El presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, anunció que se está preparando una legislación que prohíba el cultivo de maíz transgénico en México y, al mismo tiempo, impulse la producción nacional, promoviendo su diversificación.
Monreal destacó que la defensa del maíz nativo se enmarca dentro de la lucha por preservar la diversidad biológica y cultural del país frente a los modelos agroindustriales de producción masiva.
“Es nuestro derecho tomar decisiones soberanas en materia de alimentación y agricultura. La prohibición del maíz transgénico no solo protege nuestra biodiversidad y salud, sino que también fortalece la producción nacional, apoya a los productores nacionales, fomenta la diversificación y reduce la dependencia de las importaciones”, explicó.
El también coordinador del grupo parlamentario de Morena agregó que se está trabajando en una iniciativa de reforma constitucional al respecto. “Esta iniciativa podría ser presentada por la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, como iniciadora de leyes, o por los propios legisladores. Sin embargo, lo que nos une es un propósito común: el maíz, porque ‘sin maíz, no hay país’”, subrayó.
En su artículo titulado “Frente al maíz transgénico, soberanía alimentaria y biodiversidad”, Monreal Ávila analiza que la controversia sobre el maíz transgénico ha puesto en evidencia la compleja intersección entre comercio internacional, soberanía alimentaria y protección de la biodiversidad. Esto a raíz del fallo del panel del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que impide a México prohibir la importación de maíz transgénico estadounidense, generando un intenso debate en el país.
Explicó que este fallo se originó a partir de un decreto del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que buscaba, entre otras cosas, la prohibición del uso de maíz transgénico en masa y tortillas, e instruía a diversas agencias gubernamentales mexicanas a eliminar gradualmente su uso en la alimentación humana. El decreto regulaba, además, el uso del glifosato y de las semillas y granos de maíz genéticamente modificados.
Monreal Ávila explicó que el argumento del Gobierno mexicano para vetar estos productos se basó en la amenaza que representa el polen transgénico para la biodiversidad del maíz nativo y los riesgos del glifosato, herbicida comúnmente utilizado en el cultivo de maíz transgénico. Investigaciones científicas han alertado sobre los efectos nocivos del glifosato en la salud humana, el medioambiente y la biodiversidad, y ha sido identificado como probable carcinógeno para los seres humanos.
Sin embargo, Estados Unidos, a través de la Oficina del Representante Comercial (USTR), argumentó que estas medidas violaban el T-MEC, afectando el comercio bilateral y restringiendo el acceso de sus productos al mercado mexicano. Como resultado, el panel falló a favor de Estados Unidos, considerando que las medidas de México carecían de fundamento científico suficiente y no se basaban en una evaluación de riesgos adecuada.
Ante esto, el Gobierno Federal, mediante un comunicado, expresó su desacuerdo con la decisión del panel, aunque se comprometió a respetar la determinación, buscando defender los derechos de todos los mexicanos y reafirmando su compromiso con la protección de la salud, el medioambiente y la biodiversidad.
“Es innegable que, mientras que para Estados Unidos el conflicto tiene una dimensión claramente comercial, para México se trata de proteger nuestra soberanía alimentaria y el patrimonio biocultural de la nación”, agregó.
Por ello, Monreal aseguró que la Cámara de Diputados actuará en consecuencia en cuanto a la legislación constitucional y secundaria. “Debemos centrarnos en prohibir la siembra y el cultivo de maíz transgénico, dada la amenaza que representa para la biodiversidad del país y la salud de la población”, subrayó.
Además, relató que la presidenta Claudia Sheinbaum se ha comprometido a impulsar la prohibición del cultivo de maíz transgénico en México y ha reiterado que existe una obligación constitucional de garantizar que el maíz blanco sembrado en el país no sea transgénico. “Esa es la mejor defensa que tenemos para la conservación de la biodiversidad y la salud”, concluyó.