viernes, mayo 3, 2024

Escenarios

•El góber feliz

•Tarea de todos

•Un buen karma

Por Luis Velázquez

UNO. El góber feliz

El destino social de Veracruz depende de un solo hombre. Es el góber jarocho de AMLO. Y si el góber está bien con el presidente de la república, entonces, a los 8 millones de habitantes les irá súper.

Por eso, y entre todos, hemos de crear y recrear la posibilidad de que todos los días y noches sean felices para el góber.

Por ejemplo, ojalá y tenga una buena cocinera para que le prepare sus platillos favoritos, considerando que “barriga llena… corazón contento”.

Y un peluquero diestro, experto y hábil para que le haga un perfecto corte de pelo y luzca mejor, con todo y las entradas y las canas que le están saliendo.

Y un maestro de educación física y un nutriólogo para evitar que su panza tome la forma caprichosa que suele en la mayor parte de las personas, considerando que Veracruz ocupa el primer lugar nacional en barrigones.

Y desde luego, una grata compañía femenina nocturna, porque como decía María Félix, la mayor felicidad del ser humano es tener pareja en casa cada que vez el cuerpo humano lo reclame.

DOS. El tlatoani mayor

Cierto, hay muchos pueblos que eran felices antes de que llegaran los narcos y a partir de su entrada a Veracruz por Tampico Alto y Pánuco en el sexenio de Javier Duarte, la vida se pudrió.

Pero tengamos fe y esperanza en el góber jarocho de AMLO que si alcanza la felicidad plena todos los días en el ejercicio del poder, pronto, antes de que el gallito cante 3 veces, seremos felices.

Pero la felicidad social pasa por la felicidad del jefe de jefes.

Y por añadidura, dejemos ya el pitorreo en las redes sociales y los montajes sobre sus dichos y haceres y saberes y veámoslo, digamos, como el tlatoani, la figura suprema del dios terrenal, el patrón, el jefe de la hacienda porfirista.

Más aún: veamos en el góber a Cuitláhuac el magnífico, el piadoso, el generoso, el monje franciscano que vive en su torre de cristal con la austeridad republicana y lucha cada día y de manera feroz contra el régimen autoritario y en nombre de la democracia representativa se inmola en la plaza pública para hacer felices a todos, o en todo caso, al mayor número de habitantes.

TRES. Purificar al góber

Los gobiernos panista y priistas de Veracruz destazaron las ilusiones y las esperanzas colectivas.

Y si durante muchos años hubo promesas incumplidas y juramentos utópicos terminaron en resentimiento social.

Y por eso mismo, vaya paradoja, a mediados del año 2018, la población en las urnas votó por un mandatario de Morena.

Pero imposible que en un año y dos meses pueda terminar con la desigualdad económica y social, educativa y de salud y de seguridad pública y de impunidad sembrada durante tantos años rojos y azules.

Y si cada jarocho sueña con gobernar Veracruz, y lo que resulta imposible, entonces, con todo y que Veracruz esté incendiado por el horror y el terror, la angustia en cada nuevo amanecer, cadáveres colgados de los puentes y cabezas humanas decapitadas y colocadas en mesas de cantina, miremos en el góber jarocho de AMLO al hombre que redimirá la existencia humana.

Y es que si AMLO, por ejemplo, le levanta la mano en cada girita y lo declara el político más honesto del Golfo de México, AMLO, ya lo dijo el cura José Alejandro Solalinde, “tiene mucho parecido con Dios”.

Y la palabra de Solalinde, sacerdote al fin, es sagrada. El góber de AMLO, purificado, entonces.

Publicidad




Otras noticias

Bitácora Política

Bitácora Política

Bitácora Política

SENTIDO COMÚN