•Vidas paralelas
•Ovalle y Villasana
•Encumbrados por AMLO
Luis Velázquez
28 de diciembre de 2019
ESCALERAS: Desde antes de Cristo está claro que para triunfar en la política se necesita “un poquito de gracia” y otra cosita fundamental, como es tener un amigo encumbrado.
Es el caso, por ejemplo, de Ignacio Ovalle Fernández, director de Seguridad Alimentaria Mexicana (ajá) y Sergio Villasana Delfín, el titular en Veracruz.
Uno y otro llevaron vidas paralelas. Y bastó que AMLO, el presidente de la república, elevara a la categoría universal a Ovalle para jalar de inmediato a Villasana.
PASAMANOS: En su tiempo priista, antes de dedicarse a dictar conferencias sobre autoayuda espiritual, Ovalle trabajó con Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo y Carlos Salinas.
Y aun cuando Salinas forma parte de “la mafia en el poder” según AMLO, Ovalle se deslindó de su liga cuando Ernesto Zedillo encarcela a Raúl Salinas, acusado del asesinato de su excuñado José Francisco Ruiz Massieu y fue testigo estelar en su contra.
En el Echeverriato, Ovalle y Villasana se conocieron. Ovalle, subsecretario de Gobernación, uno de los más jóvenes de aquella dinastía priista con Carlos Armando Biebrich, y Villasana, secretario particular del jefe jurídico de la Oficina Presidencial, Julio Patiño, muchos años después magistrado del Tribunal Superior de Justicia en Veracruz.
Y para fortuna de Villasana, siempre cultivó la amistad con Ovalle.
CORREDORES: Ovalle merecía una secretaría de Estado con AMLO. Pero, bueno, y aun cuando está por ahí, digamos, relegado en el Seguridad Alimentaria, por delante quedan 5 años de obradorismo y ya se verá una reubicación, por encima quizá de Manuel Bartlett, CFE, y de Esteban Moctezuma, SEP.
Y es que el primero y el segundo trabajo de AMLO fue con Ignacio Ovalle.
Ovalle era director del Instituto Nacional Indigenista y nombró a Andrés Manuel López Obrador delegado en Tabasco, tiempo cuando AMLO, recién casado, fue a vivir con los chontales en una casita de palma con piso de tierra, donde a veces dormían alternando con el catre y la hamaca.
BALCONES: Luego, AMLO coordinó la campaña senatorial del poeta Carlos Pellicer, quien le abrió camino con el gobernador Enrique González Pedrero y lo nombró presidente del CDE del PRI.
Y cuando AMLO creó comités municipales alternos a los priistas, el mundo se le vino encima y renunció.
Y fue cuando Ignacio Ovalle, una vez más, le extendió la mano y la economista Clara Jusidman, directora del Instituto Nacional del Consumidor, le dio chamba en la Ciudad de México. ,
PASILLOS: Pero, bueno, “peor es nada” y desde el Sistema Alimentario podría sacar de la pobreza y la miseria a los 6 de cada diez mexicanos que de seguro tendrán graves problemas alimentarios y de salud.
Lo importante, sin embargo, es destacar el alto concepto de la amistad de Ovalle para jalar a sus amigos al poder sexenal como el caso de Sergio Villasana Delfín, cuya hoja de servicios ha estado ligada a la política-política cuando fue alcalde de Cosamaloapan y a la cultura como titular del IVEC.
VENTANAS: Villasana tiene un desafío gigantesco. Según el Inegi y el Coneval hay en Veracruz medio millón de personas que solo hacen dos comidas al día, y mal comidas, de tan jodidos que están.
Además, del millón de indígenas en las 8 regiones étnicas de norte a sur y de este a oeste de la tierra jarocha con un déficit alimentario insospechado.
Y, bueno, si por cuestiones presupuestales se atora, cuando menos Villasana puede hacer política, que es su fuerte, y de seguro un año después del obradorismo ya es militante apasionado de MORENA. Sería el milagro de la 4T.