lunes, septiembre 23, 2024

Expediente 2015

Un pez gordo a la cárcel

Luis Velázquez

Según el politólogo Carlos Ronzón Verónica, el gobernador de Veracruz es el más débil y frágil del país.

Ninguno ha sido tan linchado en la prensa de México, pero también del extranjero.

Incluso, ninguno ha caminado tanto en la pasarela mediática de los cinco continentes que hasta un premio Nobel de Literatura suscribió una carta al presidente Enrique Peña clamando justicia por los 18 reporteros y fotógrafos asesinados.

Pero mucho más por el crimen del fotógrafo Rubén Espinoza y la activista social, Nadia Vera.

Tan débil, dice el maestro, como en su tiempo lo fuera Andrés Grannier, exgobernador de Tabasco, quien cuando en las redes sociales alardeara que tenía 400 pantalones, mil camisas, 300 trajes y 400 pares de zapatos, significó la punta del iceberg de la corrupción política para que ahora viva, enfermo de una afición cardiaca, en el hospital de la cárcel de Tepepan, acusado de corrupción.

Tan frágil, incluso, como la profe Elba Esther Gordillo cuando soñó con tener más fuerza política y social que el presidente Enrique Peña Nieto y ahora reposa en la cárcel de Santa Martha Acatitla.

Y el góber jarocho es tan frágil porque, en primera instancia, carece de un grupo político fuerte en el altiplano.

Ni siquiera, vaya, se sabe, por ejemplo, y a excepción quizá de su homólogo de Quintana Roo, su clon Roberto Borge, que sea uña y carne de otros mandatarios como en su tiempo lo fueran Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines, Fernando Casas Alemán y Jorge Cerdán Lara, y Fernando López Arias y Marco Antonio Muñoz Turnbull.

Así, en la lógica del politólogo también egresado de la Complutense de España, el caso del góber de Veracruz se inserta en la mecánica de la ley anti/corrupción peñista que tendrá vigencia a partir del primero de enero del año 2016.

Y, por tanto, con “el desorden administrativo, el caos financiero y la corrupción política”, de la que habla el senador Pepe Yunes, y dado el infierno que se está viviendo y padeciendo en Veracruz (crímenes de reporteros, activistas sociales y abogados, más de mil ciudadanos asesinados, de los cuales 144 son niños, la deuda pública y las irregularidades de la Auditoría Superior de la Federación, más las cartas de protesta enviadas a Los Pinos), nada fácil sería, asegura Ronzón, que el góber jarocho esté en la mira presidencial para aplicar la ley anti/corrupción en toda su magnitud.

Según la prospectiva del politólogo, Los Pinos aplicarán el manotazo en Veracruz después de la elección de gobernador y diputados locales del año entrante.

Y/o, en todo caso, a partir del uno de diciembre del año 2016, cuando en el trono imperial y faraónico haya tomado posesión el sucesor.

Y es que la ley anti/corrupción sólo será creíble a partir de que caiga un pez gordo a la cárcel.

Y para Ronzón, el pez gordo es el góber de Veracruz.

“EL BRONCO” SE ADUEÑARÁ DE LA LEY ANTI/CORRUPCIÓN

Más todavía si se considera lo siguiente:

Ninguna duda existe de que por aquí Jaime “El bronco” Rodríguez tome posesión como gobernador de Nuevo León, su antecesor, Rodrigo Medina (todavía en funciones), su padre y su familia y sus amigos serán investigados.

Y si la auditoría demuestra que Rodrigo Medina y compañía metieron la mano al cajón, “El bronco” los enviará a prisión.

Y, bueno, si “El bronco” actúa así, le robaría la bandera anti/corrupción a Los Pinos y ni modo que Peña Nieto quede solo chiflando en la loma.

Necesitará, pues, sacrificar a un pez grande que en ningún caso será un secretario del gabinete legal de Felipe Calderón ni tampoco un funcionario de alto nivel del peñismo, sino, digamos, un gobernador para, además, estar a tono con “El bronco”.

Y es ahí donde entraría el góber de la Complutense.

EL MANOTAZO DE PEÑA NIETO

Carlos Ronzón recuerda, por ejemplo, cuando Miguel de la Madrid lanzara su renovación moral.

Entonces, se fue con todo a la yugular de llamando general de 5 estrellas, Arturo Durazo Moreno, el jefe de la policía del Distrito Federal, amigo de la infancia del presidente José López Portillo, quien tanto abuso de confianza y tráfico de influencias le permitiría cometer.

Sólo así, De la Madrid demostró con su manotazo que la llamada renovación moral iba en serio.

Y por tanto, Peña Nieto habrá de sustentar con hechos concretos y específicos su ley anti/corrupción.

Y si tal fuera, entonces, el presidente de la república, con tan baja popularidad en el país por la llamada Casa Blanca de “La gaviota”, entre otras cositas, se ganaría a la prensa internacional, que tanto lo ha vapuleado, mejor dicho, linchado… si aplicamos el término duartista.

Pero, además, la profecía del senador Pepe Yunes se cumpliría, pues en repetidas ocasiones ha expresado que si gana la candidatura priista y gana en las urnas, enviará a la cárcel a varios Chamacos de la fidelidad (empezando por Érick Lagos y Adolfo Mota), en tanto por ningún concepto se metería con el gobernador, porque el futuro del señor Javier Duarte “depende del presidente”.

Y el presidente, dice Ronzón, necesitará crucificar en la hoguera pública a una figura de peso y con peso político.

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