•Entre AMLO y Cuitláhuac

•Ni a los talones le llega

•Veracruz, cuna de la 4T

Luis Velázquez

UNO. Entre AMLO y Cuitláhuac

El ejercicio del poder público en el tiempo de MORENA es así:

En tanto AMLO convirtió Los Pinos, la residencia presidencial desde el presidente Lázaro Cárdenas del Río, en museo, dicen que el más grande e importante de América Latina, el gobernador de Veracruz tarda demasiado en aterrizar el proyecto obradorista.

Por ejemplo:

La mansión de Javier Duarte en Tlacotalpan, embargada por su antecesor, bien pudiera convertirse en el Museo de la Corrupción Priista y Panista.

La casita que Duarte obsequiara a una de sus barbies en el Frac. Costa de Oro, Salmón 281, en Boca del Río, pudiera habilitarse como casa de huéspedes del Instituto de la Cultura, IVEC, para, quizá, ahorrar centavitos con el pago de hoteles a los artistas invitados.

El rancho “El faunito”, en Fortín, expropiado a Duarte pues fue adquirido con recursos oficiales, bien pudiera venderse para proveerse de fondos públicos ahora cuando más que la austeridad republicana, el país anda, por decreto, metido en la pobreza franciscana.

El rancho “Las Mesas”, en el Valle de México, y cuyo destino social se ignora, podría someterse a venta para avenirse de más recursos.

O en todo caso, concesionarse al gobierno federal como campo de adiestramiento para la Guardia Nacional.

DOS. La cuna de la Cuarta Transformación

La casa en Tres Valles donde naciera el padre de AMLO pudiera remodelarse y declararse el centro de capacitación ideológica de MORENA en la Cuenca del Papaloapan.

El hospital de Isla donde falleciera la señora madre de AMLO en el siglo pasado, bien pudiera la secretaría de Salud rehabilitarlo para enaltecer el servicio social a “los pobres entre los pobres”… en vez de seguir lanzando cacayacas contra sus antecesores sin interponer denuncia penal.

Así como los niños jarochos de excelencia educativa son premiados con la “Ruta de la Independencia”, el gobierno de Veracruz haría una contribución a la formación cívica de la niñez creando la caminata de “la honestidad valiente” y que incluiría el recorrido de AMLO por Veracruz cuando en el siglo pasado encabezaba las marchas de indígenas y campesinos desde Villahermosa, Tabasco, a la Ciudad de México, en contra de Pemex.

Incluso, los parques públicos donde solían pernoctar las huestes obradoristas (los zócalos de Coatzacoalcos y Veracruz, los más socorridos) serían declarados “La cuna de la Cuarta Transformación”, 4T.

TRES. Cables fundidos en Veracruz

AMLO fue coordinador general de la campaña política electoral de Heberto Castillo Martínez a gobernador de Veracruz.

Aquel peregrinaje por la vida democrática local podría integrarse como “La caminata de la independencia” tipo Miguel Hidalgo de Guanajuato a la Ciudad de México, con lo que se homenajearía tanto a López Obrador como a Heberto Castillo.

Y si nos apuran poquito, entonces, en la ruta de la Independencia local se anexaría el recorrido electoral de la profe Gloria Sánchez, senadora de la república, la primera candidata de la izquierda a gobernadora en el siglo pasado.

Y más, porque tanto Heberto como Gloria Sánchez precedieron a Cuitláhuac en la misma lucha electoral abriendo brecha en el surco para el triunfo en las urnas el primero de julio del año 2018.

AMLO vive obsesionado con cambiar la vida pública. Está sentando las bases en todo y con todo, incluso con las tronantes conferencias de prensa mañaneras. Y más, abriéndose a la polémica como el caso la semana anterior con el periodista Jorge Ramos, ex novio de Ana de la Reguera.

Pero en Veracruz, las campanas ni repican ni parece que repicarán. Andan en otra onda.