domingo, mayo 19, 2024

Escenarios

•Honran a Molina Palacios

•¿Y los otros muertos?

•“Gente insignificante”

Luis Velázquez

07 de diciembre de 2019

UNO. Comisión por Molina Palacios

Está bien que la LXV Legislatura integrara una Comisión Especial de seguimiento al crimen del diputado local y dirigente cenecista, Juan Carlos Molina Palacios, el 9 de noviembre.

Está bien, porque de entrada, digamos, se trata de un compañero de trabajo.

Está bien que el diputado priista, Jorge Moreno Puga, fuera elegido presidente de la Comisión, dada su experiencia policiaca en el sexenio de Miguel Alemán Velasco como asesor del capitán Alejandro Montano Guzmán a quien defendía, además, con fervor patrio.

Está bien la más alta expresión solidaria de los 50 diputados locales para dar con la ubicación y el paradero de los asesinos físicos.

Y también, para rastrear las pistas “hasta las últimas consecuencias” de los asesinos o asesino intelectual y conocer y exhibir en el tendedero público las razones por las cuales le quitaron la vida en un rancho de su propiedad en Medellín.

Estará mejor que luego de la ubicación de los homicidas físicos e intelectuales sean detenidos y condenados a los años de cárcel contemplados por la ley.

DOS. Pero ¿y tantos asesinados?

Pero resulta indicativo y significativo que en los últimos doce meses asesinaran a más de doscientas mujeres y a cuarenta niños, por el momento.

Y a pesar de las marchas y caminatas de protesta y resistencia pacífica y legítimo reclamos para frenar los feminicidios (Veracruz, primer lugar nacional) y para investigar cada asesinato de mujeres y niños, y tercero, para detener a los criminales físicos e intelectuales, nunca los diputados locales se pusieron tan exigentes, como ahora con el caso del diputado priista ejecutado.

Incluso, y dada la gravedad de tantos asesinatos cometidos para declararse en resistencia pacífica hasta obtener resultados concretos y específicos.

Y más, cuando en los 212 municipios de Veracruz hay niños huérfanos y mujeres viudas y padres ancianos a la deriva económica y social porque el jefe o la jefa de familia fueron asesinados y al momento, solo predomina la más espantosa impunidad.

Y el silencio de los diputados locales y federales y senadores de la república resulta impresionante, y al mismo tiempo, indicativo.

Y significativo, porque solo levantan la voz cuando les conviene, actuando con indiferencia y desdén, menosprecio y desprecio ante un Veracruz descalabrado en la seguridad en la vida y los bienes.

TRES. “Gente insignificante”

Peor aún si se consideran tantas protestas de los familiares de las víctimas, las O.N.G., la iglesia y los académicos, pues los diputados locales a nadie parecen escuchar.

Y más, cuando el gobierno de Veracruz festina y alardea que “el índice delictivo va a la baja y estamos contentos, muy contentos”.

Ninguna duda hay de la cantaleta histórica de que para la dinastía gobernante siempre hay ciudadanos de primera y de segunda y de tercera y de cuarta y de quinta categoría, reproduciendo la descripción de Fiódor Dostoievsky de “la gente insignificante”.

En gobiernos anteriores, el cura José Alejandro Solalinde, siempre en pie de Guerra, denunciaba que Veracruz era el peor paso en México de los migrantes de América Central camino a Estados Unidos.

Ahora, con todo y que tres migrantes mujeres han sido asesinadas, ninguna palabra, tan ocupado como anda glorificando a AMLO.

Por eso, la vida en la tierra jarocha se ha vuelto más sórdida que nunca.

Familias locales migrando por tanta violencia. Comercios y negocios bajando el portón. Virtuales Estados de Sitio y Toques de Queda en pueblos y ciudades.

Veracruz, afianzado como líder nacional en feminicidios y secuestros. Y los carteles y cartelitos, dueños de la vida diaria.

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