Expediente 2019

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En la lona, salud pública

Luis Velázquez

Lo primero que llamó la atención desde su destape del doctor Roberto Ramos Alor como secretario de Salud fue su estatura. Más chiquito que Napoleón Bonaparte y más grandecito, quizá, que Joseph Goebbels, el súper ministro de Información de Adolfo Hitler, quien medía un metro.

Luego enseguida, desde entonces, y como siempre en su vida médica, incluso, cuando fuera director de un hospital público sureño al servicio de Miguel Ángel Yunes Linares, ¡vaya contradicción!, la bata que utiliza día y noche… hasta para dormir. Quizá así para imponerse.

Su barbita tipo León Trotsky, y que tanto sedujera a Frida Khalo, quizá le gana a su estatura y su batita. Parece una barbita de risa. Piochita le llamarían en el rancho a orilla del río Jamapa.

Claro, su foto aquella dando un besito a un chico derrumbó el trío de antecedentes características de su identidad y personalidad.

Y más, cuando el góber “tiró su espada en prenda” y lo defendió con ardor juvenil, solterón de 51 años, y que descolló más porque nunca el góber defendió, por ejemplo, a Zenyazen con su exitoso video en redes sociales como stripero.

Y con todo y su rafagueo en contra de los secretarios de Salud de Yunes Linares, Javier Duarte y Fidel Herrera (solo le faltó incluir al titular de la SS con Miguel Alemán Velasco), la que llamara crisis humanitaria de salud se está dando en su tiempo y lo ha dejado atónito, mejor dicho, con un zipper en su boca.

La detalla el politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica:

Uno: Mientras el día del niño, unos niños se intoxicaron con pozole en Guerrero y luego luego aparecieron el gobernador y su secretario de Salud, con los niños intoxicados con un pastel en Zongolica, nunca apareció el góber jarocho. Y Ramos Alor apareció hasta las diez de la noche del día fatídico luego de las presiones de la prensa local.

Más rápido apareció y reaccionó la todavía presidenta del CDE del PRI, Lilian Zepahua, facilitando el número suficiente de autobuses de “Las Adelitas”, propiedad de su padre, el cacique Mario Zepahua, para el traslado de los niños a la clínica más cercana.

Y más, porque en resto del país se celebró de manera oficial el llamado “Día del niño”, menos aquí, en Veracruz, quizá y como argumentara Zenyazen sobre el desfile cancelado del 5 de mayo, para ahorrar.

Y es que el día del niño, el góber prefirió ir, primero, a Camarón donde pidió disculpas al ejército francés invasor, y luego a la Ciudad de México para la cumbre con la CONAGO, Conferencia Nacional de Gobernadores.

Nadie en Veracruz cuidó el frente infantil. Y está bien sea solterón, pero ni el DIF, vaya. La austeridad republicana, claro.

PLANTÓN DE NIÑOS CON CÁNCER

Dos. De la noche a la mañana, así nomás, y en nombre de MORENA convertida en gobierno, el Seguro Popular fue cancelado. Y en contraparte, las familias antes beneficiadas, en la angustia médica y social. Incluso, si el paciente tiene el IMSS o el Issste, en una emergencia lo atienden. De lo contrario, la bendición de Morena y que le vaya bien.

Tres. El abasto de medicinas ha entrado en crisis. Por ejemplo, el IMSS está surtiendo al ISSSTE, con riesgo de graves problemas, tantos que ya de por sí se amontonan.

Cuatro. Los niños con cáncer y los enfermos de VIH organizando marchas y plantones, incluso, frente al palacio de gobierno de Xalapa. No hay medicinas.

Cinco. El recorte en los Centros de Salud oscila entre el 30 y el 60 por ciento. En las zonas rurales y urbanas, por ejemplo, los enfermos (”Por el bien de México primero los pobres”, ajá) en la peor circunstancia de su vida. Ellos, igual que en el IMSSS y el ISSSTE, han de comprar sus medicinas.

Seis. Tanto se ha recrudecido la crisis humanitaria de salud que los hospitales públicos están dando simples citas con doctores para el año 2020.

Siete. Las enfermedades se están agudizando. Todavía peor si se considera el siguiente hecho: las puertas abiertas del país para los migrantes internacionales. Ahora, de África. Entrada masiva de africanos.

Pero…, sin un cerco sanitario cuando los africanos son víctimas de enfermedades históricas como, entre otros, la malaria, la fiebre amarilla y el ébola.

MÁQUINA DE RESENTIMIENTO SOCIAL

Por fortuna, dice el maestro en Ciencias Políticas, doctor en Sociología, Carlos Ronzón, el secretario de Salud tiene a su pareja trabajando en la oficina y puntual, le sirve el cafecito.

Además, de su parentela expuesta en la cancha pública del nepotismo, uno de los peores males priistas y panistas condenados por AMLO en sus conferencias mañanera de prensa.

Así, nada importa que los programas sociales estén tardando demasiado en aterrizar a los pobres, pues el titular de la SS es feliz, viviendo a plenitud su libertad.

El riesgo es que en la población está fermentado una máquina de resentimiento y odio social, multiplicando cuando va al mercado popular y el kilo de cebolla vale 40 pesos y el kilo de aguacate

70 pesos, y ni estirando el billete puede lograrse el milagro de la multiplicación de los peces y los panes.

Gracias al chamán que el góber tuvo la ocurrencia genial de regalar, dijo, trescientos caballos a los vecinos de Minatitlán para confortar el corazón humano en la inseguridad, la incertidumbre y la zozobra, pero dada la crisis de salud y de la economía contraída, una de dos, venden los caballos o se los comen…