sábado, mayo 18, 2024

Barandal

•32 crímenes de odio

•Y en la era Cuitláhuac

•Desgarradora violencia

Luis Velázquez

21 de diciembre de 2019

ESCALERAS: La numeralia de la muerte en Veracruz es tétrica y espeluznante. Al primer lugar nacional en secuestros y feminicidios, se añade otra medallita. Primer lugar nacional en asesinato de la comunidad gay y lésbica. Al momento, con el último, el estilista Ulises Sánchez, en la ciudad de Veracruz, el 9 de diciembre, treinta y dos crímenes de odio.

Y como dice la ONG “Por un Veracruz sin discriminación”, una violencia cada vez más cruel y desgarradora.

Y como queda manifiesto en el tendedero público. Todos, en la impunidad.

PASAMANOS: El crimen más notorio, no el más sórdido y siniestro, fue en Xalapa, con el activista de derechos humanos, solidario con los Colectivos integrados con padres con hijos desaparecidos, Abiram Hernández Fernández.

Y cuando de pronto en la cancha oficial trascendiera su estado biológico, entonces, todos callaron. Y más en la Fiscalía, encargada de esclarecer el asesinato. Y también las ONG.

Así, y con todo, dieron curso a la impunidad. Incluso, muchas semanas después ya nadie se acuerda que algún día Abiram existió y empeñó la vida por localizar a las decenas, cientos de desaparecidos.

CORREDORES: El tiradero de cadáveres resulta insólito un año después. Más de 250 mujeres ejecutadas. 40 niños asesinados. 20políticos y líderes sociales, ajusticiados.

18 policías, en las tumbas y panteones. Más de veinticuatro taxistas criminalizados.

En total, más de dos mil muertos en el primer año de MORENA en el palacio de Xalapa.

Ningún daño causa, sin embargo, la comunidad sexual en Veracruz. Por eso la denominación de crímenes de odio.

Crímenes de odio… ante el machismo. Y ante los machos alcoholizados. Y rencorosos. Y vengativos.

BALCONES: Ningún sector social, entonces, puede gritonear que ya libró los vientos huracanados de la violencia.

Incluso, ni siquiera, vaya, los pudientes con sus escoltas día y noche y por lo regular, para toda la familia.

La muerte está “a la vuelta de la esquina”. Ganando cada vez más las batallas a la Guardia Nacional, la Fuerza Civil y los políticas estatales y municipales y a la secretaría de Seguridad Pública.

Y ni se diga a la Fiscalía General. Por una sola razón: si cada homicidio hace olvidar el anterior y el anterior ante el volumen de trabajo y de pendientes, la impunidad se vuelve una reina, cierto, diabólica y perversa. La reina del mal.

PASILLOS: Mal sigue yendo a la población. Los tres primeros lugares nacionales (feminicidios, secuestros y crímenes de odio) desacreditan a Veracruz.

Y más, porque si con Javier Duarte, la entidad jarocha traslapó su fama del “peor rincón del mundo para el gremio reporteril” (19 reporteros y fotógrafos asesinados y 3 desaparecidos), ahora terriblemente peor.

Da miedo vivir aquí. Nadie está a salvo. Nadie tiene segura la noche ni tampoco el amanecer ni el transcurso del día.

Nada arriesgado es, por ejemplo, escribir que en los doscientos doce municipios de norte a sur y de este a oeste los malandros son los dueños de la vida cotidiana.

La fragilidad de la secretaría de Seguridad Pública y de la Fiscalía hacen “crecer al castigo” a los carteles y cartelitos.

VENTANAS: Los días están revolcados. Y la verdad, y como dijera aquel, “ya no sabemos dónde se alza el porvenir”.

Nadie, tampoco, apostaría un desenlace. Y si el secretario General de Gobierno dice que “¡ya, ya, ya, van a parar los feminicidios”, entonces, la mejor respuesta es de las “Brujas del mar” para quienes “el Estado no me cuida, me cuidan mis amigas”.

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