sábado, mayo 18, 2024

Expediente 2019

Película de terror

Luis Velázquez

21 de diciembre de 2019

Otra vez, el terror. Un cadáver más colgado de un puente. Primero, fue en Tuxpan, mensaje claro, derecho, derechito, al corazón del norte de Veracruz. Ahora, y para cerrar el año, en la autopista de Acayucan a Cosoleacaque, en el sur.

Igual, igualito que hacia 1800, los realistas colgaban cadáveres de los árboles a orilla del camino para intimidar a los indígenas y campesinos simpatizantes de Miguel Hidalgo.

Igual, igualito, que cuando Richard Nixon presidente de Estados Unidos colgaban los cadáveres en los caminos de Vietnam para aterrorizar al heroico pueblo vietnamita.

Y para mostrar el puño y el músculo, los carteles y cartelitos decapitando cadáveres y en unos casos colocando las cabezas humanas encima de mesas en bares en el norte y en las calles y avenidas.

Digamos, como si Veracruz fuera el escenario de una película de terror, por ejemplo, Juan Sorol en su tiempo estelar.

Días y noches polvorientos en los meses que caminan y trotan en Veracruz.

“Allí vamos” diría el secretario de Seguridad Pública.

“Acabaré con los feminicidios” exclamaría el secretario General de Gobierno.

Y entre los cadáveres y las cabezas decapitados, el Estado chorreando sangre.

Veinte políticos asesinados en el año. El último, Pedro Muñoz Mora, ex presidente municipal de Omealca y líder cenecista de los cañeros. Y el penúltimo, Juan Carlos Molina Palacios, diputado priista y líder de la CNC, y por quien, primer caso local, fue integrada una súper comisión para el esclarecimiento, sin resultado a la fecha.

Y en el entreacto, por citar algunas referencias, las siguientes:

La secretaría de Educación adelantó las vacaciones… por la inseguridad.

41.7 porciento de las empresas de Veracruz declarando que la incertidumbre y la zozobra constituyen el gran pendiente.

El BANXICO, estableciendo que las extorsiones son la peor pesadilla.

Algunos beneficiarios del programa social de AMLO, “Sembrando vidas”, asaltados en Paso del Macho.

Vecinos de Coatzacoalcos, buscando cadáveres en las dunas.

En el ingenio Motzorongo, de Tezonapa, iniciando la zafra con una misa días después de que el líder cañero del ingenio Providencia fue ejecutado.

Por todos lados, el infierno.

Y, sin embargo, la vida sigue y los hijos necesitan comer y ha de continuarse en el tráfago cotidiano.

Con todo, está canijo levantarse cada mañana con el miedo y el temor de un secuestro, una desaparición, una extorsión, un asesinato.

EMPEQUEÑECE CUITLÁHUAC, SE AGIGANTA GUTIÉRREZ BARRIOS

Sorpresas que a veces da la vida: durante casi un año, guerra despiadada en contra de Jorge Wínckler como Fiscal General, para que ahora, destituido, el año esté cerrando con el manifiesto fracaso de la nueva Fiscalía para detenerlo, prófugo de la justicia que fue declarado.

Prófugo también el ex Fiscal Anticorrupción, Marcos Even Torres Zamudio.

Y ni se diga, un trío de funcionarios de la secretaría de Finanzas y Planeación en la yunicidad, también prófugos, mientras uno solo está internado en el penal de Pacho Viejo.

Es decir, la impunidad sobre la impunidad.

Pero así, únicamente sirve para que los malandros “crezcan al castigo”, pues cometen sus fechorías y ningún detenido.

Ya parece que a Fernando Gutiérrez Barrios, El hombre-leyenda que gobernara Veracruz, se le irían vivos los malosos.

Por eso, en cuarenta días pacificó Veracruz. Y para enfrentar a la llamada “Sonora Matancera” de aquel tiempo estaba canijo.

Además, eran peores que los carteles, pues además de pistoleros y sicarios a sus órdenes eran caciques en sus pueblos y regiones y tenían en un puño el control político, social y económico.

Así, mientras se empequeñece el góber de AMLO con su equipo de seguridad pública, más se agiganta Gutiérrez Barrios, Dante Delgado, el sucesor, en cuyo cuatrienio fue ajusticiado el último malandro de aquel tiempo, Toribio “El toro” Gargallo, señor de horca y cuchilla en la región de Córdoba y los caminos a Omealca a Tezonapa, anexos y conexos.

4500 DESAPARECIDOS

Los malandros están recrudecidos. Palabras mayores, por ejemplo, colgar cadáveres de los puentes sobre las autopistas y decapitar personas asesinadas y mostrar como un trofeo la cabeza en lugares públicos.

Significa el mayor desafío y provocación a las fuerzas de seguridad. Significa que el gobierno les vale. Significa que están dispuestos a todo, en ningún momento porque estén atemorizados con la Guardia Nacional y la Fuerza Civil, sino porque aumentan los decibeles de presión dispuestos a conservarse dueños de la jugosa plaza Veracruz. Significa que se pitorrean del aparato gubernamental con su política de “abrazos y besos”.

El año cerrará igual o peor que cuando iniciara el sexenio de MORENA. La emboscada aquella a unos migrantes de Guatemala en los límites de Isla y Rodríguez Clara con una mujer ejecutada. Y al momento, ni la Fiscalía esclareció el asesinato y detuvo a los culpables ni tampoco el Consulado porfió en la justicia.

Pero con una diferencia. En el transcurso del año, Veracruz, primer lugar nacional en feminicidios y secuestros y con más fosas clandestinas apareciendo.

Bastaría referir que la última década ha dejado en la tierra jarocha un aproximado de 4 mil 500 desaparecidos.

4 mil 500 familiares con niños huérfanos y parejas viudas.

4 mil 500 hijos, esposas y parientes en la peor angustia de la vida pues ignoran el destino de los suyos.

4 mil 500 personas esperando justicia.

4 mil 500 familias que acaso, quizá, quizá, quizá, todavía tengan esperanzas de encontrar vivos a los suyos.

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