Escenarios

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•Morenistas radicales

•Enviados de Dios

•Servir al dogma

Luis Velázquez

12 de octubre de 2019

UNO. “No hay más ruta que la nuestra”

En toda la historia, la militancia de la izquierda ha servido a los dogmas.

De algún modo reproducen aquella frase bíblica de David Alfaro Siqueiros, uno de los tres grandes muralistas, de que “no hay más ruta que la nuestra”.

Todavía peor: cien por ciento radicales, son más radicales, por ejemplo, que los cristianos evangélicos y los Atalayas, quienes a fuerza sueñan con meter su doctrina y creencias a la población, fastidiando la vida cada 8 días, por lo regular, el sábado y domingo, tocando en casa.

Por eso, y como dice el intelectual alemán, Hans Magnus Ensensberger (“Tumulto”, súper libro de crónicas) es la hora de procrear hijos para que se vuelvan morenistas, la nueva tendencia política del país.

Y es que cada nuevo bebé que esté llegando al mundo en la tierra azteca traería, traerá, en vez de “una torta bajo el brazo”, la Cartilla Moral.

Y una razón de ser. La República Amorosa. La Cuarta Transformación, la 4T.

Su destino, sin embargo, está encarnado con los líderes del movimiento estudiantil del 68, todos de izquierda. Todos, por ejemplo, terminaron en carguitos públicos menores en el gobierno… al que criticaban con rabia. Muchos, perpetuados en la curul como Pablo Gómez. Otros, terminaron alcohólicos. Otros, se suicidaron.

Ellos profetizaban el mundo nuevo, el socialismo por la vía pacífica. Terminaron de burócratas.

Solo uno se salvó. Heberto Castillo, declarado mártir nacional. Una medalla con su nombre fue creada por el gobierno de Veracruz, aprobado, claro, por la LXV Legislatura, con mayoría de izquierda.

DOS. “Cada día que pasa me va mejor”

Si se parafrasea a Joseph Roth (“Viaje a Rusia”, su libro de crónicas), entonces, la revolución pacífica de MORENA está engordando “con la misma desesperación (y desencanto) que el que ve engordar a la mujer amada”.

Por ejemplo:

En el caso de Veracruz, MORENA en el principal palacio de Xalapa, se fue cabezona con el nepotismo, la mayoría del gabinete legal y ampliado instalando a familiares en cargos públicos, y condenando con rabia a los críticos con la cantaleta consabida de que son unos conservadores, sin otro argumento de peso y con peso.

Cabezones también se fueron con la compra de patrullas policiacas por dedazo y por dedazo también, y cabezones, con la compra de las medicinas que por la crisis humanitaria según el secretario de Salud.

En sus orígenes, la izquierda “tiró su espada en prenda” por los campesinos y los indígenas. ¡Ay, Lenin y León Trostky soñando con la dictadura del proletariado!

Y ahora, en Veracruz, los indígenas (“pobres entre los pobres”) y los campesinos (pobres a secas) están más lejos del palacio de Xalapa que “de las estrellas”.

Y sin embargo, desde el palacio de Xalapa los morenistas cantan la misma estrofa en los años de José Stalin en Rusia cuando los niños de la escuela eran obligados a cantar antes del ingreso a clases, paraditos, en el patio escolar, el siguiente dicho:

“Cada día que pasa me va mejor y mejor/ cada día que pasa me va mejor y mejor”.

TRES. Morenistas radicales

La izquierda sigue respondiendo con rabia a los críticos.

Pero ahora tienen a “los chairos” cibernéticos y a los llamados “Siervos de la Nación” para la defensa apasionada, loca y frenética de los jefes.

¡Mucho daño, pues, ha causado la ideología a la “pobre gente” como la definiera Dostoievski en uno de sus libros!

Y más, cuando la izquierda ha terminado peor que la derecha (panismo) y el centro (priismo), pues hoy son más radicales, más eufóricos, más mesiánicos.