sábado, abril 20, 2024

Diario de un reportero


•»El hombre-leyenda»
•Pacificó Veracruz en 40 días
•Pequeñez de Morenistas

Luis Velázquez

DOMINGO
¡Ay, Gutiérrez Barrios, te queremos!

Una mujer más fue asesinada en Veracruz. Fue la mañana del lunes 21 de mayo. En la sierra de Chicontepec. En una comunidad del municipio. Todavía peor: también mataron a su hijo de 9 años.
Al momento, ciento dos mujeres asesinadas en la era Cuitláhuac.
¡Ay, Fernando Gutiérrez Barrios, el hombre-leyenda, el policía político, el político policía, cuánta falta haces!
El 7 de diciembre del año 1986, apenas recién tomado posesión don Fernando como gobernador, en Huayacocotla, más adelantito de Chicontepec, el cacique Luis Rivera Mendoza y sus pistoleros, emboscaron y mataron a una familia.
Asesinaron al padre. Asesinaron a la madre. Y asesinaron a una bebé de dos años en brazos de su señora madre.
Y a los tres les dieron el tiro gracia.
Era el Veracruz heredado por Agustín Acosta Lagunes con su «Sonora Matancera», los carteles de entonces integrados por los caciques y sicarios.

LUNES
Caciques y sicarios, encarcelados

El 8 de diciembre de 1986, un día después, la policía de Gutiérrez Barrios y sus jefes policiacos, todos juntos, aparecieron en Huayacocotla.
Y en la noche habían detenido al cacique Luis Rivera Mendoza y a sus pistoleros.
Y de inmediato los trasladaron en un carro de redilas al penal de Pancho Viejo, custodiados, blindados, por las fuerzas policiacas.
Entonces, Gutiérrez Barrios endureció la mano firme.
Y detuvo a otros caciques.
Por ejemplo, a los hermanos Justo y Roberto Cabrera Sahagún, de Chicontepec.
Y a Cirilo Vázquez Lagunes, del sur de Veracruz, a quien Acosta Lagunes le tenía concesionados ocho municipios.
Y al penal de Allende.
El cacique de Córdoba, Toribio «El toro» Gargallo, puso «barbas a remojar» y «antes de que el gallo cantara tres veces» huyó de Veracruz y regresó cuando Dante Delgado Rannauro gobernaba Veracruz, Gutiérrez Barrios, secretario de Gobernación.
Y «El toro» fue emboscado en la carretera a Córdoba, muriendo en el fuego cruzado con la policía.
A los 40 días de gobernar Veracruz, Gutiérrez Barrios pacificó la tierra jarocha de norte a sur y de este a oeste.
¡Ay, Gutiérrez Barrios, que falta haces!

MARTES
Invencible equipo de Gutiérrez Barrios

En la sucesión de Acosta Lagunes a Gutiérrez Barrios, Miguel de la Madrid Hurtado presidente, existió un factor decisivo y que definiera el destino de Veracruz, como fue la inseguridad, la incertidumbre y la zozobra en el diario vivir.
La población estaba harta (igual que ahora, 2019) de la incertidumbre y la zozobra. La vida, prendida con alfileres. Todos los días, asesinatos, secuestrados, desaparecidos, feminicidios, infanticidios, secuestrados.
Por eso, de la dirección de Caminos y Puentes Federales, don Fernando pasó a la candidatura priista a gobernador.
Y a su lado traía a su equipo estelar de aquellos años en el poder pero desde la barandilla policiaca.
Su inicio como escolta con el presidente Miguel Alemán Valdés. Su ascenso como director Federal de Seguridad. El movimiento estudiantil del 68. La guerra sucia en los sexenios de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Alvarez y que va de los años de 1960 a 1970. La detención y liberación de los guerrileros cubanos con los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz y Ernesto «El che» Guevara. Colaborador de la Agencia Central de Inteligencia, la CIA.
Y a su lado, los grandes policías en la historia nacional. Luis de la Barreda Moreno y el tuxpeño Miguel Nazar Haro, los dos, también directores de la Federal de Seguridad.
Y el comandante Florentino Ventura, jefe de la Interpol en México y comandante de la Policía Judicial Federal.
Y el temible y temido agente de la Federal de Seguridad, Alberto Guadalupe Estrella Barrera.
Todos, metidos en la feroz persecución de la Liga 23 de septiembre, cuyos líderes colectivos fueron, entre otros, Gustavo Hirales, Ignacio Salas, ignacio Olivares y Salvador Corral.
Después, todos pacificando Veracruz, luego del sexenio de Agustín Acosta Lagunes cuando de igual manera, tuviera a otros policías implacables (Mario Arturo Acosta Chaparro y los hermanos Tarín Chávez) y quienes, destinos de la vida, terminaron ligados a los carteles.
Cierto, fueron acusados de atropellos, excesos y abusos a los derechos humanos, pero al mismo tiempo, con Gutiérrez Barrios restablecieron el paraíso perdido en la tierra jarocha, «la noche tibia y callada» de Agustín Lara.

