El mexicano Isaac del Toro ganó el Tour de Austria. Durante cuatro días trabajó con inteligencia y esa potencia que ha causado sensación, pero sobre todo estuvo bien resguardado por su equipo UAE Emirates. En la quinta y última etapa de esta vuelta, no necesitó desbocarse porque la ventaja ya era difícil de remontar por sus rivales. El bajacaliforniano aprovechó su condición de líder y no tuvo que exigir su máximo sacrificio.
Del Toro, de 21 años, entró en el lugar 19 en esta etapa, la primera que le lograron arrebatar a UAE, pero nadie lo derribó del liderato de la clasificación general. Tres etapas ganadas y la administración impecable que le dieron al final 29 segundos de ventaja sobre su más cercano perseguidor, el irlandés Ryan Archie, que quedó segundo y 47 segundos sobre su compañero, el polaco Rafal Majka, que fue tercero.
La última etapa la ganó el luxemburgués Bob Jungels, de INEOS, por fin logró quitarle un triunfo a UAE que había dominado en los cuatro días previos.
El luxemburgués estalló como un cometa cuya estela, el resto pelotón, se alejaba a veces a una distancia escandalosa. El pedalista demostró una capacidad descomunal para una vuelta que cumplía cinco días y ayer exigió resistencia y concentración extrema. En 144 kilómetros, que partió y volvió en la medieval ciudad de Feldkirch, ascendieron y descendieron por tres puertos de montaña, uno de segunda categoría y otro de primera que exigieron el mayor esfuerzo que demanda uno de los deportes que más castiga a sus participantes.
La fuga dejó en el camino al italiano Luca Vergallito que sólo pudo seguir unos pocos kilómetros el paso endemoniado de Jungels; poco a poco el luxemburgués marchaba solo, sin sombra alguna. De pronto marcaba 2 minutos y medio de distancia respecto al pelotón y más adelante fueron tres minutos.
Vergallito pronto reventó y sólo pudo continuar un tramo más con el fugado en la mira, pero ya sin posibilidad alguna de pisarle la rueda.
Del Toro marchaba en una operación de ciclismo estratégico y táctico, bien resguardado por sus gregarios, los soldados de UAE cuidaban una posición con la certidumbre de que era difícil que les arrebataran el liderato general del mexicano y el protagonismo del equipo de los Emiratos. No parecían desesperados por ganar la última etapa, sino de mantener lo ganado en los cuatro días previos. El joven de Ensenada no necesitaba castigarse más, ¿para qué?, las tres victorias y el manejo preciso de su equipo le permitieron guardarse para el cierre de la Vuelta de Austria.