jueves, abril 25, 2024

Columnas Luis Velázquez

Escenarios

•Leer la Biblia

•Ateos arrepentidos

•Purificar la nación

Luis Velázquez

27 de marzo de 2020

UNO. Leer la Biblia

Ahora cuando AMLO predica desde el púlpito nacional y a cada rato convoca algunos de los mandamientos de la ley de Dios (“No mentir, no robar, no matar”), y cuando los evangélicos reparten la Cartilla Moral y también predican, la lectura de la Biblia está en la cancha pública.

Y más, luego de que el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra dice que AMLO “tiene mucho parecido con Dios”.

Y más, después de que en una posada navideña en la Ciudad de México se presentó cargando un Niño Dios… con la cara de AMLO.

DOS. Lectura imprescindible de grandes escritores

Por ejemplo, en la lectura de la Biblia hay cosas inverosímiles.

Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Carlos Monsiváis aseguraban que leían la Biblia una vez cada año.

El escritor norteamericano, Francis Scott Fitzgerald, también leía los Evangelios, incluso, en sus cuentas y novelas cita frases imborrables, memorables y citables, digamos, como sostén argumentativo.

León Tolstói, el más grande escritor de cientos de años, tenía la Biblia como su libro de cabecera y todas las mañanas y noches la leía.

Su vida fue cien por ciento religiosa, casi casi como un monje.

En contraparte, su discípulo amado, Antón Chéjov, era ateo.

TRES. Ateos arrepentidos

Napoleón Bonaparte, Oscar Wilde y José Vasconcelos fueron ateos toda su vida.

En el caso de Vasconcelos, el maestro de América, el hijo de Oaxaca que llegara a la rectoría de la UNAM y la secretaría de Educación Pública con el presidente Álvaro Obregón, en el lecho de muerte pidió un sacerdote para confesarse.

Es más, el último libro de Vasconcelos se llama “Lámpara votiva” y significa un regreso a la iglesia católica y a la certidumbre de que Dios existe.

CUATRO. Gran libro de crónicas

Carlos Fuentes, García Márquez y Monsiváis leían la Biblia, pero advertían que se trataba del libro de crónicas y reportajes periodísticos más fabuloso y extraordinario escrito en la historia de la humanidad.

Y leían tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, escrito con la técnica literaria más efectiva como es contar los hechos con parábolas.

Y por eso mismo, el trío de escritores la leía, digamos, para refrescar su técnica, aun cuando en el caso de Scott Fitzgerald servía para apuntalar textos.

CINCO. Cada quien su Dios

La universalidad de la Biblia puede calibrarse a partir de que constituye el libro más leído en la historia de la humanidad, más, mucho más, por ejemplo que El Quijote o “Guerra y paz” de Dostoyevski o las canciones de Los Beatles.

En Estados Unidos, por ejemplo, los hoteles tienen en sus habitaciones un ejemplar. Y si es una Biblia de los católicos, evangélicos o protestantes, es otro cantar.

Dios, incluso, el Ser Superior, tiene un montón de nombres para llamarle. Y en todo caso, cada quien su Dios.

SEIS. Purificar la república

De AMLO se afirma que es cristiano evangélico. Y desde que era niño, cuando estuvo a punto de ahogarse en un río de Tabasco y fue rescatado de una poza, estuvo seguro de que tenía una misión en la vida y que ahora está cumpliendo a partir, entre otras cositas, de su legítima obsesiva obsesión de purificar la vida pública, y por añadidura, para que la población se ame.

Por eso, su prédica de una política de abracitos y besitos para humanizar el país.

Solo falta que los evangélicos, además de repartir la Cartilla Moral, aprovechen el viaje para predicar en corto y hasta obsequiando un ejemplar de la Biblia.

Expediente 2020

Narcos en Veracruz

Luis Velázquez

27 de marzo de 2020

Veracruz está lleno de narcos. Y como dijera AMLO, bienvenidos, porque “también son seres humanos”…, aun cuando decapiten mujeres y cuelguen cadáveres de puentes y árboles, pues total, así fue en la guerra de Independencia.