MIÉRCOLES
En 40 días el paraíso terrenal

Cuarenta días bastaron para restablecer la tranquilidad y la paz, de cara al Golfo de México.
Que en menos de 24 horas detuvieron al cacique de Huayacocotla y pistoleros y los refundieron en el penal de Pacho Viejo, cierto, pero entonces, como ahora, se necesitaba una mano firme.
Que hubo atropellos en la captura de Cirilo Vázquez, cierto, pero de igual manera, necesarios, pues de Acayucan pa’lante, Veracruz vivía estremecido en medio del horror y el terror.
Que otros caciques con sus sicarios fueron internados en Pacho Viejo, cierto, pero solo así el mensaje político y social y policiaco de Gutiérrez Barrios alcanzó la plenitud, considerando, además, que un gobernador ha de inspirar miedo y temor… empezando por «los señores de horca y cuchillo».
¡Ay, Gutiérrez Barrios, te extrañamos! y hasta desearíamos un enlace espiritista contigo, tipo Francisco Ignacio Madero con Benito Juárez, para unos consejitos al sexenio de Morena en Veracruz.

JUEVES
Una mano firme

Nunca en aquel entonces, don Fernando fue acusado de abusos y excesos de sus policías estelares.
Por el contrario, la población multiplicó su respeto y admiración. Simple y llanamente, acabó con el mal. Restableció el Estado de Derecho ante el Estado Delincuencial que dominaba entonces, igual que ahora, igual que en el duartazgo, igual que en la yunicidad.
La misma mano firme que encarcelara a Joaquín Hernández Galicia, «La Quina», en el día número cuarenta de Carlos Salinas presidente.
La mano firme que nulificara «La Liga 23 de septiembre» que tanto convulsionó al México del siglo pasado.
La mano firme que rastreó y persiguió a Lucio Cabañas, el famoso profesor insurgente de Guerrero con Genaro Vázquez, y que secuestrara al candidato priista a gobernador, Rubén Figueroa Figueroa.
Nada de cuentos. Nada de chorizos periodísticos. Nada de promesas ni de venta de esperanzas y que tanto caracterizan al Veracruz de Morena.

VIERNES
Pequeñez de Morenistas

El ciudadano común que todos los días vive con sencillez pregunta las razones por las cuales con todo y Fuerza Civil y policías municipales y estatales y la Guardia Nacional, Veracruz sigue igual o peor que en el tiempo más siniestro y sórdido de la inseguridad con Javier Duarte.
Y es que, además, el discursito ese de que Cuitláhuac es un político honesto, honesto, honesto, que lanzara del palacio a los malandrines parece una burla social.
En Quintana Roo, por ejemplo, los hoteleros están alarmados. Anunciaron que cerrarían los hoteles en Cancún y Playa del Carmen durante un mes pues en este año han asesesinado a 288 personas cuando en Veracruz en los últimos 6 meses han ejecutado a 845 personas, entre ellas, 102 feminicidios y 36 niños.
Más los secuestros.
La gran figura pública y estatura política y policiaca de Gutiérrez Barrios exhibe la pequeñez de la elite gobernante de hoy en Veracruz.

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