•El Chucky de la negritud
•“El matón del barrio”
•Con todos ha peleado
Luis Velázquez
04 de noviembre de 2019
ESCALERAS: El secretario General de Gobierno está jugando “al matón de patio”, al matón del barrio, al matón del sexenio de la izquierda.
Pareciera tener en el bolsillo un botón nuclear grande y poderoso para rafaguear a los adversarios. En todo caso, a quienes dentro de MORENA y fuera de MORENA piensan diferente.
En vez de la concordia, la discordia. En lugar del diálogo, la mano dura. En vez de los puntos de encuentro, el desencuentro.
Y lo hace desde su cargo público clave, teniendo de su lado el aparato gubernamental.
Si AMLO se siente Dios como advirtió el vocero del arzobispado de Xalapa, entonces, “El dos del palacio” se cree el papá de Dios.
PASAMANOS: Por ejemplo, un día después de tomar posesión se puso los guantes, trepó al ring, braceó a diestra y siniestra y desde entonces, la mitad de las elites políticas y la otra mitad saben que es un cara dura.
Claro, ya de por sí la tiene. Y más en el rostro redondo cara de plato, duro, y que poco sabe sonreír. O cuando menos, transmite siempre en los eventos públicos una cara dura quizá, acaso, para imponerse.
Juan Maldonado Pereda, 4 veces diputado federal, lo decía así:
“Es el hombre el que hace el cargo, nunca el cargo al hombre”.
CORREDORES: Dueño de la verdad absoluta, con la macana y el tolete en la mano, con todos se ha peleado.
El, claro, tiene la razón.
Mejor todavía: es su estado natural. Su estado mental. Quizá vengándose de todos porque desde la adolescencia, quizá antes, migró de Otatitlán y se refugió con la familia en Baja California.
Y nunca en tantos años pudo regresar. Hasta ahora.
Lo peor de un político, dice Suetonio en “Los doce Césares” es llegar al poder lleno de rencores y odios, pues trepado en la cresta vive los días y noches para vengarse.
BALCONES: Bragado, echado pa’lante, ha sometido a muchos actores políticos. Trae bajo su mano férrea a parte del gabinete legal y ampliado, diputados locales y federales, presidentes municipales.
Pero cuando de pronto, los diputados locales y federales unidos en su contra pusieron en el tinglado que con recursos públicos está comprando bienes en su tierra adoptiva, Baja California, entonces, dejó pasar unos días, el góber lo defendió y ahora el fin de semana, reviró dándose golpes de pecho.
PASILLOS: Jugando al matón de patio, ordenó cerrar las puertas del palacio de Xalapa para evitar que diez alcaldes de la Cuenca del Papaloapan entraran a la llamada Casa del Pueblo.
También las cerró cuando un montón de diputados locales del PAN buscaban una audiencia, tiempo aquel de la destitución del ex Fiscal carnal de la yunicidad, Jorge Wínckler Ortiz.
Y las cerró cuando ediles del PAN quisieron tender un puente, vaso comunicante, con el sexenio de MORENA.
“El dos del palacio” se jacta. Busca quizá congraciarse más con el góber. Acaso, el góber queda como un ángel de la pureza y “El dos” como el ángel del mal.
VENTANAS: La única resultante es un gobierno oscurecido, agitado por la convulsión social, sin resultados específicos.
En el día con día, las semanas ensortijadas durante once meses y una semana más, el secretario de Gobierno está convencido de que la mejor estrategia para ejercer el poder es la tensión, con todo y que la zanja social se recrudezca cada vez más.
“El abismo es, de momento, el principal legado” político y social (Jan Martínez Ahrens) de Éric Cisneros Burgos. El Chucky de la negritud.