martes, abril 30, 2024

Expediente 2019

Cierran periódicos
Luis Velázquez

06 de noviembre de 2019

Un periódico más cerró sus puertas la semana anterior. Fue «El Mundo» de Tehuacán, que forma parte de la cadena de Los Mundos, fundada por el maestro, periodista, filósofo y escritor Othón Arróniz. 26 años de vida ininterrumpida. En una editorial, los editores resumen una realidad inevitable en el periodismo, de igual manera como en la vida cotidiana:
Uno. La pérdida de lectores por «el dato fácil y rápido… que abunda en las redes sociales», el grito superfluo y frívolo del chismerío y la especulación.
Dos. «La delincuencia y el crimen organizado».
Tres, «El creciente desinterés por la palabra escrita».
Cuatro, La recesión y que lleva «a una recesión en los medios impresos a nivel mundial».
Y, bueno, habría de agregarse el cambio de reglas en los gobiernos federal, estatales y municipales que han llevado a una crisis generalizada en los medios.
Igual que en The New York Times y The Washington Post, por ejemplo, líderes mundiales, igual que tantos otros medios en el país, «El Mundo» de Tehuacán da paso a la edición digital para seguir ocupándose de «los temas que preocupan» a todos, como son, entre otros, «la seguridad, de atención para los grupos desprotegidos, las políticas mezquinas, ambiciosas y egoístas, las irresponsabilidades en salud pública, la indignación social, pero también de las historias de las personas que luchan».
Ninguna duda hay de que más medios impresos desaparecerán. Pero con todo una realidad es clara: nunca, jamás, la prensa escrita será archivada en la historia de la nostalgia.

PROFETAS DEL DESASTRE

El día cuando inventaron la radio, los profetas del desastre anunciaron el fin del periodismo escrito.
Y cuando inventaron la televisión.
Y cuando en el cine empezaron a transmitir noticieros, los profetas también festinaron.
Y cuando los políticos se volvieron empresarios periodísticos para fortalecer sus elites gobernantes muchos alardearon que el periodismo dejaría de ser ocupación de los trabajadores de la información porque las cúpulas políticas estaban predestinadas a contar las historias de cada día, y de paso, adueñarse del presente.
Ahora, cuando el Internet fue inventado en 1969, un año después del movimiento estudiantil del 68 en París, Praga, Estados Unidos y México, «los tambores de guerra» fueron redoblados anunciando, ahora sí, ajajá, el fin del periodismo escrito.
Pero el periodismo, aquel que vuelve a cada trabajador de la información un drogadicto del periódico apenas huele la tinta, seguirá viviendo.
La sobrevivencia estará ligada, dicen los expertos, a un periodismo de mayor y altísima calidad, con el riesgo de que la moda del Internet siga causando estragos en las honras ajenas y un día, así como llegó también desaparezca.

PARTE DE LA HISTORIA

«Los Mundos» (Córdoba y Orizaba en Veracruz) forman parte de la historia. Son un patrimonio cultural y vivencial para la población. La mitad de las mujeres y los hombres, quizá el 75 por ciento, vino al mundo con un ejemplar de El mundo en las manos. Son la historia viva. La fuente de referencia por confiable. El documento inevitable.
Pero la crisis generalizada que se está viviendo y padeciendo en todos lados y que va más allá de un sexenio de izquierda o derecha o el centro ideológico, ha de servir para una mirada interior y reorientar la estrategia, el camino y el ejercicio cotidiano en la tarea de informar.
Los grandes periódicos del mundo, por ejemplo, se están revisitando para, cierto, entrar al periodismo digital, pero al mismo tiempo, es como si creyéramos que el libro también desaparecerá, cuando siempre, siempre, siempre, habrá lectores para los libros que como decía José Vasconcelos han de leerse de pie y en voz alta para escuchar el tropel de las palabras y aprender y reaprender el sentido de la vida.
Un periodismo, cierto, documentado de acuerdo con la rigurosidad informativa, pero también iluminando la vida en cada nuevo amanecer.
Y es que la vida cotidiana, a menos que el ser humano sea fifí, salsero, sabadaba y catrinero, va más allá de un twitter y un whastsapp, con frecuencia hijos de la especulación, la intriga y hasta el complot.
Creer, por ejemplo, en el fin del periodismo escrito es tanto como desaparecer por decreto la reflexión y el análisis en la vida privada y en la vida pública.

