El Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó que la economía de América Latina y el Caribe se desacelerará en 2024, al crecer 2.1% en 2024, después del incremento de 2.2% en 2023; no obstante, prevé una aceleración en 2025, con un aumento de 2.5%; por países, estima un mejor desempeño en Brasil que en México. De acuerdo con las “Perspectivas de la Economía Mundial, octubre 2024”, en México, una de las mayores economías de la región, se proyecta un crecimiento de 1.5% en 2024, como consecuencia del debilitamiento de la demanda interna por el ajuste de la política monetaria.
Para 2025, el FMI estima una mayor desaceleración, con un crecimiento de 1.3%, derivado de una postura fiscal más restrictiva.
En Brasil, la otra mayor economía de la región, el organismo proyecta un crecimiento de 3% en 2024 y de 2.2% en 2025. Se trata de una revisión al alza de 0.9 puntos porcentuales para 2024, en comparación con las proyecciones de julio de 2024 , debido al mayor consumo privado y la inversión en el primer semestre del año como resultado de un mercado laboral ajustado, transferencias gubernamentales y menores perturbaciones de lo previsto por las inundaciones.
Sin embargo, con la política monetaria aún restrictiva y el enfriamiento previsto del mercado laboral, se espera que en Brasil el crecimiento se modere en 2025, pero aún así, la tasa de crecimiento de 2.2% será más alta que al de México (1.3%).
Economía mundial
Para la economía mundial, el FMI espera que el crecimiento se mantenga prácticamente estable, en niveles de 3.2% tanto en 2024, como en 2025, pero advirtió que algunas economías de bajos ingresos y en desarrollo han experimentado importantes revisiones a la baja del crecimiento, vinculadas a la intensificación de los conflictos.
Estados Unidos
En el caso de Estados Unidos, la mayor economía del mundo y principal socio comercial de México, el crecimiento proyectado para 2024 se revisó al alza hasta 2.8%, 0.2 puntos porcentuales más que el pronóstico de julio, debido a resultados más sólidos en consumo e inversión no residencial.
El FMI explicó que la resiliencia del consumo se debe en gran medida a fuertes aumentos de los salarios reales (especialmente entre los hogares de menores ingresos) y a los efectos de la riqueza; no obstante, se prevé que el crecimiento se desacelere hasta 2.2% en 2025, a medida que se endurezca gradualmente la política fiscal y el enfriamiento del mercado laboral debilite el consumo.