domingo, mayo 19, 2024

Diario de un reportero

* El sobreviviente

* Un riesgo vivir aquí

* Camino al infierno

Luis Velázquez

DOMINGO

El sobreviviente

Usted, ciudadano de Veracruz, es un sobreviviente. Ha sobrevivido, por ejemplo, a las matazones en la era Cuitláhuac.

Mientras el paisaje urbano y rural está integrado por secuestros, desaparecidos, asesinatos, cercenados, decapitados, infanticidios y feminicidios, usted está vivo.

Hasta el día de hoy, y para felicidad de los suyos, la ha librado. Y más todavía, aquí sigue, enfrentando todos los días la guerra entre el gobierno de Veracruz y los carteles y cartelitos. Una guerra que es entre ellos, pero que avasalla la vida humana.

Otros, familias completas incluso, han migrado a otras entidades federativas como Yucatán y Campeche, donde se vive el paraíso terrenal.

En otros casos, la esposa y los hijos han sido desterrados a otras ciudades, y el padre ha quedado aquí por su trabajo o por su changarro, comercio, negocio.

Incluso, muchos han salido de sus pueblos, instalado en otra ciudad de Veracruz, y nombrado a un gerente general de su industria para, digamos, y según ellos, evitar un secuestro, una desaparición, un asesinato.

Con todo, usted es un superviviente.

En muchos, muchísimos hogares existen niños huérfanos y parejas viudos, ya por la esposa asesinada, ya por el marido.

Pero aquí seguimos. Y por eso, usted es un valiente.

LUNES

Un riesgo vivir aquí

Vivir en Veracruz se ha vuelto un riesgo, un peligro, pues todos los caminos llevan al infierno.

Nadie, y por desgracia, está exento. Nadie puede cantar victoria.

La vida diaria se ha interrumpido y sufrido descalabros.

Por ejemplo, en muchos pueblos de norte a sur y de este a oeste viven de hecho y derecho un virtual Estado de Sitio. Casi casi, bajo el Toque de Queda.

Apenas pardea la tarde, las familias se encierran en sus casas sin asomar a la ventana. La vida nocturna, cancelada. Una bala perdida puede acabar con la vida. Un secuestro exprés zambulle a la familia en el caos, la incertidumbre y la zozobra.

La vieja costumbre provinciana de sacar el sillón tlacotalpeño en las tardes a la banqueta para platicar entre familia y con los amigos y conocidos y vecinos que pasen forma parte de la nostalgia.

Pocos, excepcionales ciudadanos viajan en la noche por las carreteras federales y estatales. El diablo, vestido de malandro, puede aparecerse, y entonces, ni con pistola al cincho puede garantizarse la vida.

Por eso, cierto, la vida ha cambiado, pero al mismo tiempo, la mayoría poblacional sigue aquí. Y es un sobreviviente.

MARTES

A la orilla del precipicio

La inseguridad y la impunidad se mezclan y solo dejan como herencia perpetua, la pesadilla inacabable, el día de la Resurrección de los Muertos.

Un asesinato más es consumado en Veracruz y la secretaría de Seguridad Pública queda rebasada. Y los crímenes se van juntando en la Fiscalía. Y la impunidad florece hasta en tierra infértil, pues un homicidio hace olvidar el anterior y el anterior y el anterior, y entonces, el fin del mundo.

Así, la delincuencia organizada y común siguen ganando las batallas. Y la vida de todos pende de un hilo, a la orilla del precipicio.

Un cadáver colgando de un puente en Tuxpan. Tres cabezas humanas decapitadas tiradas en el norte de Veracruz. La señora secuestrada en Coatzacoalcos luego de dejar a sus hijos en la escuela y desaparecida y asesinada y decapitada y arrojado el cadáver en una calle.

Y sin embargo, usted, ciudadano de Veracruz, permanece aquí, soñando con el paraíso terrenal. Pero más todavía, sigue aquí por amor a su pueblo, pues ni modo que los carteles sean inmortales.

