Barandal

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•El libreto de AMLO

•El libreto de Cuitláhuac

•Mil años luz de distancia

Luis Velázquez

04 de junio de 2019

ESCALERAS: Las elites políticas de MORENA tienen un libreto. Es el libreto de AMLO marcando la pauta en el país. Un libreto que cada gobernador obradorista reproduce “al pie de la letra” para quedar bien. A veces, el libreto se reproduce como copia Xerox en la provincia. Otras, sin embargo, un libreto en el altiplano y otro libreto en cada entidad federativa.

En Veracruz, Tabasco, Chiapas, Morelos y la Ciudad de México, pronto Puebla y Baja California, gobiernos de la izquierda aglutinada en MORENA, el libreto denota y connota el estilo personal de gobernar y ejercer el poder.

Y si se escudriña con un microscopio el libreto de AMLO y el libreto de Cuitláhuac pareciera que Veracruz se está desmoronando. Quizá, desmoronado estaría.

PASAMANOS: El libreto de AMLO, por ejemplo, insiste en la austeridad republicana y que por ahora, digamos, se reproduce en Cuitlalandia.

El libreto obradorista habla de la reducción de sueldos y que también tiene su acústica en Veracruz.

El libreto de AMLO retrata una lucha feroz contra el nepotismo, el amiguismo y el cuatismo. Pero este libreto está a mil años luz de distancia en Veracruz. Nunca como ahora, la lista trascendida de tanto nepotismo, al grado de que la frase célebre de José López Portillo ha resucitado. “El orgullo de mi nepotismo” dijeron, por ejemplo, la secretaria de Trabajo y Previsión Social y el diputado José Manuel Pozos Castro. Y desde luego, con la bendición del gobernador.

CORREDORES: El libreto de AMLO habla de la transparencia, el “3de3” obligatorio, pero el libreto de Cuitláhuac es otro. La opacidad. Y la opacidad, digamos, y entre otras cositas, vaya a ser que los carteles saquen copia y secuestren a uno que otro secretario del gabinete legal y ampliado.

El libreto de AMLO gira alrededor de una conferencia de prensa mañanera todos los días, pero el libreto de Cuitláhuac nada que ver. Casi casi diría como Arturo Bermúdez Zurita, el secretario de Seguridad Pública de Javier Duarte, “¡pinches periodistas!”.

BALCONES: En el libreto de AMLO está defender a Cuitláhuac, y aun cuando varios secretarios del gobierno de Veracruz han sido evidenciados en la cancha pública, “Cui” solo ha levantado la mano y vitoreado a su secretario de Salud, cuando en las redes sociales lo retrataron como “El besucón”, dando un besito a un chico y que fuera, dijo, fotomontaje.

Además, y sin defender a Zenyazen, el apóstol místico de la educación, cuando trascendieran en las redes su foto de stripero en la región central de Veracruz.

PASILLOS: En el libreto de AMLO está abrir las puertas para su gloria a ex priistas y ex panistas. Cuitláhuac es más discreto, o en todo caso, rejego. Y salvo al ex senador Ricardo Ahued Bardahuil, a ningún otro político desertor encumbró por completo.

En su libreto, AMLO tiene una girita semanal en el interior del país. Cuitláhuac, por el contrario, se concentra en Xalapa y solo camina por ahí de vez en vez bajo compromiso sellado.

Ni un milímetro fuera del pavimento sería, como los veterinarios, su lema.

VENTANAS: El libreto de AMLO incluye, por ahora, a un par de funcionarios federales renunciados y que solitos se fueron. Cuitláhuac, por el contrario, lleva cinco renunciados, cinco cambios, y va de gane, rebasando al jefe de jefes, cuando, caray, el libreto del mercado popular dice que al jefe “nunca se le rebasa, ni estando en pelotas”.

AMLO, en su libreto, es el tlatoani, el gurú, el jefe máximo. Cuitláhuac, claro, tiene a Papá AMLO para que le pase oxígeno político.

PUERTAS: En el libreto de AMLO está inculpar de todos a sus antecesores, igual, digamos, que Cuitláhuac. Mano a mano.

En su libreto, Cuitláhuac tenía, o tiene, la destitución del Fiscal Jorge Wínckler, y como su ineptitud quedó probada y comprobada, entonces, Papá AMLO ha entrado al quite, intentando salvar el libreto.

En el libreto, AMLO se mantiene hacia arriba en la encuesta, pero Cuitláhuac hacia abajo. Ni modo, las pifias del primer semestre.

AMLO, en su libreto, es el tlatoani, pero Cuitláhuac, en el suyo, “el hazmerreír nacional” según el diputado de MORENA, José Magdaleno Rosales Torres.

En su libreto, AMLO apela al resentimiento social de los pobres para encender la mecha contra “los emisarios del pasado” como los denominaba Luis Echeverría Álvarez. Cuitláhuac, solo se aplica de vez en vez, y reducido por excelencia a Miguel Ángel Yunes Linares. A Javier Duarte, ni lo ve, ni lo oye ni lo toca.

CERRADURAS: En su libreto, AMLO tiene un feroz y encarnizado combate contra la corrupción “y el ciclón de rapiña” (Francisco Bulnes) que le dejaran sus antecesores. Cuitláhuac ha resbalado en su libreto por el caso de la compra de las patrullas, las ambulancias y las medicinas bajo sospecha y que obligaran, ni modo, a la Contralora a decir que pronto, pronto, pronto, abriría, ajá, una carpeta de investigación, aplausos, aplausos.

PATIO: Disculpe el lector tantas veces utilizada la frase “el libreto” para definir el estado de cosas.

Pero se ha usado para describir la locura plutocrática a la que Veracruz ha sido llevado en tan poco tiempo.

Y lo peor, sembrando el desencanto ciudadano ante tantas expectativas levantadas el año anterior, ubicándonos en el peor infierno del mundo, porque la esperanza social ha quedado reducida a talco y polvo.