- Un sexenio indolente
- Sacan provecho de la pobreza
- Un Veracruz de pedigüeños
Luis Velázquez
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Hay cositas que resulta inverosímiles; pero, bueno, se han dado en el llamado sexenio próspero.
Por ejemplo:
A la generación política en el poder poco le ha importado pagar con cheques de hule a los pensionados del Instituto de Pensiones.
Tampoco les ha importado robar el subsidio de 833 pesos mensuales a 40 mil viejitos sin seguridad social inscritos en el DIF a quienes desde hace diez meses les han retenido el pago.
Menos les ha importado que los hospitales públicos, dependientes de la secretaría de Salud, estén sin material de curación, con los aparatos de Rayos X y de Tomografía descompuestos, con el laboratorio de hemodiálisis fuera de servicio y, en medio de la primavera ardiente, con el sistema de aire acondicionado inoperante.
Tampoco ha importado, dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica, que en las Jurisdicciones Sanitarias estén sin gasolina para que los trabajadores salgan en las camionetas oficiales a fumigar contra el dengue.
Y tan nada les importa es que cuando algunos burócratas de la secretaría de Salud protestaron los despidieron por atreverse a linchar en la hoguera pública las finanzas oficiales.
Más aún: no les ha importado que si antes, en el fidelato, por ejemplo, el servicio médico de la Universidad Veracruzana era de primer nivel, ahora la mayoría de médicos de prestigio han renunciado, primero, porque les redujeron el pago de consulta a la mitad, y segundo, porque demoran meses, hasta un año, en pagarles.
Pero, además, de la medicina original que antes les otorgaban ahora es medicina genérica.
También les importó un bledo que un montón de practicantes de la facultad de Medicina en el puerto jarocho se inconformaran por tantas deficiencias en el Hospital de Alta Especialidad.
Y más, mucho más que la Torre Pediátrica quedó inconclusa como un elefante blanco que luego, y a partir de tantos meses en proceso de construcción, derivó en Torre Geriátrica y ahora es refugio de pordioseros ante la complacencia, incluso, de los policías.
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De igual manera les ha valido que desde hace unos siete, ocho meses, les han retenido el pago de la beca de 500 pesos a cientos, miles de deportistas, muchos de ellos discapacitados.
Y que los estudiantes becados con 500 y mil pesos anden como pedigüeños llamando a las puertas cerradas de la secretaría de Finanzas y Planeación.
Y que los indígenas de Soledad Atzompa se lanzaron en un par de ocasiones a una caminata a Xalapa y detenidos en Fortín les ofrecieran, sin cumplir, las perlas de la virgen.
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Nunca antes en la historia política de Veracruz una administración sexenal alcanzó tales grados de desencanto y decepción.
Antes, por ejemplo, se escuchaba decir que alguna carretera, un puente, fue suspendido por falta de recursos.
Pero cuando, como hoy, ninguna obra pública trascendente en un municipio, en una región, ha existido en los últimos cuatro años con ocho meses y tres días, y de pronto, zas, roban sus pensiones a los viejitos, caray, de nada sirvió, entonces, el doctorado en Economía cursado, se afirma, en la Universidad Complutense, de España.
Y más porque el jefe máximo del priismo adquirió, además, el doctorado en finanzas en la subsecretaria y secretaría de Finanzas y Planeación; pero según parece, todo le pasó de noche.
Y/o, en el peor de los casos, sólo aprendió lo malo del fidelato.
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En contraparte, lo que el senador Pepe Yunes ha resumido en “el desorden administrativo, el caos financiero y la corrupción política”.
Pero, además, la fama pública de que los llamados Chamacos de la fidelidad, los discípulos del góber fogoso y gozoso, se han dedicado a meter la mano al cajón, con la complicidad total y absoluta del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, la Comisión de Vigilancia del Congreso y la Contraloría.
Tal cual, para todos ellos el ejercicio del poder se define en tres palabras, a saber, gobernar es robar.