Hueyapan de Ocampo.-Nunca voy a agradecer lo suficiente a esos forjadores de vida, a esos seres que ceden su tiempo y esfuerzo en la formación no solo de estudiantes, sino de seres humanos.
No existen palabras ni acciones suficientes que les puedan hacer justicia a tan loable y hermosa labor.
Atravesamos tiempos difíciles, pero no por eso dejamos de reconocer el valor de nuestros docentes.
Por eso y por qué la gratitud es perenne hacia ustedes.
¡muchísima felicidades queridos maestros!
¡Un abrazo bien fuerte a todos nuestros segundos padres!
¡Dios los bendiga y los premie siempre por su amor y su entrega hacia nosotros!
¡Enhorabuena!