MIÉRCOLES

Los políticos están contentos

Todos los políticos venden esperanzas. Desde luego, “toman el pelo” a la población electoral.

Alardean, por ejemplo, que “el índice de violencia va a la baja y estamos contentos, muy contentos”.

Ofrecen la llegada de Dios con la Guardia Nacional. Garantizan la efectividad de la Fuerza Civil. Subastan la pureza de las corporaciones policiacas, malandras que fueron en el duartazgo y quizá todavía.

Unos alcaldes “se cortan las venas” pavoneándose que hablarán con los malosos para regresarlos al camino del bien. Otros, “salen por la tangente” diciendo que todos nos cuidemos unos a otros. Unos más, se sumen.

Y mientras en cada nuevo amanecer las noticias de las páginas rojas son más y más asesinatos, cada ciudadano de Veracruz es un valiente.

Ellos dirán que, cierto, “la violencia es inevitable y ni modo”, y al mismo tiempo, que ni hablar, “¡aquí nos tocó vivir y que le vamos a hacer!”.

Pero sea como sea, todos aquí dejaron el cordón umbilical y solo queda integrarse a unas guardias comunitarias, unas autodefensas, un comité de barrio, un grupo de vecinos, para como sucediera en Mixtla de Altamirano, el Valle de Uxpanapa, Jáltipan y las ciudades de Xalapa y Veracruz, entre otras, detener a los malosos, y en unos casos, lincharlos y prenderles fuego.

JUEVES

“El día de la Santa Muerte”

Emerson lo decía así: “El día cuando el hombre ame la muerte amará la vida”. Por eso, en el Veracruz de hoy, como desde el duartazgo, solo resta como el Macario de Bruno Traven, hacer a la muerte una compañera inseparable.

“La muerte, diría Edmundo Valadés en su novela imborrable, tiene permiso”.

En los últimos diez meses, por ejemplo, se ha aparecido y de manera feroz en una fiesta familiar en Minatitlán dejando 14 muertos. En un night club en Coatzacoalcos dejando 32 muertos. Y ni se diga en el territorio jarocho, desde Tampico Alto hasta Las Choapas, engrosando la estadística con más de mil 400 cadáveres.

Ya desearíamos que la fiesta nacional del día de muertos estuviera aquí. Mejor dicho, declarar cada día como el día de “la Santa Muerte”.

En todo caso, la profecía se cumple. En la guerra del bien y el mal, por lo regular, gana el mal. Luzbel derrotando a Yahvé.

Paradojas de la vida: Dios se tardó 5 minutos para destruir Sodoma y Gomorra, la nación del pecado bíblico, y los malandros ya llevan 9 años aquí, como campeones.

Cierto, cuando MORENA entró al palacio de Xalapa, los capos ya estaban aquí. Pero diez meses después, aquí siguen.

VIERNES

Cada día la vida se arriesga

Usted, ciudadano de Veracruz, tiene una entereza insólita y admirable.

A la vuelta de la esquina, los malandros acechan y todos los días, arriesgando la vida, usted sale a trabajar.

Y más, cuando antes la violencia causaba estragos en las noches, pero ahora en el día, incluso, un domingo al mediodía una señora fue secuestrada a la salida de misa en Boca del Río, se la llevaron y le cortaron dos dedos para presionar a la familia para pagar el rescate millonario.

Incluso, como los feligreses asaltados una tarde en una iglesia de Córdoba cuando rezaban el rosario.

Y no obstante, usted, ciudadano, sigue aquí. Y por eso, el profundo respeto inalterable de admiración. Agustín Lara, Pepe Guízar y Carlos Fuentes quisieron nacer en Veracruz.

La inseguridad y la impunidad, las hermanas gemelas del terror, el pánico y el miedo, llevaron a la periodista Violeta Santiago a intitular su primer libro con el nombre de “Guerracruz”, en vez de Veracruz.

Esa es la realidad adversa, gritoneen lo que gritoneen desde el lado oficial…

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