Nadie sabe muy bien de qué viven. Pero la mitad de la población y la otra mitad sabe, está consciente, segura, de que el negocio de las drogas, el secuestro, la prostitución, la migración, el huachicoleo, el cobro de piso, etcétera, les dan para vivir.

Cierto, “muchos de ellos viven espléndidamente” (Ernest Hemingway, crónicas desde París).

Desde hace 27 años, cuando el salinista Patricio Chirinos Calero gobernaba están aquí. Incluso, y aun cuando muchos quizá sean originarios de otras entidades federativas, de acuerdo con la reforma a la Constitución local aplicada por Javier Duarte, son ya, ya, ya, jarochos, y hasta podrían aspirar a una presidencia municipal o diputación local o federal el año entrante como Pablo Escobar Gaviria en Colombia.

Pocos, excepcionales, por ejemplo, sus barbies, sabrán el restaurante, el café y/o la cantina preferida de ellos, los jefes y subjefes, sicarios y pistoleros, halcones, etcétera.

Pero de seguro las tendrán para, entre otras cositas, recordar los tiempos vividos y distraerse.

Antes, mucho antes, se miraban circular en calles y avenidas. Es más, muchas veces el ciudadano común y sencillo manejando un automóvil se topaba con ellos en el crucero, cuando de pronto, ¡zas!, uno sentía la mirada y como se trata de un ejercicio sicológico efectivo se volteaba y se topaba con ellos.

Era, es, una mirada dura y escudriñadora. Como un cuchillo afilado cortando desde carne hasta un tomate y una cebolla.

Y desde luego, llenos de miedo “y miedo al miedo” (León Felipe), en automático uno volteaba para otro lado y habría quienes se habrían puesto a rezar.

Ahora, ya casi no se les ve en el crucero. Acaso, y de seguro, andarán por ahí trabajando duro y tupido en sus cosas.

AQUÍ SIGUEN, CON VIENTOS FAVORABLES

Muchos gobernadores han llegado y se han ido y ellos siguen aquí.

Vieron pasar el sexenio de Patricio Chirinos. Y de Miguel Alemán Velasco, cuando hasta en sus vecinitos se convirtieron en el Frac. Costa de Oro, de Boca del Río.

Vieron pasar a Fidel Herrera Beltrán. Y a Javier Duarte. Y a Miguel Ángel Yunes Linares. Y a Cuitláhuac García.

Seis en total. Y como el dinosaurio de Tito Monterroso con el cuento más corto del mundo, “ahí siguen”.

Ahora, con un presidente de la república pidiendo abracitos y besitos para ellos.

Nadie olvidará, por ejemplo, cuando desde el primer día del mandato constitucional, AMLO pidió la amnistía para todos.

Y cuando el presidente municipal de Coatzacoalcos, de MORENA, se puso aplicadito y dispuestito asegurando que se internaría en los confines del mal para hablar con los capos y convencerlos de volver al redil como el hijo pródigo del relato bíblico.

Buen karma, entonces, desde el poder político para ellos, con todo y que el escritor y reportero, Ricardo Ravelo Galo, dice, a partir de su experiencia de diez libros retratando su perfil, que cada gobernante en turno tiene su cartel preferido.

Veracruz está lleno de narcos. Por ejemplo, el Comisionado Nacional de Seguridad en el Peñismo, Renato Sales Heredia, decía que aquí, en la tierra jarocha, “operan casi todos los carteles”.

Con Patricio Chirinos, era un solo. Ahora, con el góber jarocho de AMLO, si en el país hay, dice Ravelo, catorce barones de la droga, entonces, digamos, aquí, en Veracruz serían unos siete, la mitad. O más, sabrá el biógrafo el número exacto.

Pero aquí están. Y seguirán estando, creciendo en tierra fértil.

Y es que simple y llanamente, la realidad se impone. Están aquí, porque los vientos les son favorables.

“PASADO UN RATITO UNO SE ACOSTUMBRA A TODO”

En 27 años, transfiguraron a Veracruz, por ejemplo, con los siguientes sexenios indicativos y significativos:

“El peor rincón del mundo para el gremio reporteril” con Javier Duarte.

Con Duarte, Veracruz por vez primera en el ranking mundial de las fosas clandestinas.

Con Duarte, por vez primera la alianza de políticos, jefes policíacos y policías con todos ellos para la desaparición forzada.

