viernes, abril 26, 2024

Barandal

•Que hablen contra AMLO…

•Que predica desde el púlpito…

•Liderazgo, fuera de duda

Luis Velázquez

ESCALERAS: Hay cositas con AMLO que a primera vista resulta difícil entender y comprender. Por ejemplo:

Uno. Arrasó el primero de julio del año anterior. Desde hace casi 90 años, es el primer presidente de la izquierda en el trono imperial y faraónico, silla embrujada le llamaba Eufemio Zapata, el hermano de Emiliano, “El caudillo del sur”.

Dos. Es el presidente con el más alto liderazgo político, social y moral de un montón de sexenios, navegando con vientos favorables.

Nadie duda de su vocación democrática. Tampoco de sus principios y valores. Menos de la firmeza en su filosofía política y social y en su ideario republicano.

Unos de sus héroes lo confirmaría. Francisco Ignacio Madero con el “Sufragio Efectivo. No reelección”.

Tres. Entonces, ninguna razón parece existir de peso y de fondo para que suscriba un acuerdo, un pacto con la población, un compromiso, de que nunca, jamás, en el año 2024 buscará la reelección.

Y más, cuando ha quedado aprobada su iniciativa de ley sobre la revocación del mandato en el año 2021, la mitad del sexenio.

Y cuatro. Si los adversarios, los opositores y los radicales, cacarean en el carril político, legislativo y mediático que al paso que va está buscando la reelección, y por eso AMLO suscribe el acuerdo, caray, confiere grandeza política a sus enemigos y achica ante ellos.

Allá ellos, ardidos, que sigan hablando.

Más aún:

Todos ellos están por debajo de los grandes pendientes sociales, económicos, educativos, de salud, de seguridad y de justicia y de desarrollo humano con que hundieron al país, priistas y panistas.

Y por eso, en un país donde 6 de cada 10 mexicanos están atrapados y sin salida en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre, gastar energía en desmentir a sus francotiradores resulta innecesario.

PASAMANOS: Cierto. Hay otras cositas de AMLO que confunden.

Por ejemplo: en la mayor parte de las ocasiones en su rueda de prensa mañanera parece estar en el púlpito y predicar la homilía en vez de expresar el discurso presidencial.

Pareciera más el Abad de la Basílica de Guadalupe que el presidente de la república.

Y más, cuando a cada rato replica “no mentir, no robar, no matar”, etcétera, parte de los Diez Mandamientos.

Pero, bueno, se explicaría, digamos, a partir de que cada presidente, como afirmaba don Daniel Cosío Villegas, tiene su estilo personal de ejercer el poder y gobernar de acuerdo con su formación familiar y política y moral y ética, caso, su libro clásico sobre Luis Echeverría Álvarez.

Y ni hablar, así como Francisco Ignacio Madero y Plutarco Elías Calles creían en los médiums que consultaban…

Y como con José López Portillo, los Uri Geller, aquel mago que doblaba los cuchillos con la simple mirada era el profeta sexenal…

Y así como con Vicente Fox Quesada, Los Pinos estuvo socorrido por los brujos y chamanes llevados por su esposa…

Y así como con Enrique Peña Nieto, la plenitud del poder se alcanzó con una estrellita del Canal de las estrellas…

Ahora, el tiempo es de AMLO, el político que, todo indica, profesa y vive su religión, y que derecho pleno tiene a gobernar de acuerdo con su filosofía democrática, social y política, pero también religiosa.

Con todo, hace más de dos mil años el mundo conoció los Diez Mandamientos y todos, sin excepción, son ultrajados todos los días y todas las noches.

CORREDORES: Desde la primera rueda de prensa mañanera hasta la última, el presidente de la república la ha pasado descalificando a sus antecesores.

La población electoral, sin embargo, se está hartando de escuchar tantos y tantos latrocinios porque, además, ya lo sabe, está consciente, no lo olvida, y por eso mismo sufragó en contra del PRI y el PAN el primero de julio del año anterior.

Claro, pudiera entenderse que el presidente y el gabinete legal y ampliado siguen escarbando las pillerías para encabritar más a la población de cara, digamos, hacia el año 2021 con la elección de diputados federales y locales y presidentes municipales y gobernadores, la más cercana, en Puebla.

Pero, caray, todo tiene un límite y un tiempo social y moral. Y cuando todos los días, un día tras otro, y por todos los lados de las secretarías del gabinete federal tiran más gasolina al fuego, la gente se harta.

En vez de continuar descalificando a los antecesores presidenciales, quizá, y en todo caso, más efectivo interponer las denuncias documentadas, más “que con los pelos de la burra en la mano, la burra completa” para que en automático proceda la Fiscalía General de la República.

Ni hablar, es el estilo personal de ejercer el poder. El mismo estilo que durante 18 años, o más, ha repetido AMLO con sus caminatas con indígenas y campesinos de Villahermosa, Tabasco, a la Ciudad de México, arremetiendo contra Pemex.

Y así, en la larga y extensa travesía la vida le ha funcionado. Y así, tal cual, llegó al poder presidencial. Y por añadidura, pensará que así ha de ser.

De cualquier manera, comer faisán todos los días también empacha… así los políticos corruptos lo tengan harto y le colmaran el plato.

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