Barandal

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•Cuitláhuac, el pequeño

•Viñetas del poder

•Pequeño, pero grande…

Luis Velázquez

03 de junio de 2019

ESCALERAS: El gobernador ha entrado a la historia local como Cuitláhuac, el pequeño.

El pequeño que, por ejemplo, incluye en su agenda del día supervisar las gradas del salsódromo en Boca del Río.

El pequeño… feliz de comer mondongo al lado del jefe máximo en una fondita de Tierra Blanca.

El pequeño… que come ceviche en una fonda del mercado popular de Coatzacoalcos al lado de una morenaza que le acercaron y teniendo a la espalda la foto de “La Santa Muerte” colgada de la pared.

El pequeño… que come arroz a la tumba en Alvarado con su alcalde, Bogar.

El pequeño… que se atraganta con una manzana en el desfile obrero del primero de mayo mientras los trabajadores desfilan de espalda al sol expuestos a una insolación.

PASAMANOS: El pequeño, alcanzando la dicha inaugurando unas callecitas mamonas y pequeñas reencarpertadas y anunciadas como la gran obra pública sexenal.

El pequeño, inaugurando un Centro de Salud en Otatitlán y en donde las fotos oficiales revelan que los anaqueles estaban sin medicinas.

El pequeño, en su obsesiva obsesión de destituir al Fiscal luego del fracaso de sus operadores políticos en la LXV Legislatura y que llevara al diputado local, José Magdaleno Rosales Torres, a decir que somos, en MORENA, “el hazmerreír nacional”.

CORREDORES: El pequeño… a quien su propia leyenda y mito lo devorara cuando trascendiera que era sabadaba, salsero y fifí.

El pequeño… a quien le inventaron una novia, paseada el día de su toma de posesión, y luego, borrada del mundo.

El pequeño… que se viste de beisbolista para inaugurar la temporada en el parque deportivo y su secretario General de Gobierno lo declara, a tono con AMLO, el gobernador beisbolero.

BALCONES: El pequeño… que faramallea haciendo fila para trepar a un ADO en la ciudad de México y viajar a Xalapa, el político austero, ajá, que lleva una vida sencilla y modesta, y al mismo tiempo, el pequeño que boletina la foto para el conocimiento de “la humanidad pigmea” como dice la estrofa poética.

El pequeño… que en las redes sociales festina todos los días su punto de vista, a tono con el adagio popular de “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”.

El pequeño… feliz, dichoso, de ser vitoreado ante estudiantes de la Escuela Naval por el jefe máximo y luego la mano izada como bandera nacional delante de la prensa, bajo la consigna filosófica de que “estando bien con Dios allá que los ángeles y querubines se enojen”.

PASILLOS: El pequeño… que como expresión máxima del político estadista desdeña los festejos de los 500 años de la fundación del primer Ayuntamiento en tierra firme del continente y cierra la llave a su carnaval, y en contraparte, se atraganta con “el arroz a la tumba” de la tierra prometida.

El pequeño… que con grandeza, ajá, defiende a sus secretarios del gabinete legal por “el orgullo de su nepotismo”, amiguismo y cuatismo, mientras él mismo entrega “todo y sin medida” a su primito Eleazar, funcionario que fuera con Javier Duarte y Fidel Herrera, pues encima de la ideología está la sangre consanguínea.

VENTANAS: El pequeño… gigante que blinda a su gabinete legal y ampliado para que ninguno declare su “3 de 3”, vaya a ser que los carteles tomen asunto y actúen con toda la perversidad del mundo.

El pequeño… gigante que se pasea en un pasillo de Palacio Nacional con sus guardias pretorianos, el secretario General de Gobierno y el diputado jefazo de la Junta de Coordinación Nacional, alardeando que tendrán reunión cumbre para organizar la visita de AMLO a Veracruz.

PUERTAS: El pequeño, sin embargo, que en menos de un semestre, tan pronto, quedó bajo sospecha de corrupción con la rara y extraña venta de las patrullas policiacas, las ambulancias y las medicinas y que sirviera para que la oposición panista lanzara bombardeo en su contra.

A tal grado, incluso, y sobre el nepotismo y las patrullas, que la Contralora anunció (se ignora si lo anunció nada más por cacarearlo) que levantaría carpeta de investigación para rastrear, ajá, los hechos, y con lo que, claro, podrían los 8 millones de habitantes de Veracruz quedar tranquilos.

CERRADURAS: El sicólogo social dirá, oh Juan Salvador Gaviota, que “ningún lugar está lejos” y que cada quien llega tan lejos o tan cerca como desea.

Por lo pronto, para los detractores y quisquillosos se referiría que el góber fue efímero diputado federal y luego enseguida lanzado como candidato a gobernador y que si perdió en la primera ganó en la segunda ronda electoral.

Y por añadidura, ahí está su grandeza.

Pero que la profecía de Eufemio Zapata, el hermano menor de Emiliano, el caudillo del sur, de que la silla del palacio suele enloquecer a todos, sin excepción, a unos más y a otros menos, pero a todos, pareciera estarse cumpliendo.

Y como Miguel de Unamuno aseguraba que “el hombre es la medida de todas las cosas”, Cuitláhuac, el pequeño, se ha empequeñecido a sí mismo en el ejercicio del poder.

PATIO: “¡Ni modo, la vida es así y qué le vamos a hacer!” exclama un personaje novelístico de Carlos Fuentes Macías.

Napoleón Bonaparte, el grande, decía que con otro general con el genio militar de José María Morelos conquistaría el mundo.