jueves, abril 18, 2024

Barandal

•Migrantes asesinados

•Y en la impunidad

•Veracruz sombrío

Luis Velázquez

18 de octubre de 2019

ESCALERAS: 3 migrantes han sido asesinados en Veracruz. Y los tres, en la impunidad.

El primero en Acayucan. Un hondureño, camarógrafo de oficio, testigo del crimen de un compañero, salió huyendo de su país. Se refugió en Acayucan. Y la muerte lo alcanzó.

Fue un mediodía en una calle del pueblo. Su cadáver quedó tirado a la mitad de la calle. Desde entonces, en el primer año de Miguel Ángel Yunes Linares, la impunidad. Nada hizo el Fiscal carnal, Jorge Wínckler Ortiz.

PASAMANOS: La segunda fue una mujer. Guatemalteca. Con tres paisanos más fueron emboscaos en los límites de Isla y Rodríguez Clara. Fue el mismo día cuando en Tierra Blanca se efectuaba la feria ganadera. Entonces, el secretario General de Gobierno cortó el listón y luego escuchó dichoso un festival de jarana en su nombre acompañado de una diputada local de MORENA.

En la emboscada murió la mujer migrante. Y “El dos del palacio” luego luego “tiró su espada en prenda” como acostumbra.

Dijo que los policías municipales de Isla eran los asesinos. Y el alcalde le reviró. Fueron los polleros, argumentó.

Y después del revire, el silencio ominoso del titular de la SEGOB jarocha.

CORREDORES: El tercer migrante asesinado fue en la ciudad de Veracruz del panista Fernando Yunes Márquez.

Fue un hondureño. En compañía de esposa pedían limosna en una calle céntrica de la ciudad. Y los rafaguearon. El hombre falleció.

Los tres homicidios, en la impunidad. Incluido, claro, el del camarógrafo en la yunicidad, pues una cosita es el gobernador en turno y otra, que de oficio el crimen se siga.

BALCONES: En los tres asesinatos resulta indicativo el silencio de los cónsules de Honduras y Guatemala. Ninguna palabra. Tampoco de los embajadores, quizá, porque la esposa del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon, exhondureña y hasta embajadora de su país fue en México, acaso, mera coincidencia.

Lo peor es que las semanas y los meses han caminado sin que ninguna autoridad consular de Honduras y Guatemala insista en el tema.

Estarían, digamos, aplicando el dogma de Benito Juárez. “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Y mejor, ni moverle, cuando, caray, por vez primera en la historia nacional, un presidente de la república está ofreciendo chamba con un sueldito de 5 mil 500 pesos mensuales a los ilegales.

PASILLOS: La lógica es clara: un crimen hace olvidar el anterior y el anterior. Y cuando Veracruz se va acercando a los mil 500 asesinatos en los últimos diez meses y 18 días, entonces, hay un tiradero de cadáveres en todos los rincones geográficos y una cadena de impunidad.

Y, por tanto, los tres asesinatos de migrantes, en el archivo muerto.

Grave, terrible que los cónsules miren así la vida de sus tres migrantes, cuando, caray, toda vida es invaluable, y así sean indocumentados pobres son seres humanos. Se necesita mucha coraza, corazón de piedra, para tanta insensibilidad.

VENTANAS: Y si a los cónsules les vale, tantito peor a la secretaría de Seguridad Pública y a la Fiscalía. Total, dirán, unas cruces más, nada significa en la orgía de sangre en Veracruz, cuando hemos logrado el primer lugar nacional en feminicidios y el primer lugar nacional en secuestros. Y, claro, de muertos por dengue, aun cuando el secretario de Gobierno jura que se debió a otros motivos, hosanna, hosanna, hasta donde se llega para tratar (sin lograrlo) de justificar la incapacidad y la incompetencia.

En Honduras y Guatemala, los familiares de los migrantes asesinados en Veracruz siguen llorando a los suyos.

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