viernes, abril 19, 2024

COSAS DE MI PUEBLO

NOVATADAS

Parte III

j. cruzsantes

  ¿Me sigue?

  Una vez pasado el trago del anfiteatro y sus muertos que en clases utilizamos para estudiar anatomía, nos preguntaron si deseábamos tomar un coco bien frio, a lo que la respuesta de sí o no, poco importaba. A güevo había que tomar el agua de coco en su envase original, que por lo demás estaba limpia. El único inconveniente era que el popote era el radio, un hueso del antebrazo por el que había que chupar.

Las novatadas se prolongaban por tres meses. Durante ese tiempo ya no se repetían el corte de pelo ni las declaraciones amorosas ni las invitadas a los cocteles ni el coco frio con popote de hueso humano. Solamente noche a noche a la hora de la última clase nos llovían globos llenos de agua que nos ensopaban irremediablemente sin importarle a los que nos peloneaban que usáramos como escudo al Maestro. En este caso al insigne Maestro Arnulfo Cervantes que nos enseñaba laboratorio de fisiología humana.

Pero la novatada más espectacular que no faltaba desde el primer día de aceptación hasta el último, cuando solemnemente se declaraban clausuradas las novatadas, era el “Culódromo”.

Como si de un circo romano se tratara, se congregaban todos cuantos cupieran en el largo pasillo del anfiteatro, unos veinte metros libres, en el que se trazaban dos líneas, una de salida y otra de meta. En la línea de partida se colocaban a equidistancia cinco monedas de antiguos veintes. Aquéllos de bronce con la pirámide de Teotihuacán y el gorro frigio, símbolo universal de libertad, por cierto, usado en banderas, escudos y monedas del mundo.

Sentados sobre su veinte, cada uno de los pelones afortunados tenía que arrastrar la moneda con las nalgas hasta la meta. Había que salir y llegar sin

importar el tiempo de recorrido que para el caso las porras y los ánimos estaban encendidos y si el pantalón se rompía, no importaba, la carrera tenía que continuar porque el premio, supongo que el beso de una hermosa condiscípula, era magnífica recompensa. Otros, como en el hipódromo hacían sus apuestas en metálico que desde luego no compartían con el ganador.

Pero por increíble que parezca a mí no me tocó esta novatada. Lo juro para que me crean.

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