sábado, junio 14, 2025

La diversidad no cabe en la prórroga

Por Esmeralda Ixtla Domínguez

XALAPA.-Mientras en México se perfilan cambios históricos, como el arribo del primer ministro indígena a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y rumores de que, por fin, una mujer indígena podría presidir el Tribunal Superior de Justicia en Veracruz, la Universidad Veracruzana decide mirar para otro lado.

Aquí, en el estado de los contrastes, donde la autonomía universitaria se presume como baluarte, la máxima casa de estudios le da la espalda a los pueblos originarios, cancela programas con enfoque intercultural, y ahora, con todo el decoro burocrático, busca extender el mandato de su rector como si nada pasara.

La UVI (Universidad Veracruzana Intercultural), que nació como un intento de atender lo que manda el Artículo 2º de la Constitución en materia de derechos indígenas, está siendo desmantelada. Poco a poco y silenciosamente, primero fueron los recortes, luego el olvido y por último la eliminación de carreras enteras sin consulta ni explicación.

En Xalapa, la sede de la UVI ni siquiera tiene edificio propio, los estudiantes se las arreglan como pueden, en condiciones que son un insulto a cualquier discurso sobre justicia social. ¿Y qué hace el rector? Nada, o peor, avanza en la extinción de espacios incómodos, mientras mantiene su retórica progresista.

Y ahora, nos presentan una prórroga disfrazada de legalidad. En videos cuidadosamente editados y difundidos por los canales oficiales, se habla de “consulta”, de “diálogo”, de “escuchar a la comunidad”. Pero lo que no se dice, es que las prórrogas no se otorgan con consultas, ni con micrositios bonitos, sino con procedimientos jurídicos claros.

Así que no estamos ante una consulta abierta, sino ante un montaje administrativo que busca legitimar una decisión tomada desde antes. Un ensayo de gobernanza fingida para encubrir una prórroga que no tiene sustento normativo, pero sí interés político.

La comunidad académica y estudiantil ha denunciado y protestado, pero en cambio ha recibido silencio.

Y mientras tanto, la UV pide tiempo extra, solicita una prórroga con el argumento de “dar continuidad” a un proyecto que ni siquiera ha podido garantizarle a los pueblos indígenas lo más básico: respeto.

En un país donde los pueblos originarios todavía luchan por hablar su lengua sin ser criminalizados, donde sus territorios siguen siendo despojados, y donde su acceso a la educación superior es la excepción y no la regla, la UVI debería ser una bandera, no una carga presupuestal.

El gran perdedor o ganador será la Junta de Gobierno, son ellas y ellos quienes decidirán si están a la altura del momento histórico o si se convierten en cómplices de un retroceso institucional.

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