Columna: Sentido Común
Hace unos días, la empresa Arias Consultores publicó los resultados de una encuesta realizada a nivel nacional en los 32 Estados de la República, con la intención de evaluar las condiciones del Gobierno de México, especialmente sobre cómo califica la gente el desempeño de los gobernadores en funciones. El resultado fue sorprendente, sobre todo porque los cinco mejor aprobados son los gobernadores de Yucatán (PAN), Sinaloa (PRI), Tamaulipas (PAN), Baja California Sur (PAN) e Hidalgo (PRI). Si se dan cuenta, ninguno de ellos es de Morena.
No nos sorprende que el gobernador de Yucatán, el panista Mauricio Vila Dosal, sea el mejor calificado y esté a la cabeza de la lista, toda vez que se trata de un hombre con mucha experiencia en la administración pública, que ha sido diputado y alcalde de Mérida con muy buen historial. Vila Dosal está gobernando acertadamente a su estado, imponiendo orden, pero sin alejarse de la gente que lo llevó al poder y que le pide buenos resultados.
En este caso aplica perfectamente el dicho de que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen, porque los yucatecos son gente trabajadora y ordenada, respetuosa y comprometida con la sociedad, por lo que han convertido a Mérida en una de las ciudades más pujantes y progresistas del país.
Basta con darse una vuelta por Mérida, la ciudad blanca, para palpar el ambiente que impera en la capital yucateca, donde hay seguridad, orden y limpieza. Desde muy temprano la gente se forma civilizadamente a esperar su turno, para poder abordar los autobuses que los llevarán a su centro de trabajo. Sobre la banqueta, exclusivamente en los lugares donde hacen la parada los autobuses, se forman una o dos filas sin empujones ni colados.
Es de destacarse que los autobuses urbanos únicamente se detienen a recoger pasaje en los puntos que tienen autorizados, nunca a media cuadra o en doble fila. Lo mismo los taxis que solamente levantan pasaje en los sitios que tienen asignados por Tránsito.
Las calles están limpias, no se ven las bolsas de basura amontonadas en las banquetas como sucede en las ciudades de Veracruz y otros estados, no hay desperdicios regados por las calles que tapen las alcantarillas. La gente coopera con el gobierno, de manera que no solamente es responsabilidad de las autoridades, sino que la población se hace responsable de limpiar el frente de su casa, de no tirar basura en la vía pública y de mantener el orden.
POR UNA CIUDAD
A esto debemos aspirar en Veracruz, a imitar a la gente de Yucatán para convertirnos en una ciudad ejemplar, donde dé gusto sentarse en un parque, donde el transporte público esté ordenado y los choferes manejen con precaución. Debemos pugnar porque Coatzacoalcos sea la mejor ciudad no nada más del sur de Veracruz, sino también de toda la entidad y sí es posible del país.
Se debe promover un reordenamiento de las rutas del transporte público y obligar a los choferes a que manejen con precaución, que no manejen de manera temeraria, porque ´ponen en riesgo a peatones y usuarios.
Debemos aprender a recibir a los visitantes, ofreciendo buenos servicios y atenciones; tener una mejor señalización para que la gente que nos visita sepa cómo llegar a los sitios de interés sin perderse y quedarse con las ganas de regresar.
Sin embargo, no hay que olvidar que no todo es responsabilidad del gobierno, mucho importa la participación de la población que puede exigir dando el primer paso y poniendo el ejemplo. Así, tal vez un día, seamos una de las mejores ciudades y los de fuera nos volteen a ver no nada más por las malas noticias que ya se han vuelto costumbre, sino por las buenas que se irán transmitiendo de boca en boca, en los medios y en las redes.
