lunes, mayo 20, 2024

Escenarios


•Orgía de sangre
•20 policías asesinados
•»Lavarse las manos»

Luis Velázquez
23 de septiembre de 2019


UNO. Orgía de sangre

Veinte policías han sido asesinados en la era Cuitláhuac. Una orgía de sangre y lujuria malandra que nadie detiene. Incluso, Jorge Wínckler fue destituido de la Fiscalía hasta con orden de aprehensión y el gobernador sigue rafagueándole. Con Wínckler, dijo para justificar el crimen de los dos mandos policiacos, «sucedían cosas peores». «¡Ay, con el apagón que cosas suceden!» exclamaría Yuri.
Grave, indicativo, significativo, alarmante, ocupante y preocupante que el llamado «Comandante Tornado», Jorge Quiroz, estuviera de vacaciones en Álamo, Temapache, su pueblo. Entonces, de pronto, en el Veracruz de Morena, los sicarios interrumpieron en su casa «de forma violenta» como dice el erudito, y lo mataron.
¡Vaya violencia en sus peores decibeles!
¡Vaya herencia, ajajá, dice Cuitláhuac, heredada por Miguel Ángel Yunes Linares, Javier Duarte y Fidel Herrera Beltrán, para justificar su incapacidad manifiesta.
Ridículos, sin embargo, los legisladores del PAN, tanto locales como federales, exigiendo la renuncia de Cuitláhuac. Han de buscar un sustento constitucional para que proceda. O en todo caso, presionar y presionar hasta lograr el objetivo. Lo peor, el tsunami de violencia descarrillada en Veracruz.

DOS. Wínckler, el peor de todos

Tanta inseguridad y zozobra que el mismo día cuando el «Comandante Tornado» fue ejecutado en su casa, en Coatepec, una mujer fue privada de la vida. Un asaltante solitario le asestó varias puñaladas. Más de 150 mujeres asesinadas en los últimos 9 meses y medio. Veracruz, en el primer lugar nacional del feminicidio asegura el Obispado de Orizaba.
Por eso, y para «curarse en salud», el góber precioso sigue inculpando a Wínckler. ¡Vaya inmadurez política y social! El niño berrinchudo inocente de todo. Los malosos son los otros. Pero, bueno, mientras AMLO le levante la mano y lo vitoree podrán los ángeles y arcángeles conspirar en su contra.
Trepado en el autoritarismo y la soberbia, se pitorrea.

TRES. Y en Veracruz sigue matando…

El mismo día, en la carretera Córdoba-Atoyac, otros sicarios emboscaron al comandante de la Policía Municipal, Efraín Sánchez Zúñiga. Miércoles 18 de septiembre. Quedó tendido en la carretera. Infructuoso el operativo montado «para dar con los responsables» reseñó el boletín. Estado de Derecho fallido. Estado Delincuencial ganando la batalla.
Gran consuelo para los 8 millones de habitantes de Veracruz. El góber precioso, el góber fifí y sabadaba, levantó su voz santa al cielo y dijo:
«Hoy sólo se comenten dos o tres asesinatos por día. Y no diez como fue con el exfiscal. Hay una Fiscalía (¡Hosanna, Verónica, hosanna!) con la que se puede trabajar».

CUATRO. Ese chorizo ya perdió efecto…

Pero el secretario General de Gobierno enloqueció con Wínckler, claro. Según él, dijo el día cuando mataran a los dos jefes policiacos y a una mujer más, Wínckler trae «algunos medios de comunicación en una campaña de desprestigio en contra del gobierno de Veracruz para presionar su reinstalación».
Otra forma ingenua «de lavarse las manos». Ningún Colectivo, por ejemplo, quisiera el regreso de Wínckler a la Fiscalía dada su soberbia. Y si en todo caso, Wínckler cree que, en efecto, con madrazos mediáticos pudiera regresar, primero, está perdido, y segundo, significaría la debilidad de la LXV Legislatura y el gobierno de Veracruz. Y tercero, ni modo que los panistas lograran el milagro de su regreso.
En vez de «curarse en salud», los Morenistas debieran buscar mejores estrategias para disminuir la violencia. Wínckler y su padrino están mucho más allá de la seguridad. Y lo peor, ante la impotencia de Cuitláhuac y los suyos su imaginación y neuronas solo alcanza para seguir inculpando a sus antecesores. Ese chorizo ya perdió efecto.

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