sábado, mayo 18, 2024

Barandal

•Desencanto social

•Hubo muchas expectativas

•La tuitorreada plena

Luis Velázquez

ESCALERAS: Una frase populachera define los 4 meses y medio del gobierno de MORENA en Veracruz: “Vendrán tiempos bonitos”. La dijo el jefe del Poder Ejecutivo. En el duartazgo, la frase era “Aquí no pasa nada”. Fernando López Arias tenía otra frase: “Contra Veracruz nunca tendremos razón”.

La frase define la relación cariñosa en la república amorosa del gobernador de AMLO en la tierra jarocha. Y ha de esperarse que de continuar así, la relación de amor se convertirá en una relación de cólera y rencor social, incluso, hasta de odio.

PASAMANOS: Está claro: los 8 millones de habitantes de Veracruz, de los cuales 6 están atrapados entre la espada de la miseria y la espada de la pobreza, llegaron pronto al desencanto social.

Por una sola realidad: la expectativa en la calidad de vida levantada por AMLO y su candidato a gobernador fue demasiada.

Ahora, la ruleta rusa se está revirtiendo.

Y más, por la inquietante verborrea y que en el caso, y como el instrumento de comunicación es la tuitorreada, la repetición inacabable de estar machacando con lo mismo, en tanto, y por ejemplo, el saldo de la muerte es altísimo.

CORREDORES: Tan es así que, por ejemplo, el ejercicio del poder y la tarea de gobernar parece una bufonesca actitud del góber.

La duda, entonces, es buscar una estrategia, un método, una filosofía de vida para, digamos, soportar los 6 años que, se entiende, durará la Cuitlamanía en el palacio de Xalapa, a menos, claro, que en el año 2021 cuando sea lanzado la revocación de mandato el voto sea en contra, y ni hablar, a tono con la voluntad democrática del presidente tabasqueño, “las barbas se pongan a remojar” y el góber deba renunciar.

BALCONES: Hay veces en que la tuitorreada del góber parece “una avalancha de tonterías que seguirá lanzando a diario desde su medio de información personal como su “Regeneración” privada, su red social twitter” (John Carlin, El País, a propósito de Donald Trum).

Una opción sería, es, por ejemplo, seguir leyendo las tuitorreadas del jefe máximo de MORENA en Veracruz para reírse, pitorrearse, echar relajo y hasta desmadre en un pueblo de cara al mar, el

Golfo de México, que tanto influye en el carácter y el temperamento de la gente, y cuya fama simbólica encarna el pueblo de Alvarado.

Otra, sin embargo, para los más serios sería quizá y de plano la misma decisión de de Mario Vargas Llosas de bloquear por completo las tuitorreadas del góber y allá que siga refocilándose en su lista de seguidores y que, con todo y considerarse el político más poderoso de Veracruz nunca alcanzaría los millones de fans de cualquiera de las hermanitas Kardashian.

PASILLOS: Desde luego, sería muy saludable para las neuronas de cada ciudadano abandonar poco a poco el Twitter ligado al góber hasta dejar a Cuitláhuac solito, como un loquito en la colina, en la cancha cibernética, de tal forma que solo, digamos, su gabinete legal y quizá ampliado integraran su red comunicativa y que se volvería comunitaria, una aldea.

De ser así crearían un mundo color de rosa como la pandilla de Tobby y sus amigos, pero en contraparte, la población alcanzaría la felicidad total al dejar de seguirse exponiendo a la humillación de retuiteo oficial donde, por un lado, Veracruz chorrea sangre y continúa en la miseria, la pobreza y la jodidez, y por el otro, repiten como el anacoreta de Alto Lucero de Paquita la del barrio, que pronto, muy pronto, “vendrán tiempos bonitos”.

¡Ay, Javier Duarte, te extrañamos, pues cuando menos tú comías frutsis!

VENTANAS: “Twitter era una especie de plaza virtual en la que se reunía todo el mundo a intercambiar noticias u opiniones”.

Pero, bueno, nadie imaginó la transformación que tendría y “ha acabado como un bar del salvaje oeste en el que se imponen los pistoleros más gritones, más ignorantes y más maleducados” (John Carlin).

Y más, cuando una figura pública, como el góber jarocho, digamos, cae en lo que los teóricos llaman la tuitorreada, “un circo de pésimo gusto, un grotesco reality show”.

Además, creyendo que su palabra es sagrada, parteaguas en la vida pública, homilía política en el Internet que la mitad de la población y la otra mitad cree a ciegas, convencida de la fuerza telúrica de la verdad.

PUERTAS: Poca seriedad hay en el góber pintando un mundo edulcorante. Y más, alejado de la realidad real. El Veracruz donde uno de cada 3 jefes de familia llevan el itacate y la torta a casa con el ingresito del changarro en la vía pública. Y en donde medio millón de habitantes solo hacen dos comidas al día y mal comidas.

Y en donde, lo peor, nadie tiene segura la vida. Y la vida diaria está colgada de alfileres, expuesta a un secuestro, una desaparición y un asesinato con todo y pagar el rescate millonario.

Y más, cuando el mismo secretario General de Gobierno acepta (ni modo, fue la única salida) que hay policías suspendidos acusados de desaparición forzada y ejecuciones extrajudiciales, el mismo Veracruz sórdido y siniestro de Javier Duarte y su equipo de seguridad.

CERRADURAS: Por eso, la única salida fiable y confiable que nos resta es aguantar los 5 años y medio de Cuitláhuac “con las mentes más o menos sanas a través de la risa”, el sentido del humor y el pitorreo… con sus díceres tuitorreros.

Por fortuna, un grupo de chairos se han desencantado y le están llevando el conteo de las veces que desde el primero de diciembre del año anterior utilizó su frase célebre de que “vendrán tiempos bonitos, muy bonitos” para cuando llegue a las 500 representaciones le regalen un pastel con 500 velitas y todos felices a celebrar la fiesta colectiva.

La risa, decía la propaganda en el siglo pasado, es “la medicina del alma”, con todo y que a Garrick la tristeza y la melancolía lo hundieron en el abismo fatídico.

Los chairos, por ejemplo, circulan entre ellos el siguiente meme:

Un perro ladra a un niño. El niño le pregunta a su dueño:

–¿Cómo se llama?

–Cuitláhuac

–¿Muerde?

–No te preocupes. No hace nada.

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