Con Duarte, el surgimiento por vez primera de ONG integradas con madres y padres con hijos desaparecidos.

Con Duarte, la búsqueda frenética de desaparecidos en las cárceles, pero también, en las fosas clandestinas, Colinas de Santa Fe, la más famosa en Veracruz, el país y parte de América Latina.

Primer lugar nacional en secuestros y feminicidios con el góber jarocho de AMLO.

Los profetas y los místicos dicen que la esperanza, el peor mal de la caja de Pandora, “muere al último”.

Albert Camus decía que la esperanza significa resignación, y aun cuando implica cruzarse de brazos y esperar vientos mejores, aquí, en Veracruz, ninguna razón de peso y de fondo hay para el optimismo social.

Los narcos forman parte del paisaje urbano, suburbano y rural y como de hecho y derecho ya tienen carta de adopción, unos quizá se irán pero al mismo tiempo otros llegarán, y la población, pobres y ricos, jodidos y pudientes, ninguna lucecita miramos prenderse en el largo y extenso y siniestro y sórdido túnel del desencanto.

El escritor argentino, Julio Cortázar, lo decía así:

“Pasado un ratito… uno se acostumbra a todo”.

Barandal

•Tiradero de cadáveres

•Negar los hechos

•Trauma infantil

Luis Velázquez

27 de marzo de 2020

ESCALERAS: Los carteles están recrudecidos y todo indica, parece, que el gobierno sigue dando “palos de ciego”. Por ejemplo, los malosos multiplicando el terror, el pánico y el miedo.

En Las Choapas, secuestraron y desaparecieron a una persona. Luego, la mataron. Después, decapitaron y arrojaron el cadáver en una brecha en la colonia Agraria.

Y si antes solían colocar una cartulina con un mensaje, ahora, pusieron la cabeza de la víctima en un cesto de basura. Basura maloliente y apestosa.

PASAMANOS: Además, los pies del cadáver atados con una agujeta de color blanco.

¡La crueldad, la saña y la barbarie en su más alto decibel!

Y aun cuando se trate, digamos, de un ajuste de cuentas entre ellos, de cualquier forma sirve como estrategia para aterrorizar a la población.

Peor todavía si la víctima, un hombre, era un civil que vivía con sencillez sin comprar pleito con nadie.

Y es que con tanto tiradero de cadáveres difícil precisar la identidad de cada muerto.

Para el regocijo oficial, el gobierno de Veracruz sigue tratando de “tapar el sol con un dedo” y asegura que el índice de violencia va a la baja, en caída libre, y allá que le crean quienes crean en la existencia de la Virgen de Guadalupe.

CORREDORES: La política oficial en el tiempo de la izquierda consiste en negar la realidad, negar los hechos, negar lo que está pasando en las calles y avenidas, en las carreteras y en las ciudades y en los ranchos.

Ha sido el caso, por ejemplo, del Coronavirus. Y mientras el resto del mundo está en alerta roja y declara el COVID 19 una pandemia, en el país, y en Veracruz por añadidura pues pareciera la orden superior, negando que aquí, en la tierra jarocha existan tantos enfermos.

BALCONES: Caray, si los pistoleros de los carteles ya secuestraron y desaparecieron y mataron a una persona, así sea un sicario más, ninguna necesidad, primero, de cortarle la cabeza, y segundo, meterla a un cubo de basura.

Y desde el púlpito nacional asegurando que como los malandros son seres humanos han de perdonarse y abrazarse y darles un besito.

Simple y llanamente, una política errática, de igual manera como tampoco ha servido que desde Felipe Calderón Hinojosa, soldados y marinos y policías sigan en la calle combatiendo a los malosos, disfrazados hoy como Guardia Nacional.

PASILLOS: Todos los días y noches hay muertos. Los muertos forman parte del paisaje urbano y suburbano y rural.

Desde hace 27 años, hay jóvenes y niños que desde su nacimiento solo han visto y conocido y sabido de un Veracruz, y un país, en un tsunami de violencia.

Es la única realidad que han vivido y padecido.

Y aun cuando los jóvenes y niños se habrían acostumbrado a vivir así porque simplemente es el mundo donde han crecido, el trauma sicológico resulta inverosímil.