EL PERIODISMO, MÁS ALLÁ DE UN SEXENIO

El nuevo tiempo político de la izquierda, la izquierda delirante en el ejercicio del poder público, ha apostado a la llamada austeridad republicana y a la Cartilla Moral, como si por decreto los políticos se purificaran.
Incluso, basta recordar que en menos de once meses, diez delegados federales en el país (delegados federales dependientes en forma directa de la presidencia de la república) están en la mira de la secretaría de la Función Pública acusados de trastupijes y pillerías, más todavía, ligados al narcotráfico.
Bastaría recordar que en Veracruz, el sexenio estatal enfrenta graves acusaciones de nepotismo y la compra por dedazo, por asignación, de patrullas policiacas y medicinas, más lo que se ignora.
Entre otras cositas, la compra de medicinas a las empresas farmacéuticas propiedad del ex delegado federal de Jalisco, quien con todo y la Cartilla Moral fuera despedido.
Se trata de un sexenio que llegó al poder con el voto de treinta millones de mexicanos, hartos, encabritados, indignados, con la espantosa corrupción de los gobiernos priistas y panistas y que llevara al país al primer lugar de corrupción pública en América Latina y a uno de los primeros lugares en el ranking mundial.
Con todo, hay todavía por delante 5 años y semanas y ya se verá en el día con día si los iluminados de MORENA mantienen la también llamada «Honestidad Valiente».
Por lo pronto, el obradorismo cerró la llave a los medios porque según ellos, todos los medios se aliaron con los priistas y panistas, y como fuera expuesto en la conferencia mañanera, hasta llegaron a «a morder la mano de quien les daba de comer» como si fueran unos perritos.
Pero el periodismo escrito (una de las primeras víctimas) está más allá de un sexenio.
Y es la hora de reinventarse cada parte en su estrategia periodística y financiera para continuar soñando con el ideal, con el apostolado social, con la tarea informativa.

Cierran periódicos
Luis Velázquez

06 de noviembre de 2019

Un periódico más cerró sus puertas la semana anterior. Fue «El Mundo» de Tehuacán, que forma parte de la cadena de Los Mundos, fundada por el maestro, periodista, filósofo y escritor Othón Arróniz. 26 años de vida ininterrumpida. En una editorial, los editores resumen una realidad inevitable en el periodismo, de igual manera como en la vida cotidiana:
Uno. La pérdida de lectores por «el dato fácil y rápido… que abunda en las redes sociales», el grito superfluo y frívolo del chismerío y la especulación.
Dos. «La delincuencia y el crimen organizado».
Tres, «El creciente desinterés por la palabra escrita».
Cuatro, La recesión y que lleva «a una recesión en los medios impresos a nivel mundial».
Y, bueno, habría de agregarse el cambio de reglas en los gobiernos federal, estatales y municipales que han llevado a una crisis generalizada en los medios.
Igual que en The New York Times y The Washington Post, por ejemplo, líderes mundiales, igual que tantos otros medios en el país, «El Mundo» de Tehuacán da paso a la edición digital para seguir ocupándose de «los temas que preocupan» a todos, como son, entre otros, «la seguridad, de atención para los grupos desprotegidos, las políticas mezquinas, ambiciosas y egoístas, las irresponsabilidades en salud pública, la indignación social, pero también de las historias de las personas que luchan».
Ninguna duda hay de que más medios impresos desaparecerán. Pero con todo una realidad es clara: nunca, jamás, la prensa escrita será archivada en la historia de la nostalgia.

