Estudiante de la Universidad Umeå (Suecia) de origen colombiano, Carlos Torres Tovar, creó una prótesis para niños con amputaciones de brazos, que se puede transformar en un creativo juguete, utilizando fichas de Lego. El proyecto, denominado IKO, busca la integración social de los niños que presenten discapacidades físicas.
La prótesis funciona como un brazo robótico armable que permite a los menores realizar actividades cotidianas, como tomar objetos y oprimir botones. Incluso, el sistema cuenta con un elemento especial que permite la interconexión de los diferentes módulos, mejorando su funcionamiento.
IKO dispone de sensores que facilitan los movimientos de los menores. Además, integra piezas desmontables para que puedan cambiar la apariencia de su prótesis con las fichas de juguete. De este modo, podrán convertir el brazo en una excavadora, una linterna o hasta en una nave espacial, explica Torres.
La prótesis fue desarrollada por el diseñador colombiano, en alianza con Lego Lab y la Fundación Centro Integral de Rehabilitación de Colombia (Cirec), con base en tres criterios: la habilitación de movimientos multidireccionales, fácil comprensión de conexión y el sentimiento funcional cuando se acciona.
El proyecto ganó el León de Oro en los premios Cannes Lions, en la categoría Product Design y, además, el grupo encargado del desarrollo de la prótesis obtuvo un León de plata en la categoría Pharma.
“En la fundación Cirec día a día trabajamos por innovar en las soluciones que le damos a nuestros pacientes; de ahí surgió la decisión de darle todo el apoyo a la iniciativa del diseñador de producto Carlos Arturo Torres, que parte de la realidad de la falta de prótesis diseñadas específicamente para niños”, aseguró Daniel Gómez, director ejecutivo de esta organización.
El proceso de desarrollo
Para el desarrollo de la prótesis se tuvo en cuenta el impacto psicológico que puede causar el aislamiento social en los niños que se encuentran en condición de discapacidad. Torres pensó en crear una prótesis totalmente diferente a las demás, que en lugar de generar prejuicios y miedos, lograra que todos pudieran compartir, aprender y crear mediante el juego.
Uno de los principales inconvenientes al momento de iniciar el proyecto, cuenta el diseñador, era encontrar un equilibrio entre las características lúdicas y funcionales de la prótesis. Sin embargo, agrega Torres, la idea principal era que los niños pudieran sentirse orgullosos al momento de usar el brazo y el sistema de compatibilidad con fichas de Lego fue clave para alcanzar este objetivo.
Para realizar las pruebas de funcionamiento del aparato, el creador viajó a Colombia y planeó dos encuentros en diferentes entornos: uno con la familia de un menor de ocho años y otro con otros niños que no presentaban ningún tipo de discapacidad. “Los resultados superaron mis expectativas”, aseguró.