extranjero.

El miedo al miedo…, a partir de los días sórdidos, turbulentos y revueltos.

Más todavía en el caso de un fotógrafo como Félix Márquez, tan lleno de ideas y de ideales, de principios y convicciones, de sueños y utopías.

4

La noche del velorio, ante el cadáver de su cuate Rubén Espinosa, Félix Márquez dialogó con varios colegas de la ciudad de México.

Y ahí, con el miedo metido desde el occipital hasta el metatarso, apostó al exilio, y eso que es cien por ciento casero, al lado de sus padres.

Félix pertenece a una nueva generación reporteril que más allá de la chamba en un medio local, apuesta, cierto, a una corresponsalía de un medio nacional, quizá, acaso, como camino a reportear en el Distrito Federal algún día, pero más aún, a trabajar para una agencia y/o un periódico extranjero.

Ellos miran siempre al bosque, sin detenerse en el árbol.

Son, pues, habitantes del mundo.

Pero, además, idealistas y soñadores.

Por ejemplo, cada vez que en algún destino de Veracruz se registraba un hecho informativo con trascendencia nacional, en automático tomaba sus ahorritos y se iba al encuentro de la noticia con otros fotógrafos y reporteros de la misma identidad.

Incuso, hasta se iban en caravana en el automóvil de algún colega, todos contribuyendo para la gasolina y las casetas y el hotel y las comidas.

La noticia como pasión de sus vidas.

Jóvenes, llenos de ideales.

Cuídese, don Félix, que todos quisiéramos que no sufra ni un ataque de caspa.

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