“Los castigó Dios”

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Por Gabriel García-Márquez

Columna: Sentido Común

Gabriel García-Márquez

Como nadie le hace caso a Miguel Barbosa Huerta, el gobernador morenista de Puebla buscó la manera de atraer los reflectores nacionales y en un discurso pronunciado en Huejotzingo, se atrevió a hablar de la elección de 2018 cuando resultó derrotado por la panista Martha Érika Alonso Hidalgo.

Nadie sabe qué le picó a Barbosa Huerta al acusar nuevamente que le fue robada la elección mediante un fraude electoral y que le costó 19 meses acceder a la gubernatura, aun cuando para ello tuviera que suceder una tragedia en la que murieron la gobernadora Erika Alonso y su esposo el senador Rafael Moreno Valle.

El discurso de Miguel Barbosa hubiera quedado en una mera anécdota de no haberse ido hasta la cocina al aseverar que le robaron la elección y que a los responsables “los castigó Dios”. Habló como un rijoso e irreverente, utilizando un lenguaje plagado de rudeza innecesaria al decir que la lucha fue “a machetazos”, porque “nos querían extinguir”, “porque yo gané”, dijo, “me la robaron, pero los castigó Dios”, haciendo alusión por supuesto a los Moreno Valle.

Algunos dicen que lo dicho por Barbosa en Huejotzingo fue una ocurrencia, pero lo cierto es que causó tanta indignación que hasta los morenistas le exigieron que se disculpara. Las redes sociales se lo acabaron y tacharon sus afirmaciones de insensibles, insensatas, lamentables, desafortunadas y fuera de lugar.

El mismo Ricardo Monreal Ávila, coordinador de los senadores de Morena, fue crítico al afirmar que “¿Para qué remover cenizas que pueden causar más polarización y confrontación? Yo no estoy de acuerdo, yo respeto la memoria de quienes ya se fueron. Y, con el creador, el arquitecto del gran universo, trato de no meterme en conflictos”.

La desatinada y lapidaria declaración de Barbosa provocó que Omar Álvarez, el hijo adoptivo de Martha Erika Alonso reaccionara con coraje e indignación en un mensaje dirigido al gobernador poblano “Soy el hijo de la maestra Martha Erika, te pido en memoria de mi madre que dejes ya tu odio hacia ellos, que te concentres en lo que el pueblo necesita, que el cargo que tienes es para ejércelo, sé hombre y respeta empezando porque es una mujer de la que estás hablando. Demuestra que tienes el intelecto para mejorar las cosas, demuéstralo. Algo más, al pueblo le podrás engañar, a DIOS no lo puedes engañar, trata de enmendar tus acciones, Dios no castiga, Dios es observador. Tenlo siempre presente, Dios nos observa, te observa”, concluyó tajante el mensaje del hijo de la exgobernadora.

La respuesta de Barbosa ante las exigencias de una disculpa pública por sus desatinados señalamientos fueron lo que se esperaba de un político soberbio y arrogante “Que se queden sentados (a esperar una disculpa pública) mis expresiones fueron expresiones de cultura popular”. ¿Eso es cultura?

Es cierto que Barbosa tardó 19 meses para lograr la gubernatura, pero Érika Alonso solamente duró 10 días en el cargo que legítimamente había conseguido, porque en vísperas de Navidad murió en trágico accidente aéreo por causas que aún no se han esclarecido. El informe más reciente señala que “no es un accidente convencional”, por tanto, merece una investigación más profunda para esclarecer las causas de la tragedia.

Mientras tanto, que le quede claro al soberbio de Miguel Barbosa, que el que se ríe se lleva, no sea que los poblanos también le deseen un castigo divino.