PROFETAS DEL DESASTRE

El día cuando inventaron la radio, los profetas del desastre anunciaron el fin del periodismo escrito.
Y cuando inventaron la televisión.
Y cuando en el cine empezaron a transmitir noticieros, los profetas también festinaron.
Y cuando los políticos se volvieron empresarios periodísticos para fortalecer sus elites gobernantes muchos alardearon que el periodismo dejaría de ser ocupación de los trabajadores de la información porque las cúpulas políticas estaban predestinadas a contar las historias de cada día, y de paso, adueñarse del presente.
Ahora, cuando el Internet fue inventado en 1969, un año después del movimiento estudiantil del 68 en París, Praga, Estados Unidos y México, «los tambores de guerra» fueron redoblados anunciando, ahora sí, ajajá, el fin del periodismo escrito.
Pero el periodismo, aquel que vuelve a cada trabajador de la información un drogadicto del periódico apenas huele la tinta, seguirá viviendo.
La sobrevivencia estará ligada, dicen los expertos, a un periodismo de mayor y altísima calidad, con el riesgo de que la moda del Internet siga causando estragos en las honras ajenas y un día, así como llegó también desaparezca.

PARTE DE LA HISTORIA

«Los Mundos» (Córdoba y Orizaba en Veracruz) forman parte de la historia. Son un patrimonio cultural y vivencial para la población. La mitad de las mujeres y los hombres, quizá el 75 por ciento, vino al mundo con un ejemplar de El mundo en las manos. Son la historia viva. La fuente de referencia por confiable. El documento inevitable.
Pero la crisis generalizada que se está viviendo y padeciendo en todos lados y que va más allá de un sexenio de izquierda o derecha o el centro ideológico, ha de servir para una mirada interior y reorientar la estrategia, el camino y el ejercicio cotidiano en la tarea de informar.
Los grandes periódicos del mundo, por ejemplo, se están revisitando para, cierto, entrar al periodismo digital, pero al mismo tiempo, es como si creyéramos que el libro también desaparecerá, cuando siempre, siempre, siempre, habrá lectores para los libros que como decía José Vasconcelos han de leerse de pie y en voz alta para escuchar el tropel de las palabras y aprender y reaprender el sentido de la vida.
Un periodismo, cierto, documentado de acuerdo con la rigurosidad informativa, pero también iluminando la vida en cada nuevo amanecer.
Y es que la vida cotidiana, a menos que el ser humano sea fifí, salsero, sabadaba y catrinero, va más allá de un twitter y un whastsapp, con frecuencia hijos de la especulación, la intriga y hasta el complot.
Creer, por ejemplo, en el fin del periodismo escrito es tanto como desaparecer por decreto la reflexión y el análisis en la vida privada y en la vida pública.

EL PERIODISMO, MÁS ALLÁ DE UN SEXENIO

El nuevo tiempo político de la izquierda, la izquierda delirante en el ejercicio del poder público, ha apostado a la llamada austeridad republicana y a la Cartilla Moral, como si por decreto los políticos se purificaran.
Incluso, basta recordar que en menos de once meses, diez delegados federales en el país (delegados federales dependientes en forma directa de la presidencia de la república) están en la mira de la secretaría de la Función Pública acusados de trastupijes y pillerías, más todavía, ligados al narcotráfico.
Bastaría recordar que en Veracruz, el sexenio estatal enfrenta graves acusaciones de nepotismo y la compra por dedazo, por asignación, de patrullas policiacas y medicinas, más lo que se ignora.
Entre otras cositas, la compra de medicinas a las empresas farmacéuticas propiedad del ex delegado federal de Jalisco, quien con todo y la Cartilla Moral fuera despedido.
Se trata de un sexenio que llegó al poder con el voto de treinta millones de mexicanos, hartos, encabritados, indignados, con la espantosa corrupción de los gobiernos priistas y panistas y que llevara al país al primer lugar de corrupción pública en América Latina y a uno de los primeros lugares en el ranking mundial.
Con todo, hay todavía por delante 5 años y semanas y ya se verá en el día con día si los iluminados de MORENA mantienen la también llamada «Honestidad Valiente».
Por lo pronto, el obradorismo cerró la llave a los medios porque según ellos, todos los medios se aliaron con los priistas y panistas, y como fuera expuesto en la conferencia mañanera, hasta llegaron a «a morder la mano de quien les daba de comer» como si fueran unos perritos.
Pero el periodismo escrito (una de las primeras víctimas) está más allá de un sexenio.
Y es la hora de reinventarse cada parte en su estrategia periodística y financiera para continuar soñando con el ideal, con el apostolado social, con la tarea informativa.

Publicidad




Otras noticias

Bitácora Política

Bitácora Política

Bitácora Política

SENTIDO COMÚN