martes, noviembre 11, 2025

Amistades y conocidos, principales reclutadores de niños para el crimen organizado

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MÉXICO.-Las malas condiciones económicas y la precariedad que imperan en zonas como Michoacán, Baja California, Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Jalisco, Sinaloa y Zacatecas llevan a los adolescentes a ser reclutados por la delincuencia organizada, señala un estudio realizado por Reinserta.

La organización dio a conocer el estudio “Guía de prevención del reclutamiento infantil” en el que habla de los factores que fomentan la integración de jóvenes al crimen organizado.
“En mi familia somos gente humilde, pero no nos falta nada”, relató Valente, un joven privado de su libertad relacionado con la delincuencia organizada.

Dentro del documento se puntualiza que no hay una cifra exacta de cuántas niñas, niños y adolescentes están siendo reclutados por el narcotráfico.

Sin embargo, las cifras más relevantes datan de 2011, cuando la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) mencionó que 35 mil niñas, niños y adolescentes estaban relacionados con grupos delictivos.

Para 2018, las autoridades mexicanas estimaron que alrededor de 460 mil cumplían algún rol dentro de estos grupos delictivos organizados.

Contexto: El estudio de Reinserta consideró a 23 jóvenes que se encuentran en centros de internamiento para adolescentes de Guerrero y Estado de México. Del total de entrevistas, se encontró que 19 jóvenes estaban relacionados con la delincuencia organizada.

Entre las conductas por las que más se detienen y procesan a los adolescentes se enlistan: homicidio, delitos contra la salud en cualquiera de sus modalidades, portación de arma, secuestro, extorsión, halconeo y tráfico de indocumentados.

Además, estas dos entidades de México son conocidas como “tierra caliente”, una zona que se caracteriza por la extrema violencia que enfrenta y por las condiciones de inseguridad.
“La edad promedio de involucramiento en la zona centro oscila entre los 11 y los 16 años, teniendo mayor incidencia en Guerrero a los 14 años y en Estado de México a los 13”, remarcaron.

Núcleo familiar fracturado
“Mi papá vivía cerca de mí, pero solo lo veía los sábados y los domingos; solo que los sábados se estaba preparando para irse a trabajar y los domingos estaba borracho”, contó Jaziel, joven entrevistado por Reinserta.

El análisis identificó que en esta zona hay una tendencia en que las familias se conforman por padre y madre; sin embargo, tiene más peso el rol de la madre.

“En todos los casos se observa poca presencia y participación del padre, que suele abandonar el hogar y/o el cuidado de las y los adolescentes cuando son pequeños”, señaló.

Además, se observó que los jóvenes vivían una constante violencia física y verbal que se ha normalizado.

“Me daban golpes, pero no tan severos; solo eran cachetadas o a veces con el puño, cinturonazos, así, pero no tan severos”, detalló Elías.

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A esto se suma que muchos de los entornos familiares contaban con alguna persona involucrada en la delincuencia y que muchos de los jóvenes vivieron la deserción escolar.

“Dejé la escuela porque ya no quise seguir estudiando; simplemente, yo dije que no me gustaba estudiar y la dejé”, contó Gerardo.

Consumo de drogas
Dentro de los entornos de estos jóvenes se encontró que muchos de ellos iniciaron con el consumo de drogas entre los 10 y 15 años, lo cual es relevante porque “es un factor de riesgo para llevar a cabo conductas violentas e involucrarse con grupos delictivos organizados”.

“Empecé a consumir marihuana a los diez años, luego el perico y el cristal a los catorce. Para los quince años ya me metía LSD y peyote; ya los ácidos a los dieciséis o diecisiete años”, contó Juan.

Violencia e ingreso a la delincuencia organizada
De los casos recopilados por Reinserta se encontró que los primeros delitos cometidos son realizados en grupos de jóvenes y de alto impacto, como lo son el homicidio, secuestro, extorsión, venta de drogas, siembra de drogas y robo.

Además, muchos de ellos no tienen un antecedente de haber sido detenidos, por lo cual “las amistades y los conocidos fungen como principales reclutadores”.

“Misma gente que conocía se fue metiendo a ese ambiente, se hicieron pesados y ellos me fueron jalando”, señaló Valente.
Las principales razones por las que se unen a la delincuencia organizada en estas dos entidades son el dinero, ropa, celulares y automóviles; droga; comida; casa; protección y seguridad.

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