viernes, abril 26, 2024

Barandal

•Anarquía médica

•Tarifas de doctores

•Desorden hospitalario

Luis Velázquez

10 de diciembre de 2019

ESCALERAS: Hay una anarquía en materia de salud pública. Y todo indica, la secretaría de Salud en Veracruz aplica el principio francés de “dejar hacer y dejar pasar”. Por ejemplo, ningún control sobre las tarifas de las consultas médicas ni tampoco sobre las tarifas en los hospitales privados, ni menos, mucho menos (quizá tarea federal) sobre el precio de las medicinas.

Y así, la vida se vuelve más desordenada y canija para todos, sobre todo, para los 6 de los 8 millones de habitantes de Veracruz en la miseria y la pobreza.

PASAMANOS: Hay médicos especializados que cobran mil pesos la consultita de quince minutos, y rápido, rapidito, porque hay enfermos esperando en la antesala.

Otros doctores cobran 800 pesos también por consultita de quince minutos.

Otros más, 600, 500 pesos. Incluso, hay un cardiólogo que cobran trescientos pesos, acaso, quizá, recordando con nostalgia su vocación social.

Y, bueno, con tarifas tan disparejas, el enfermo, el paciente y los familiares se preguntan si alguna autoridad como la secretaría de Salud pudiera, digamos, regularizar los honorarios porque así como están se trata de un abuso y un exceso.

CORREDORES: Las tarifas en los hospitales andan igual. Cada quien establece sus cobros y ninguna autoridad reordena la relación con los enfermos.

Por ejemplo:

En un hospital cobran 72 mil pesos por la operación de la próstata con emergencias urinarias, incluidos los servicios, desde el médico y el anestesiólogo hasta el uso de las instalaciones y las medicinas.

Pero en otro hospital, por la misma operación quirúrgica, cobran ciento cuarenta mil pesos.

Se trata de una disparidad enorme y gigantesca y que expresa de manera brutal el desorden y la anarquía que bien pudiera regularizar, normar, controlar y vigilar la secretaría de Salud.

BALCONES: Unos doctores recomiendan la medicina genérica. “Son eficientes y más baratos”, dicen.

Cierto, cierto, cierto, el Norvaz, digamos, el Norvaz tradicional, por ejemplo, usado para controlar la presión arterial alta, cuesta 900 pesos, pero si se compran los genéricos cuesta 400 pesos.

El Proscar, utilizado para un tratamiento de próstata, vale mil 900 pesos en la medicina convencional, pero en genéricos sale en unos 900 pesos, según la farmacia.

Se trata de una disparidad en los precios. Pero…, pero resulta que otros médicos prohíben los genéricos. Dicen: “No sirven. Y sale más caro el caldo que las albóndigas, pues se corre el riesgo de empeorar”.

PASILLOS: En las regiones indígenas de Veracruz son más, mucho más efectivos los curanderos y los brujos, y más en el caso de los paisanos sin seguridad social, nada de ISSSTE, nada de Seguro Social, nada de un hospital público de la secretaría de Salud, nada de una clínica rural.

Y así como anda la economía en recesión dicen unos expertos, en simple contracción dicen otros, en una sencilla desaceleración argumentan otros, ta’canijo pagar mil pesos a un médico por una consultita de quince minutos.

VENTANAS: Y ta´canijo, porque simple y sencillamente, equivale a unos nueve días de salario mínimo, en tanto un especialista está vedado para el millón de indígenas y los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.

Es ahí donde la secretaría de Salud debiera aplicarse. Y más, cuando hay médicos que cobran mil pesos y en una mañana atienden a unos 6 pacientes y en la tarde a otros seis y se llevan unos doce mil pesos diarios de ingreso.

La terrible y espantosa desigualdad económica y social, pues, cuando un indígena gana 70 pesos diarios de jornal.

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