Zapopan, Jalisco.
Hace 17 años, el doctor Alfonso Islas Rodríguez inició un proyecto para buscar antibióticos alternativos a la penicilina. En el curso de su protocolo, el investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG) analizó la piel de una especie de batracio —rana toro—, de la que determinó propiedades que derivaron en la creación de un antibiótico veterinario, patentado en diciembre pasado.
La marca comercial de este antibiótico es ranamicina, una sustancia que se obtiene a partir de la piel de la rana toro (Rana catesbeiana o Lithobates catesbeianus). El doctor Alfonso Islas detalla que este medicamento natural se utiliza para tratar la mastitis, una infección que afecta las ubres de las vacas, y puede llegar a curar el padecimiento en tan solo una semana.

El investigador del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) de la UdeG explica que desde inicios de 2000 empezó a estudiar las propiedades de la piel de la rana toro, especie que durante época de lluvias comúnmente habita en las inmediaciones de este campus universitario.
Los seres vivos contamos con una respuesta inmune innata que se manifiesta con tres métodos naturales que nos ayudan a eliminar los entes externos que buscan atacar nuestro cuerpo, explica el doctor Alfonso Islas, y este fue uno de los principios que buscó explorar para aplicarse en la elaboración de este compuesto antimicrobiano natural, detalla el investigador, doctor en ciencias biomédicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Principios naturales a nuestro favor
El investigador del CUCBA explica que los seres vivos cuentan con una respuesta inmune innata que incluye mecanismos de defensa, el primero llamado fagocitosis, que se observa cuando células de los organismos detectan un antígeno invasor y lo “tragan” para eliminarlo. Otro mecanismo son las reacciones químicas en cascada, que ocurren cuando se emiten sustancias que reaccionan y destruyen los organismos ajenos.
El último de los mecanismos que comenta el doctor Alfonso Islas es la síntesis de proteínas que realizan las células de todos los tejidos de los seres vivos. Esas sustancias son denominadas péptidos, que son antimicrobianos de origen completamente natural.
“Todos los seres vivos nos defendemos de esa manera, yo decidí estudiar la tercera: los péptidos naturales antimicrobianos y empecé con el modelo de la rana. La piel de este anfibio es rica en esa sustancia, tiene 23 péptidos, que son ‘antibióticos naturales’ con los que nos defendemos todos los seres vivos”, señala el investigador.

En la naturaleza, agrega el profesor universitario, hay registro de dos mil 600 péptidos naturales antimicrobianos en los seres vivos y cuentan con características que atacan a bacterias y microbios; en contraste, el doctor Alfonso Islas señala que los derivados de penicilina que se utilizan como antibióticos causan resistencia entre los microorganismos que son atacados.
“Los péptidos naturales antimicrobianos no causan resistencia. Nada mejor que algo que se ha probado por millones de años en la evolución de los seres vivos, y la selección natural darwiniana ha establecido que esos mecanismos naturales y eficientes no causan resistencia por una razón: rompen como una flecha la membrana de las bacterias, actúan de una manera muy ‘esencial’”.
En comparación con los productos derivados de la penicilina, este método “primitivo” rompe las membranas de los microbios al atacar por varios ángulos el agente invasor, lo que provoca que este muera al ser perforado por los péptidos, menciona el doctor del CUCBA.
Los péptidos para elaborar este producto se extraen de la piel de la rana, posteriormente se procesa y liofiliza; luego se le aplica agua y se coloca en una aguja veterinaria, listo para utilizarse en la ubre infectada de la vaca.
“Probamos en diferentes campos lecheros de los ranchos de la zona como alternativa a la penicilina, porque normalmente a la vaca que se infecta se le inflama la ubre y la retiran de la producción, son pérdidas; con nuestra alternativa natural la vaca no se retira, se trata la tetilla infectada, que suele ser una, pero las demás pueden seguir produciendo”.
Aunque la patente que le otorgaron a este producto solo permite su aplicación en vacas, el doctor Alfonso Islas señala que se pueden desarrollar más protocolos para que los péptidos puedan utilizarse en el tratamiento de infecciones en otros animales como los cerdos.