VENTANAS: Por ningún lado hay razones para el optimismo social.

Y como está sucediendo con el Coronavirus, la única posibilidad es vivir encerrado en casa para, digamos, salvaguardar la vida unos meses, o años, más, con todo y que los malandros también suelen tumbar puertas y transgredir muros y paredes.

Quizá sea la hora del trabajo y del estudio en las oficinas públicas y privadas, talleres y fábricas, industrias y changarros, por Internet, a distancia. Una medida, digamos, que cuando menos provocaría la ilusión de alargar la vida, sin necesidad de terminar decapitado y con la cabeza tirada en un cesto de basura.

¡Vaya forma ruin y miserable de morir!

Malecón del Paseo

•El nido de unas pepenchitas

•Dulce espera de la hembra

•El macho acarrea ramitas

Luis Velázquez

27 de marzo de 2020

EMBARCADERO: Todas las mañanas, antes de que el solecito cuaje, y en las tardes, con la tibieza de la brisa marina del Golfo de México, un par de palomitas, una hembra y un macho, llegan a un poste de luz y se paran… Entonces, otean el horizonte y clavan los ojos chiquitos, de colibrí, en un nudo gordiano que hacen los cables de la luz… Algún día, quizá, volando y sobrevolando lo miraron desde las alturas y eligieron para hacer su nido… La hembra, lista para echar el huevito, y el hombre, como escribió Salvador Díaz Mirón, “tú como paloma para el nido y yo como león para el combate”…

ROMPEOLAS: El par de pepenchitas mira el cableado y luego, vuela del poste de la luz al nudo gordiano… Y se planta… En tanto, el macho se le queda mirando y luego vuela… Y se va… Y se pierde en el cielo cuando la mañana apenas va comenzando, tibia y fresca… La hembra mira y vuelve a mirar, digamos, pasea la mirada en el cielo y en la tierra y se centra en el nudo de los cables que parece un platito minúsculo como para la natilla del bebé…

ASTILLEROS: Al rato, el palomo regresa… Y desciende de su viaje al poste… Y en el pico trae la hija minúscula de una ramita y que apenas, apenita, puede cargar… Y con dulzura, la pepenchita haciéndose a un lado, la deposita en el nudo.. Y luego, la hembra y el macho se juntan y entre los dos la acomodan con sus patitas… Después, intercambian la mirada llena de amor… Y parece, hasta donde desde aquí se ha observado, que se besan… Un besito rápido y tierno de piquito… Y el macho vuela de nuevo en el cielo azul, sin nubes…

ESCOLLERAS: Sabrán los astros el lugar hacia donde vuela el palomo… Quizá a un árbol cercano… Acaso a otros árboles, digamos, frente al Golfo de México… El caso es que sabe con exactitud el lugar donde un árbol florece y puede arrancar la hojita de una rama para poco a poco, pian pianito, ir haciendo el nido… Y es que, dice el veterinario, luego del romance y el fuego amatorio, la pepenchita está lista para poner el huevito que dará vida a una nueva vida…

PLAZOLETA: La palomita queda ahí, en el nudo gordeano, esperando a su galán, cuidando el espacio y el lugar para el nido… Temería, quizá, que otra pareja de pepenchas se los quitara… O que un hombre, lleno de soberbia y envidia, se los tirara… O acaso que un viento inesperado se los tumbara… Ella, madre al fin, madre que será, es una hembra recelosa y procura la cuna del hijo…

PALMERAS: Desde hace varios días, el ritual del par de pajaritos construyendo el nido alegra las horas como un espectáculo maravilloso de la naturaleza… Hay veces hacia el mediodía cuando el sol está en su apogeo que los dos regresan, siempre juntos, acompañándose en el cielo… Y desde luego, supervisan el nidito, checando si todavía está por si las dudas algún viento imprevisto lo habría movido o removido… Y es que ellos, todo indica, se programaron para que el pajarito nazca en primavera, antes, mucho antes de las lluvias, siguiendo su instinto y la experiencia de los años vividos… Por fortuna, desde la recámara de la casa se les mira y admira y uno vive espiando la hora puntual en que llegan en la mañana y la tarde…

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