México, D.F.
¿Son migrantes, refugiados o clandestinos? ¿Puede hablarse de crisis migratoria ante la llegada a Europa de miles de hombres, mujeres y niños que huyen de las guerras, las persecuciones o la miseria en Oriente Medio o África? La elección de las palabras no es neutra.
Este fenómeno de desplazamiento ocupa la primera plana de los medios de información, y a los debates sobre las tragedias que acarrea se añade una polémica sobre la manera de nombrar a esas personas.
David Cameron, primer ministro británico, utilizó el mes pasado la palabra «enjambre» para hablar de los migrantes que tratan de llegar a Gran Bretaña a través del canal de la Mancha. La Oposición se lo reprochó ásperamente recalcando que «no son insectos».
La palabra «migrantes» se ha impuesto en el vocabulario de políticos y medios de prensa.
En Italia, Matteo Salvini, líder de la ultraderechista Liga del Norte, suele hablar de «clandestinos». La agencia de prensa polaca PAP opta por «migrantes ilegales», calificativo que evitan muchos medios de información, que optan por «migrantes sin papeles» o «irregulares» para no darles una connotación peyorativa o delictiva.
El debate fue avivado la semana pasada por un periodista del canal catarí Al Jazeera, que instó en un artículo en línea a no emplear la palabra «migrantes» sino la de «refugiados».
«El término genérico de ‘migrantes’ no es pertinente para describir los horrores que ocurren en el Mediterráneo», apuntó Barry Malone.
También, la palabra migrantes distancia y deshumaniza, afirmó.
En teoría, un migrante es una persona que se fue de su país para instalarse en otro, lo que puede incluir a un refugiado (según los criterios de la Convención de Ginebra) o a un solicitante de asilo.
«Pero la palabra ‘migrante’ transmite la idea de elección, y presenta el problema desde el ángulo de la gestión de flujos que deben controlarse», estima Eve Shahshahani, de la ONG Acat (Cristianos por la Abolición de la Tortura).
Ella prefiere la palabra «exiliado», porque ésta significa que no se ha tenido elección, sea por motivos económicos o políticos.