Mencionaron que visitaron diversas locaciones para llevar a cabo la producción, entre ellas, Puerto Peñasco, San Carlos y la Isla Tiburón, la cual pertenece al pueblo indígena Seri.

Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas durante la grabación de la película, pues Adrián Uribe confesó que tuvieron que pedir permiso especial para poder acceder a la Isla Tiburón debido a que es territorio Seri, por lo que su líder se enfrentó al productor Jorge Aragón para llegar al acuerdo.

«De repente llegan, el jefe de gobierno de los Seris, y trae su arma grande y toda la cosa, y dice: ‘a ver, vengan para acá ¿a quién le pidió permiso?, hínquese», comentó el actor.

Posteriormente, ambos revelaron que otros «cuates» se le acercaron a la producción para cuestionarlos sobre quiénes les habían dando permiso para grabar ahí, por lo que Consuelo confesó que tuvieron que pagar «derecho a piso» a los delincuentes que manejan la plaza del lugar.