domingo, mayo 19, 2024

Malecón del Paseo

•Soberbia política

•Hombres infalibles

•Los perdona/vidas

Luis Velázquez

28 de septiembre de 2019

EMBARCADERO: La soberbia, y más la soberbia política, es el peor mal de la caja de Pandora… Bien lo decía Eufemio Zapata, el hermano menor de Emiliano: la silla del palacio está embrujada porque enloquece a todos… Lo dijo Luis XIV a los 19 años de edad entronizado rey: “Yo mando”… Lo dijo Napoleón Bonaparte: “Con otro como José María Morelos, conquisto el mundo”… Lo dijo Javier Duarte: “Como gobernador me volví sexy”… Lo dijo Fidel Herrera Beltrán: “Estoy en la plenitud del pinche poder”… Lo dijo Enrique Peña Nieto: “No te preocupes, Rosario”…

ROMPEOLAS: Basta que a un político le den un cargo público para perder la dimensión de las cosas… “Siento que me estoy convirtiendo en un dios” exclamó Vespasiano uno de los doce Césares descrito por Suetonio… “Si Dios no existe, entonces yo soy Dios” dijo León Tolstói… “Después de Dios, yo” exclamó Porfirio Díaz Mori… “Soy Quetzalcóatl” dijo José López Portillo… “Estás conmigo o estás contra mí”, decía Ronald Reagan como presidente de Estados Unidos… “Traicionar al presidente de la república es traicionar a la patria” dijo Damián Alcázar en “La dictadura perfecta”…

ASTILLEROS: Y es que antes de que el gallito cante tres veces, una mujer, un hombre, un fantasma con poder, descarrilan por completo… Primero, por el cargo público en sí mismo y entre más alto, peor tantito… Segundo, porque tiene un presupuesto a su servicio… Tercero, porque hay un ejército de empleados a las órdenes… Cuarto, porque el gabinete legal y ampliado compite para elogiar al jefe máximo… Quinto, porque las secretarias y las barbies lo disputan para llevarlo a la cama… Y sexto, porque la mayoría de la prensa le tira incienso… Y en tales circunstancias, el hombre con poder siente que es infalible…

ESCOLLERAS: Y más, cuando, por ejemplo, sin ninguna experiencia ni fogueo en el campo de batalla, sin la formación burocrática que el poder significa, sin vivencias en el contacto con la población electoral, el hombre público es encumbrado en la parte más alta del poder… Entonces, y como nada le costó, cree, siente, está convencido que todos tienen la obligación de servirle… Y es cuando, resbalan y descalabran, creyendo, pobrecitos, que el poder público es eterno… Y por encima de ellos, nadie…

PLAZOLETA: ¡El chamán libre a la población de los políticos soberbios!… Aquellos que trepados en un ladrillito, luego enseguida marean y pierden el piso y la perspectiva de los hechos y circunstancias… Aquellos mesiánicos, iluminados, que se creen enviados de Dios en la tierra… Nada, por ejemplo, retrata a tales políticos como las películas “La dictadura perfecta” y “El infierno”, protagonizadas por Damián Alcázar… Además, por la alta corrupción en que suelen caer, convencidos de que el dinero abre las puertas, incluso, del cielo…

PALMERAS: La soberbia, dice el relato bíblico, pudre el corazón y las neuronas… Basta y sobra el poder político más modesto para descarrilar… Desde un policía uniformado, el jefe de conserjes y el líder burocrático hasta un diputado local y federal, un secretario del gabinete legal o ampliado o un presidente municipal y un gobernador y un ministro de Estado… Todos ellos, son altivos y petulantes con la gente sencilla, pero al mismo tiempo, sumisos con sus jefes… Incluso, un gobernador tendido al piso de un presidente de la república… Y por desgracia, la soberbia es pareja, pues de igual manera que se traga a priistas, panistas y perredistas, también a morenistas… La fuerza volcánica, ígnea, del poder, bajo una regla sicológica y siquiátrica universal: “Yo soy más chingón que tú”…

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