domingo, mayo 19, 2024

Expediente 2019

Viacrucis en el I.M.S.S.
Luis Velázquez

01 de octubre de 2019

Diez meses después de A.M.L.O. como presidente de la república y del tiempo de la república amorosa de MORENA, en el Seguro Social y el I.S.S.S.T.E. están igual o peor que cuando el priismo y el panismo.
Por ejemplo, nadie olvida los graves pendientes sociales en la atención a los derechohabientes, pero diez meses después, pasado ya el primer informe de gobierno, los pacientes bien pueden todavía morir en casa por la falta de espacios, tiempo, quizá medicinas, para operar, por ejemplo, de una vesícula.
Fue el caso la semana anterior de una paciente quien desde hace ratito se la ha llevado con medicinas para atenuar los dolores y luego de varias semanas de espera le dieron la gran noticia: podrán intervenirla, pero hasta el año entrante.
Además, pendiente de definir el mes.
Cierto, las cosas, como repiten los directores del Seguro Social, anexos y conexos, estaban peores en el priismo de Enrique Peña Nieto, pero, caray, diez meses después resulta insólito que con tantas expectativas levantadas en la campaña electoral por A.M.L.O., sigamos igual o peor.
Por ningún concepto se vale.
No se vale, por ejemplo, que las instituciones de salud sigan, digamos, jugando a la medicina social, y como en el caso, de aquí a cuando pasen unos 5 meses, la enferma necesita de una operación de la vesícula habrá muerta.
El panista (derecha), morenista (izquierda) ahora, Germán Canseco Martínez, renunció a la dirección general del I.M.S.S. en una carta kilométrica donde detallara con microscopio los males de la caja de Pandora del I.M.S.S., y sin embargo, mientras regreso tan campante al Senado, el Seguro Social continúa igual.
Durante muchos en el siglo pasado el I.M.S.S. era la salvación de la clase baja y la clase media, millones de trabajadores, igual que en el I.S.S.S.T.E., con acceso a la salud pública. Ahora, estar enfermo y afiliado al I.M.S.S. y/o al I.S.S.S.T.E. es la antesala de la muerte.
La salud y la seguridad pública son el par de talones de Aquiles de la República Amorosa en el tiempo de MORENA y A.M.L.O. en el Palacio Nacional.

EL PEOR INFIERNO

¡Vaya destino para el grueso de la población!
Por un lado, el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre.
Y la migración inevitable y forzosa a Estados Unidos como migrantes sin papel soñando con el paraíso terrenal.
Y uno de cada tres jefes de familia llevando el itacate a casa con el ingreso del changarrito en la vía pública.
Y andar de Mil Usos en las calles y avenidas para juntar unos centavitos cada día y llevar los frijolitos a casa.
Y por el otro, la inseguridad. Cada día más y más secuestros, desaparecidos y asesinatos.
Y en medio, caray, el peor infierno de la vida con el servicio médico dudoso y cuestionable, evidenciado y bajo sospecha, de las instituciones de salud y en donde también se incluyen los hospitales y centros de salud de Veracruz.
6 de los 8 millones de habitantes de la tierra jarocha, en la pobreza y la miseria según el INEGI y el CONEVAL.
Además del millón de personas con la escuela primaria incompleta y el otro millón con la escuela secundaria inconclusa y los 600 mil con el bachillerato a medias y los 600 mil analfabetas, personas de 14 años de edad en adelante como está documentado en los Cuadernillos Municipales de la secretaría de Finanzas y Planeación.
Y, de ñapa, que necesites una operación de la vesícula y en el I.M.S.S. te digan que si bien le va… el año próximo, y ya veremos el mes.

VIACRUCIS EN EL I.M.S.S.

La historia de la derechohabiente del I.M.S.S., Claudia «N» documenta el tiempo de la Cuarta Transformación y la República Amorosa y también, claro, de la Cartilla Moral:
De buenas a primeras, Claudia «N» empezó a sentir fuertes dolores en el estómago. Fue al Seguro Social. El suplente del médico familiar (el titular estaba de vacaciones) diagnosticó colitis.
Ordenó medicinas. El dolor siguió. Entonces, Claudia fue con un médico particular y le envió ultrasonido gastrointestinal. El laboratorio particular entregó los análisis y resulta que tenía piedras en la vesícula. Y como el conducto biliar estaba obstruido le producía inflamación.
Y en tales condiciones, la vesícula no puede ser extraída pues corre el riesgo de reventarse.
Así decidió esperar a su consulta institucional. Y ver el caso de la vesícula.
Mientras, fue sometida a una dieta a base de verduras y frutas.
Y el peor calvario llegó.
Llegó, por ejemplo, con la cita mensual con el médico familiar. Llevó los estudios que tiene con una vigencia de 3 meses. Y el médico del I.M.S.S. la envió a Cirugía. Y en esa especialidad le dieron cita para un mes después.
Llegó la fecha. Los nervios, alterados. Tres médicos la atendieron. Vieron las gráficas del ultrasonido. Decidieron la operación.
Y cuando fue a la ventanilla para programar la operación, simple y llanamente la recepcionista le dijo que no había lugar. Que todas las fechas estaban saturadas para el resto del año. Que volviera en el mes de diciembre, cuando les entregan los libros del año próximo, 2020, y ya verían.
Por un lado, un mes para la cita. Y por el otro, ahora debía esperar tres meses más para ver si tenía la oportunidad, el milagro, la buena vibra, el mejor karma, para que le diera cita para, primero, hacer los estudios ordenados por los tres médicos del I.M.S.S. y luego otra larga y extenuante espera para ser intervenida.
Claudia preguntó a la recepcionista qué podía hacer.
–Vaya a Urgencias y diga que no aguanta el dolor, dijo la burócrata.
Desolada, se retiró de la institución.
Habló con uno de sus hijos. El hijo se aposentó en el I.M.S.S. Cazó a un médico en el mismo consultorio donde su madre había sido atendida. Y le fajó. Y el médico vio las placas de los estudios. Y le dijo que era urgente, urgentísima la operación. Que no se explicaba las razones por las cuales la doctora había mandado la orden como «urgente» y nadie la atendió.
Y otra vez la burda y prosaica venta de esperanzas.
Que venga la próxima semana cuando el nuevo médico estaría de guardia. Y que vería.
Pero se han dado casos donde los enfermos llevan dos años esperando turno para la intervención quirúrgica.
Y los dolores en la espalda son canijos. El estómago, inflamado.
Claudia es una asalariada con bajo perfil, sin recursos económicos para solventar una intervención con un médico particular que cobra «un ojo de la cara».
Pero no os preocupéis, derechohabientes del Seguro Social. La 4T ha llegado. Está por llegar. Llegará pronto, pronto, pronto, antes de que el gallito cante 3 veces. ¡Tened fe, mucha fe! ¡Creed en Dios! ¡No robéis, no matéis! ¡Sean optimistas, por favor! ¡Ganarán indulgencias en el más allá!

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