viernes, abril 26, 2024

Barandal

•Asesinados 46 menores

•La niña de Atzalan

•Todos, impunes

Por Luis Velázquez

ESCALERAS: Mal ha ido a los niños de Veracruz con la ola de violencia, inseguridad, incertidumbre y zozobra.

La última niña asesinada fue en Atzalan el 12 de enero. Se llamaba Magdalena Hernández Cerdeña, de 11 años. En la versión familiar, hasta el tiro de gracia le dieron… los policías.

Al momento, y en los últimos trece meses y medio de la dinastía política de MORENA en el palacio de Xalapa, 46 menores de edad asesinados, la mayoría, se afirma, de unos 17 años de edad.

PASAMANOS: En el tiempo de MORENA, entre otros, sobresale también el asesinato de la niña de doce años en la sierra de Zongolica. También, y en el trascendido, fuego cruzado. La menor, ejecutada al mismo tiempo que su familia, sus padres.

La menor guatemalteca asesinada en los límites de Veracruz y Tabasco. Claro, en territorio jarocho. Y, claro, en la era de MORENA, el primer gobierno de izquierda en el siglo XXI.

Se recuerdan, por ejemplo, los 4 niños asesinados, menores de 9 años, hermanos los cuatro, en una colonia popular de Coatzacoalcos en el bienio azul de Miguel Ángel Yunes Linares.

CORREDORES: En su gran crónica periodística sobre Atzalan (un anciano, abuelo de Magdalena, asesinado, promotor de los programas sociales de AMLO en el pueblo, fan de AMLO desde tiempo histórico), Ignacio Carvajal rinde cuentas del informe anual de la Red por los Derechos de las Niñas y Niños en México.

Veracruz, “entre los estados más riesgosos para los menores de edad.

Del año 2015, sexenio de Javier Duarte, a mediados del año 2019 (sexenio de MORENA) treinta y tres niños asesinados, aun cuando en los reportes de prensa el trascendido es de 45 niños ejecutados tan solo en el año 2019.

Todos, y por desgracia y para alimentar el optimismo de la población electoral en el gobierno de Veracruz, en la impunidad.

BALCONES: El último asesinato de una menor, Magdalena de Atzalan, fue atroz. Barbarie y saña. Tiempo social de las 3 Eses. Sórdido. Sombrío. Y siniestro.

Por ejemplo, Magdalena cursaba la escuela primaria. Y dada la pobreza familiar, en las tardes atendía una tiendita en su casa donde vendían recargas de Internet y para teléfonos celular, además de administrar unas máquinas de juegos de video.

También vendían golosinas, galletas y refrescos.

Las modestas ganancias del día, la niña las guardaba en una latita de refresco “a la que abrió un par de agujeros para colar los billetes y las monedas”.

PASILLOS: Según las versiones publicadas en la crónica, la niña fue rematada con el tiro de gracia.

Y el colmo, la policía robó la latita donde guardaba el dinerito.

Y mientras, en Xalapa, el festín urbano por la pista de hielo lanzada con orgullo político por el secretario General de Gobierno, Éric Cisneros Burgos, aclamado con la iniciativa de ley Érika-Éric para que si algún día el góber jarocho de AMLO se ausenta durante unos 60 días, en automático asuma el poder.

VENTANAS: En los últimos 13 meses y medio han asesinado a más de 250 mujeres en Veracruz.

Y a unos veintidós políticos. Y veinte taxistas. Y a diez activistas. Y veinte miembros de la comunidad sexual. Y a un reportero.

Pero también, a 35 menores.

Se insiste: todos, en la impunidad.

La Fiscalía vendiendo esperanzas a los padres de familia, igualito que cuando Javier Duarte con quien Veracruz trascendió en el mundo con las fosas clandestinas de Colinas de Santa Fe, el tiradero de cadáveres tanto de los policías como de los carteles y cartelitos.

La vida diaria, convertida en un infierno llamado Veracruz.

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