sábado, abril 20, 2024

Expediente 2019

Guerra sucia… y son de MORENA
Luis Velázquez

16 de febrero de 2019

La denuncia del diputado local de Morena, Magdaleno Rosales Torres, enfureció a la Cuitlamanía. Incluso, les hizo perder el piso. Al día siguiente «mostraron el diente» y lanzaron en las anónimas redes sociales una foto donde posa desnudo, quizá, acaso, para un amor prohibido, y/o en todo caso, y según la tónica de las redes sociales, un photoshop, montaje le llamó el gobernador cuando la foto de «El besucón» secretario de Salud.
Todo fue a partir de asegurar en rueda de prensa en su tierra, Medellín, allí donde los policías municipales suelen asesinar a reporteros por órdenes del alcalde, que el presidente de la Junta de Coordinación Política de la LXV Legislatura, el antiguo vendedor de automóviles en el sur de Veracruz, Juan Javier Gómez Cazarín, «es un pelele» del secretario General de Gobierno.
Pero, bueno, su declaratoria, valiente, firme, desusual, insólita, jamás esperada, es como si apretara el botón nuclear porque fue más apocalíptica, furiosa y rápida, que lo imaginado.
Uno. Dijo, por ejemplo, que el secretario de Gobierno tiene «metidas las narices en el Congreso» para destituir al Fiscal Jorge Wínckler.
Y, bueno, en la percepción social es que Éric Patrocinio Cisneros Burgos tiene metido en el caso del Fiscal, más que las narices, el cuerpo completo, más de ciento veinte kilos.
Dos. Dijo que en el caso de las propuestas del gobernador para nombrar a los magistrados del Tribunal Superior de Justicia a la bancada de MORENA «tampoco les daban los votos» dada la ineficacia de Gómez Cazarín y su ventrílocuo.
Tres. Dijo que Gómez Cazarín es un mentiroso porque engañó al gobernador diciéndole que tenían los votos suficientes para tumbar al Fiscal.
Cuatro. Reveló que algunos secretarios del gabinete estatal tratan con desdén y menosprecio a unos diputados locales, como el caso del profesor Zenyazen Escobar, secretario de Educación debido a sus méritos en la batalla stripera en el centro de Veracruz.
Y cinco. Aseguró que el gabinete legal de la Cuitlamanía «hay diputados de primera y segunda».
Y, bueno, con tanto rafagueo, el gobierno de Veracruz reaccionó igual, igualito que en la guerra sucia del siglo pasado, tiempo de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, filtrando en las anónimas redes sociales su foto donde aparece «como Diosito lo trajo al mundo».
Desnudo, ni siquiera, vaya, con una hoja de parra como el padre Adán y la madre Eva.

RUDEZA INNECESARIA

Magdaleno Rosales es el primero de los diputados locales de MORENA sublevados al nuevo sistema político de la izquierda encarnado en Veracruz por el gobernador, anexos y conexos.
Y para que el resto de los legisladores de izquierda aprendan, pero también, los diputados de oposición, y de paso, los críticos, los enemigos, los adversarios, los incómodos y los indeseables a la Cuitlamanía, los señores en el poder ya «mostraron el diente».
En vez del diálogo, el tolete y la macana.
En lugar de la negociación, la guerra sucia.
En vez de las coincidencias en las diferencias, la presión política, las amenazas, la intimidación y el acoso.
Y si te pones rejego, entonces, ni modo, en nombre de las instituciones y en nombre de la república amorosa y en nombre de la Cuarta Transformación, el manotazo.
Y un manotazo que bien puede reproducir el tiempo priista, cuando, y por ejemplo, los disidentes aparecían colgados de un árbol a orilla del camino…
O sus cadáveres flotando en las aguas negras de la ciudad…
O decapitados y descuartizados en la vía pública…
O desaparecidos para siempre como en la guerra sucia de América Latina cuando tiraban a las inconformes desde un avión en el centro de un mar infestado de tiburones.
Nadie quisiera que al diputado Magdaleno Rosales le diera un ataque de caspa, pero desde cuando el martes 12 de febrero su foto desnuda circulara en las redes sociales habrá tomado las precauciones necesarias antes, mucho antes de volverse un cadáver flotando en el río Jamapa camino a la desembocadura en el Golfo de México.

EL VERDADERO ROSTRO DEL GOBERNADOR

Magdaleno Rosales también dijo que el Fiscal «Jorge Wínckler estará a las risas de nosotros», y, bueno, eso vale.
También reveló que la JUCOPO «envía los oficios de las iniciativas de ley para ser votadas dos horas antes cuando el plazo mínimo es de 40 horas», y eso, de igual manera, vale.
Pero…
Pero también puso los acentos a las íes cuando aseguró que «en la LXV Legislatura hay un estado de ingobernabilidad».
Es decir, los operadores de MORENA, tanto Juan Javier Gómez Cazarín como el diputado presidente de la Mesa Directiva, José Manuel Pozos Castro, han fallado. Están fallando. No pueden. Llegaron al principio de Peter. Les falta experiencia y mañas, y capacidad de diálogo y negociación, con todo y tener el billete en la mano.
La soberbia, por ejemplo, los está aniquilando, pues han creado diputados de primera y de segunda y de tercera, etcétera.
Por eso es que su rueda de prensa generó tanto escozor y tanta rabia y tanto odio y tanta sed de venganza de la Cuitlamanía.
Era de esperarse.
Si rafagueó al titular de la Jucopo se debe, entre otras cositas, a que antes de llegar a la curul y a la investidura con que lo favoreció el stripero Zenyazen Escobar, secretario de Educación, vendía automóviles y es tanto como nombrar a un hijo director general de la empresa o subsecretario de Finanzas y Planeación sin el fogueo necesario ni menos, la experiencia consabida.
Y más porque el simple servilismo, tipo Gómez Cazarín, es insuficiente para dialogar, negociar, pactar y lograr acuerdos, y si el titular de la JUCOPO cree que con la macana y el tolete se puede ¡cuánto daño está causando a la Cuitlamanía!
Y, claro, a AMLO, el presidente, y a MORENA, porque en el año 2021 habrá elecciones de diputados locales y federales y de presidentes municipales en Veracruz y en las urnas la población electoral se desquitará.
Si de aquí en adelante, Magdaleno Rosales Torre o su familia sufren un ataque de caspa el primero sospechoso será Gómez Cazarín.
Y si el gobernador lo mantiene en el cargo, «en el pecado llevará la penitencia», pues está arriesgando el gran proyecto político y social tantos años acariciado de Andrés Manuel López Obrador.
Por ahora, la Cuitlamanía podrá intimidar, acosar, reprimir y vengarse contra los insurrectos pues tiene el aparato gubernamental de su lado, pero en las urnas es otro cantar.

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